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domingo, 26 de julio de 2015

REFLEXIÓN PARA EL DÍA DE HOY


DOMINGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO  “B”

INTRODUCCIÓN: Un pan que nunca se termina, que alcanza a todos; unos peces que pasan de mano a mano, y todo el mundo toma cuanto quiere. ¿Qué historia más sorprendente! Y al mismo tiempo, que historia más sugerente, que historia más expresiva de LO QUE DESAERÍAMOS QUE SIEMPRE SUCEDIERA: Que nosotros y todo el mundo, pudiera tener siempre lo que necesita, lo que anhela y lo que lo hace feliz.

EXPLICACIÓN: Sin duda esta historia nos ofrece enseñanzas útiles para nuestra vida. Aquella multitud seguía a Jesús porque habían visto los signos que hacia. Se sentían impresionados por su palabra y por sus obras. Esperaban mucho de Él y no lo dejaban.

Jesús  se dispone a hablarles, para hacerles ver que todo lo que él hace es signo de que está llegando el Reino de Dios, pero antes se da cuenta de que toda aquella gente no había comido.

EL GESTO PROFÉTICO: Jesús toma la iniciativa. Toma los panes, hace un gesto, hace el milagro. Es Jesús quien reparte, respetando la libertad de aceptar o no lo que se da. “Todo  lo que quisieron”

¿Qué quiere significar Jesús con este gesto? Jesús quiere significar con él SU VIDA de ahora y de después. Es un gesto profético: JESÚS ANTICIPA LO QUE DESPUÉS HARÁ: ENTREGARSE. El se repartirá como el pan de cebada,  el pan de los pobres. Jesús es ese pan de los pobres. Jesús repartiéndolo se da a sí mismo, se entrega por amor.

Este gesto, pues, anticipa su entrega por amor: Aquí hay una experiencia de gratuidad: que si uno se da por poca cosa que sea (no es necesario ser  importante…) genera una dinámica imparable de comunión, pues ya no sumamos, sino que multiplicamos.

COMPARTIR. Un segundo aspecto de este signo de Jesús alimentando a la multitud es fundamentalmente EL COMPARTIR LO QUE SE ES, AUNQUE SEA (MOS) POCA COSA. Sólo un muchacho tenia cinco panes de cebada y un par de peces. Pero esa pobreza, poca cosa compartida, se convierte en alimento para miles de personas y aún sobra. Efectivamente la disposición de seguir a Jesucristo, debe ir unida con una disposición de compartir lo que se es y lo que se tiene. No valen seguimientos egoístas. No valen excusas. LO PRIMERO ES COMPARTIR, aunque se tenga poco. Sólo el hombre abierto a los demás, dispuesto a compartir su vida puede abrirse y participar de la vida, de la riqueza de vida que aporta Jesucristo y viceversa.

CONCLUSIONES: Jesús  por su generosidad ha satisfecho nuestro apetito… Que todas las personas puedan satisfacer sus necesidades… por nosotros. La vida cristiana es una corriente, una multiplicación, una comunión.

La Eucaristía que ahora celebramos es expresión de este gesto profético de Jesús: Partir el pan para repartirse Él mismo. Jesús se da con generosidad; por eso con la fracción del pan, significamos que todos los hombres estamos llamados a la comunión, a una distribución solidaria de los panes que poseemos.

sábado, 25 de julio de 2015


SANTIAGO A., DÍA DE PRECEPTO.

 

MISAS EN S. PABLO:

 -DÍA 24, VIERNES, A LAS 20 HORAS.


-DÍA 25, SÁBADO, A LAS 2O HORAS.

HOMILIA DE DON MANUEL PARA EL DÍA DE HOY


SOLEMNIDAD DEL APOSTOL SANTIAGO: NOVENA


         Mis queridos hermanos y hermanas: Me alegro de saludaros a todos… La Divina Providencia me concede hoy la gracia de poder celebrar la Eucaristía, en el último día de Novena en honor a la Virgen Ntra. Sra. del Carmen, en la Solemnidad del Apóstol Santiago, Patrono de España…

         Celebrar la Solemnidad de Santiago Apóstol es siempre motivo de alegría. Es celebrar las raíces de nuestra fe. Y hoy, al hacer memoria del martirio y testimonio de Santiago, nos sentimos llamados a reafirmar y testimoniar esa fe que La Virgen y los apóstoles nos han trasmitido y que nos salva.

         Seguro que la Virgen Maria, que oraba con los doce en la espera de recibir el Espíritu Santo, alentó la misión que les encomendó su Hijo: “Seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria y hasta los confines de la tierra”. Ella sigue sosteniendo la obra de la Evangelización en la Iglesia; por eso la invocamos como Reina de los Apóstoles de antes, de ahora y de siempre.

          Nada nos dice el Nuevo Testamento acerca de María como misionera o testigo de Jesús en el mundo a través  de la comunicación oral. Se nos trasmiten discursos e intervenciones de varios apóstoles; sin embargo María sigue en su fiel y profundo silencio.

          A pesar de ello, la Iglesia la invoca y la celebra como Reina de los Apóstoles y origen del apostolado, pues nadie como ella ejerció el servicio de dar a Cristo al mundo. Además nos consta la importancia que tuvo María  en el suceso de Pentecostés que habilitó a los apóstoles para propagar el mensaje de Cristo.

 

          En este sentido, la Iglesia ha contemplado siempre  a María es como un recipiente lleno de Dios, siempre vertido, pero siempre lleno. Si la evangelización es, como dice San Pablo, dar gratuitamente lo que gratuitamente recibimos, con toda razón a la Virgen María la podemos llamar Reina de los apóstoles y evangelizadores.

          Dio a Jesús en Belén a los pastores y a los magos. Lo dio en casa de Isabel “para visitar y redimir a su pueblo”. Y lo volvió a entregar con más fuerza y sentido al pie de la cruz, en una comunión eclesial de amor, de dolor y de sangre. No le fue necesaria la elocuencia verbal. Ella fue pura ofrenda de Jesús a los hombres a través del don de la generosidad con que el Espíritu Santo la había inundado.

         María es como un recipiente lleno del Espíritu Santo. Por medio de la Encarnación, el Espíritu produce en ella la comunión entre la humanidad y Dios. Y antes había sido preparada para esta misión “plasmada por el Espíritu Santo y hecha una nueva criatura” (L. G. 56).

 

          Ahora en Pentecostés se está fraguando la Iglesia misionera con la central presencia de María en medio de los Apóstoles. Nuevamente María va a ser la puerta abierta por la que Dios sale de sí, del pequeño grupo, y se hace apostólica y universal.

          Sí, María es un recipiente lleno de los frutos del Espíritu Santo. Y precisamente en ello estriba su peculiar modo  de ser apóstol y de evangelizar.

          ¿Quién mejor que la Virgen gozosa del Magnificat, amorosa de Belén, paciente de la huida a Egipto, fiel y dominadora de sí en el Calvario, ha predicado las bienaventuranzas de Jesús? María no habla, pero testimonia, porque es una transparencia de Dios en medio de la Iglesia. Es apóstol por la llama interior que la consume y que nos ilumina. La esposa del Espíritu Santo es evangelizadora orando sin cesar, confiando en el Señor y dando continuas gracias por sus dones.

          “Jamás llegaremos a vivir el nuevo y esperado pentecostés de la Iglesia si no unimos nuestra fe y nuestra esperanza a las de María, la Reina de los Apóstoles. Si la Iglesia da a María la honra y el puesto que le corresponden, se convertirá de veras en casa de oración, fuente de alegría para todos los pueblos y aprenderá a orar cada vez más a Dios en espíritu y en verdad” (B, Haring)

          Hermosa pues la lección testimonial de María y del Apóstol Santiago para todos nosotros cristianos del siglo XXI. Como ellos hemos recibido el don del Espíritu Santo para dar a Cristo y su Evangelio al mundo. De todos, pues, es la tarea  de la educación cristiana de los niños, todos debemos esforzarnos por acoger e integrar a los jóvenes en un proyecto evangélico de Parroquia, a todos nos corresponde amar a los pobres, velar por los ancianos, hacer un mundo más humano y mas fraterno.

          Que la Virgen del Carmen y Santiago Apóstol nos ayuden a seguir llevando a Jesucristo y su Evangelio a todo hombre o mujer que se cruce en nuestra vida. Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.

IMPOSICIÓN DE ESCAPULARIOS DE LA VIRGEN DEL CARMEN A LOS NUEVOS HERMANOS



martes, 21 de julio de 2015

Con gran tristeza tenemos que comunicar que en el día de hoy ha fallecido D. José Salcedo, Hermano Mayor de la Cofradía de la Virgen del Carmen de nuestra parroquia.
Pepe ya estará en los brazos de su amantisima Madre, un gran abrazo para la familia y los amigos.
DEP

jueves, 16 de julio de 2015

FIESTA DE LA VIRGEN DEL CARMEN



Cuatro nuevos nombramientos de sacerdotes
El Sr. Obispo ha efectuado los siguientes nombramientos:
D. Antonio Lozano Marín es nombrado Párroco de Santiago Apóstol, de Santiago de la Espada y Administrador Parroquial de Santa Isabel, de Miller.
D. Manuel Galiano Marín es nombrado Capellán del Monasterio de Santa María Magdalena, de MM. Agustinas Recoletas, de Baeza
D. Joaquín Rafael Robles es nombrado Administrador Parroquial de la Asunción de Ntra. Sra., del Donadío.
D. Jesús Delgado Vílchez es nombrado Párroco de San José, de Torreblascopedro y Administrador Parroquial de la Asunción de Ntra. Sra. de Campillo del Río y de Ntra. Sra. del Pilar, de Guadalimar
 EN EL DÍA DE HOY, NUESTRO PÁRROCO, HA SIDO INTERVENIDO QUIRURGICAMENTE.
SU ESTADO ES BUENO Y PRONTO ESTARÁ EN CASA.
REZAMOS POR SU PRONTA RECUPERACIÓN.

SERENATA A LA VIRGEN DEL CARMEN



Anoche, al comienzo del día de la Virgen del Carmen, tuvo lugar la tradicional serenata a la Virgen, en esta ocasión con el Coro Cantaré y de Francisco Lázaro Perales al piano.

lunes, 13 de julio de 2015


“LA PRUDENCIA, GUÍA EXPERTA PARA EL CAMINO”

 

          Con motivo de la Fiesta de San Cristóbal, patrono de los conductores, la Iglesia Española por medio del Departamento de la Pastoral de la Carretera, dirige un saludo y un mensaje  a todas las personas cuya vida y actividad están relacionadas con la carretera: camioneros, transportistas, taxistas, conductores de autobuses, de autocares, de ambulancias, bomberos, guardia civil, policía de tráfico y Cofradías de San Cristóbal.

 

          Este año el mensaje se centra en el lema “La prudencia, guía experta para el camino”. La prudencia es una de las cuatro virtudes cardinales, y muy útil para que nos dejemos guiar por ella a la hora de usar la vía pública como peatón o conductor.   

          El Concilio Vaticano II la definió así: “La prudencia es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo”.

          La prudencia dice Santo Tomás, es la “regla recta de la acción”. La prudencia es esencial a la hora de tomar un volante entre nuestras manos, para que el viaje empiece y termine bien.

          La sabiduría popular nos ha dejado muchos refranes referidos al uso de la prudencia a la hora de conducir y que repetimos con frecuencia: “lo importante es llegar”, “más vale tarde que nunca”, “las prisas para nada son buenas”, “vísteme despacio, que tengo prisa”, “dar tiempo al tiempo”…

 

          En el V centenario de Santa Teresa de Jesús, que tanto sabía de caminos, decía “El que no deja de andar e ir adelante, aunque tarde, llega”. O lo que es lo mismo, que las prisas no nos llevan a ninguna parte, lo importante es llegar.

 

          Refiriéndose a Santa Teresa, como “mujer inquieta y andariega”, dice el Papa Francisco: “La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida y de su obra”. Ella entendió su vida como camino de perfección por el que Dios conduce al hombre, morada tras morada, hasta Él y, al mismo tiempo, lo pone en marcha hacia los hombres. ¿Por qué caminos quiere llevarnos el Señor tras las huellas y de la mano de Teresa? Quisiera recordar cuatro que me hacen mucho bien: el camino de la alegría, de la oración de la fraternidad y del propio tiempo”.

           

          Caminos que siguen siendo válidos ahora como entonces; también cuando conducimos o somos compañeros de viaje y, como al Papa, puede hacernos mucho bien.

 

          Camino de la alegría.

Una cualidad sobresaliente en Santa Teresa de Jesús es la alegría. “Tristeza y melancolía, dice ella, no las quiero en mi casa”. “No dejen de  de andar alegres y sirviendo”, recomendaba.

           Cuando viajamos en familia o en compañía. Qué buenos momentos podemos aprovechar para dialogar en un clima distendido y hacer un viaje feliz. Sin embargo con demasiada frecuencia nos enfadamos y perdemos la serenidad y la paz…

 

          Camino de la oración

Si “entre los pucheros anda Dios” como dice la Santa, también anda Dios en nuestras carreteras y vehículos. Nuestro coche, nuestra cabina, nuestro taxi y demás vehículos pueden ser lugares de oración, que ella describe “no ser otra cosa, sino tratar de amistad… con quien sabemos que nos ama”.

 

          Camino de fraternidad

Hermosas palabras que aplicadas a la carretera nos invitan a ser positivos a la hora de compartir vehículo y camino. Así el camino ha hecho muchos amigos y ha dado múltiples oportunidades para ayudar al prójimo  en algún problema…

 

          Camino del propio tiempo

“Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta. ¡Solo Dios basta!”

Hermosas palabras que referidas al ajetreo del tráfico…, nos invitan a la prudencia, al sosiego, a dar tiempo al tiempo y a no dejarnos atrapar por las prisas, que nunca son buenas consejeras.

Prisas y volante generalmente se llevan muy mal. Así lo confirman las estadísticas de la Dirección General de Tráfico.

 

         Conclusión. “Nada te turbe… la paciencia todo lo alcanza”. Sería bueno repetirnos estas palabras de Teresa de Jesús en nuestros viajes, desplazamientos, convivencias, en nuestra vida.

           Que Santa Teresa de Jesús y San Cristóbal nos alcancen de Dios la Virtud de la Prudencia en nuestros caminos  por la vida.

¡FELIZ VERANO!

Manuel Peláez Juárez, párroco de San Pablo

domingo, 12 de julio de 2015


REFLEXIÓN DE DON MANUEL PARA HOY


DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO “B”

          Queridos hermanos: Hemos sido elegidos por Dios y enviados por Cristo a continuar su misión en nuestro mundo. Este es el mensaje de la Palabra de Dios de este Domingo

         Sí. Dios elige y envía a anunciar su Palabra. El Señor Jesús incorpora a los Doce a su misión, a su proyecto y a vivir sus consecuencias: la acogida o el rechazo. Son enviados a evangelizar, a que los hombres se  encuentren con el Dios de la vida…

         El Profeta Amós es enviado por Dios a denunciar con gran energía las injusticias de su pueblo.  Amós se resiste y responde: “No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. Pero el Señor me sacó junto al rebaño y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo de Israel”. Si lo acogen como si lo rechazan, el profeta seguirá hablando en nombre de Dios, pues sabe que esta misión se la encomendó el Señor.

         San Pablo da gracias a Dios por el infinito amor que nos tiene en el misterio de Cristo, sabiendo que todos estamos llamados a ser santos e inmaculados ante Dios por el amor… “Él nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos”. Estamos destinados a vivir eternamente en la comunión con Dios. Y en el relato del Evangelio de hoy, Jesús quiere colaboradores para su misión, para predicar el Evangelio y la conversión. Todo ello nos lleva a adentrarnos en el corazón de la Iglesia conscientes de que siempre es misionera;  algo que ha subrayado el Concilio Vaticano II.

         Jesús podía hacerlo todo por sí mismo, como Hijo de Dios. No obstante quiere compartir nuestra existencia y su misión. “Llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos”. ¿Cuáles son algunos espíritus inmundos de nuestros días? El egoísmo, la soledad, el miedo, la falta de sentido de la vida, el no valorar la dignidad de la persona, el aborto, la eutanasia, la devaluación de la verdad… Tarea que los Apóstoles, hoy nosotros hemos de llevar entre manos; realizar un exorcismo eficaz y la bendición desde el testimonio de la vida de Jesús.

         Les da una serie de instrucciones resumidas en el desprendimiento y la advertencia de que en ocasiones no serán bien acogidos. “Les encargó que llevaran  para el camino un bastón y nada más. Ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no un a túnica de repuesto…Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos, sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa’”.

         Dedicados en cuerpo y alma a la edificación de la comunidad de la fe, con completo desprendimiento. Si nuestro corazón está apegado a  realidades que nos son Dios, no podemos ser verdaderos mensajeros de Dios. La Iglesia está atenta a esta actitud: “Dichoso los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino”

         Por otro lado. El Señor les abre los ojos: no siempre serán bien recibidos, sino que en ocasiones serán rechazados, o incluso perseguidos. Una realidad que forma parte de su tarea. Se ha de tener claro que hemos de hablar en nombre de Jesús y predicar el Reino de Dios, sin preocupaciones del éxito… Pero cuidando la interrelación personal, esperando siempre el paso gratuito de Dios que suscita la fe.

         Pensemos en los sacerdotes… y en su labor entregada y fiel; y en los catequistas ejemplares en su atención a los niños; y en tantos seglares apóstoles que son testigos del Evangelio de Cristo…

         “Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban”. Es decir, predicar la Palabra  y manifestar la bondad de Dios con acogida, escucha, disponibilidad, servicio, humildad y libertad. Nos acogemos a la intercesión de  la Virgen María, auténtica misionera de la belleza de Dios.

          ¿Confío en Dios? ¿Tengo puestas mis seguridades en Él? ¿Qué tenemos que cambiar para asemejarnos al estilo evangelizador de Jesús?  Señor, gracias por haberme llamado a predicar tu Evangelio y la conversión. Ayúdame a serte fiel.


viernes, 10 de julio de 2015



FIESTAS EN HONOR DE SAN CRISTOBAL


Viernes día 10 desde las 21:00 horas:
Disparo de cohetes y verbena popular, con la colaboración de la Escuela de Danza "TERE RAYA" a las 21:30 horas.
Sábado día 11 desde las 21:00 horas: Disparos de cohetes y verbena popular.
Y colchonetas para los más pequeños.
Domingo día 12 a las 20:00 horas:
Solemne fiesta religiosa en la Iglesia de San Pablo, posteriormente será la procesión hasta la ermita de San Cristobal, en el arca del agua y después degustación del tradicional ochío.

domingo, 5 de julio de 2015

REFLEXIÓN DE DON MANUEL PARA EL DÍA DE HOY


DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO “B”

          Queridos  hermanos, ¡qué experiencia más amarga debió sufrir el Señor en la sinagoga de Nazaret al ser rechazado por su mismo pueblo! Tan amarga que se sorprendió de su falta de fe. Tanto debió marcarle, que San Marcos inserta este hecho al comienzo de la vida pública.

          ¿Por qué fue rechazado en Nazaret? ¿Por qué los suyos no le aceptaron a pesar de haber oído antes hablar de sus milagros? ¿Por qué el pueblo judío, como tal, rechazó a Jesús y fue condenado a muerte? Pero lo más misterioso es que este rechazo se ha repetido a lo largo de la historia y hoy también nos inquieta.

          Todos nosotros creemos en Jesús como el Hijo de Dios y vemos como lo más natural de nuestra vida profesar esta fe en la divinidad del Hijo de Dios. El tiene un papel central para nosotros. Creer en Jesús nos parece lo más natural, a la vez que lo más indispensable y necesario; necesitamos de Él como sentimos necesidad  del sol, del aire o del alimento diario. El es Dios, amor, sin el cual la vida no tiene sentido. Pablo… San Cristóbal…

          Pero si abrimos los ojos a nuestro mundo, vemos con preocupación cómo la sociedad se descristianiza progresivamente, cómo se extiende la indiferencia  religiosa, el relativismo de la moral y el hecho de prescindir de Dios en la propia vida… Muchos bautizados también: “Vino a los suyos y los suyos no le recibieron”.

          En el evangelio aparecen dos causas fundamentales de esta falta de fe o de rechazo a Jesús: A) La primera que Jesús se muestra, aparece como demasiado sencillo para ser el Mesías, enviado de Dios, anunciado por los Profetas.   

¿Cómo puede hablar, actuar, manifestarse, encarnarse Dios a través de un hombre sencillo, obrero, a quién además conocen desde años? ¿Cómo puede venir la salvación de Dios con rasgos tan cotidianos? Le llaman “el hijo de María”  para constatar la humildad de su origen familiar. María no es una “dama distinguida de la sociedad”.

                                        B) Por otro lado el mensaje de Jesús no es como el de  los escribas, doctores que explican sabiamente la Ley, sino un mensaje muy personalizado, exigente y vital: Se presenta a sí mismo como Enviado de Dios y ofrece las líneas del Reino con una carga notoria de compromiso. Lo que supone que si le aceptan, tienen que aceptar también su mensaje, su estilo de vida.

          Y en esa dirección va la primera lectura del profeta Ezequiel: Corrían tiempos difíciles del destierro, el pueblo de Israel se había instalado, le daban la espalda al Dios creador y liberador, sus palabras resultaban incómodas y no estaban dispuestos a escuchar y a vivir la palabra de Dios…

NOSOTROS HOY: Hoy son también muchas las raíces y las formas de increencia…, pero coinciden también con las del tiempo de Jesús.  Hoy Jesús se nos presenta en una apariencia sencilla, humilde, desprovista de poder, igual en todo a nosotros, menos en el pecado.  Pero ese es el que venció en la cruz, el que siguió venciendo en la debilidad de Pablo y el que ha vencido y sigue venciendo en los cristianos… que a lo largo de los siglos lo soportaron todo por su amor…y como El entregan su vida por la verdad y el amor para que el mundo viva…

          Jesús, el Hijo de Dios y sus seguidores vencen desde la cruz, desde la sencillez, desde la verdad, el amor y el servicio. Su poder no es prepotencia. Quizá sea esta la obra más grande de su poder: un Dios que se encierra en la debilidad y que a nosotros, débiles, nos reviste del poder de su divinidad.

          Creemos en este Dios humilde, sencillo como nosotros, capaz de abrir a todos las puertas de las alturas y de hacernos ciudadanos del cielo. El Dios que bajo las apariencias de pan y vino, viene a nosotros en la Santa Eucaristía. A este Dios admirable lo bendicen nuestros labios y nuestra vida: “Señor Jesucristo, manso y humilde de corazón, que pasaste por el mundo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal, compadecete de nosotros. Enciende la fe en nuestros corazones para que compartamos tu misma vida.    
                  A ti, Señor Jesús, sean dados el honor y el poder, la gloria y la alabanza por los siglos de los siglos. Amén”.