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domingo, 8 de enero de 2017

 Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (3,13-17):

En aquel tiempo, fue Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo, diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?»
Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.» Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.»

Palabra del Señor
 Reflexión del Papa Francisco

El bautismo es la puerta de la fe y de la vida cristiana y la misión de la Iglesia, siguiendo el mandato del Resucitado es evangelizar y perdonar los pecados a través del sacramento bautismal.

[...] El bautismo está ligado a nuestra fe en el perdón de los pecados. El sacramento de la penitencia o confesión es, de hecho, como un segundo bautismo, que nos lleva siempre al primero para consolidarlo y renovarlo.

El bautismo es el punto de partida de un camino de conversión que dura toda la vida... Cuando vamos a confesar nuestras debilidades, nuestros pecados, vamos a pedir perdón a Jesús... pero también vamos a renovar el bautismo con ese perdón. La confesión no es una sala de tortura, es una fiesta para celebrar el día del bautismo.

[...] La palabra "bautismo" significa literalmente "inmersión”. “Este sacramento constituye una verdadera inmersión espiritual en la muerte de Cristo, de la que resurgimos con Él como nuevas criaturas. Es un baño de regeneración e iluminación.

Regeneración porque actúa ese nacimiento del agua y del Espíritu sin el cual nadie puede entrar en el reino de los cielos.

Iluminación, porque a través del bautismo, la persona se llena de la gracia de Cristo, luz verdadera que ilumina a todo hombre y disipa las tinieblas del pecado .

En virtud de este don... el bautizado está llamado a convertirse él mismo en luz para los demás, especialmente para los que viven entre tinieblas y no ven ningún destello luminoso en el horizonte de sus vidas.

En el sacramento del bautismo se perdonan todos los pecados, el pecado original y todos los pecados personales, así como toda forma de castigo por el pecado.

Con el bautismo se abre la puerta a una nueva forma de vida que no está oprimido por el peso de un pasado negativo y en la que resuena ya la belleza y la bondad del reino de los cielos... Es una poderosa intervención de la misericordia de Dios en nuestras vidas, para salvarnos...

Yo no puedo bautizarme dos veces, tres o cuatro, pero sí puedo ir a confesarme y cuando lo hago renuevo la gracia del bautismo.

El Señor Jesús, que es tan bueno y nunca se cansa de perdonar me perdona. ¡Acordaos! El bautismo abre la puerta de la Iglesia... pero cuando la puerta se entrecierra un poco por nuestras debilidades y nuestros pecados, la confesión vuelve a abrirla porque es como un segundo bautismo que nos perdona todo y nos ilumina a ir adelante con la luz del Señor.

Vayamos así, alegres. Porque la vida hay que vivirla con la alegría de Jesucristo y esta es una gracia del Señor. (Catequesis, Audiencia General, 13 de noviembre de 2013)
 "¿Estamos dispuestos a ser cristianos coherentes, las 24 horas del día, dando testimonio de palabra y con el propio ejemplo?". Papa Francisco

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