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domingo, 8 de enero de 2017

REFLEXIÓN DE DON MANUEL

FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR
 
 Queridos hermanos, celebramos hoy el Bautismo del Señor. Y con la Fiesta del Bautismo de Jesús, se cierra el ciclo de Navidad y Epifanía. En Jesús hemos visto a Dios manifestarse como niño, como pobre, como pacífico, como luz del mundo (universal).
                       Hoy lo vemos manifestarse como Hijo Amado del Padre, pero también como siervo solidario y redentor. Aparece entre pecadores y carga con los pecados de todos. No ha venido a condenar, sino a salvar.
 
                       1.- “SE ABRIÓ EL CIELO...” Dice el Evangelio que cuando Jesús salió del agua, se abrió el cielo y apareció el Espíritu Santo. Y con ello comienza el movimiento ascendente y plenificante de la humanidad. El cielo y la tierra se comunican; la experiencia de Dios es viva. El Espíritu se derrama abundantemente sobre Él y sobre todos y nos hace gritar: “Abbá, Padre”. Es realidad en Él y por Él en nosotros.
                       Cuando Jesús salió del agua: - levantó consigo a la humanidad y a toda la creación. A partir de este momento, todo huele a creación nueva, todo se llena de vida y esperanza; todos reciben promesas de resurrección.              
  – Se inaugura el Reino de Dios, empiezan a escucharse palabras de bienaventuranza, y se establece como único código, la ley del amor.
 
         2.- BAUTIZARSE EN EL ESPÍRITU. Jesús se bautizó en el Espíritu y nosotros también nos hemos bautizado en el Espíritu.      
 Bautizarse en el Espíritu:
 
-Es llenarse de la vida de Dios que es amor.                                                              
 -Es enriquecerse de sus dones y sus frutos.                                         
  -Es empaparse de su gracia y su alegría.                                                          
 -Es sentirse a la vez hijo querido y siervo entregado y confiado.    
 ---Es vivir para los demás.
-Es vivir en, por, para el amor... 
 
                       3.- BAUTIZADOS PARA SERVIR. El Bautismo supone, lleva consigo una misión. Jesús se bautiza para el servicio y para la entrega. Jesús recibe el Espíritu para comunicárnoslo: “Para que abras los ojos a los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas
 
                      Así será su vida: El buen samaritano, que tiende su mano al hombre caído. Resumen... Este médico ya no abandonará al enfermo, lo acompañará siempre para que no vuelva a caer en manos de bandidos; pagará sus deudas con el denario de su sangre y de su amor, y lo conducirá al mesón seguro que es la casa del Padre.
                       4.- ENRIQUECIDOS, PARA SERVIR. Nosotros también fuimos bautizados en el Espíritu. Y nuestra misión es prolongar, continuar la acción misericordiosa, los gestos servidores de Jesús. A partir de hoy, debemos fijar nuestra mirada y nuestra vida en las palabras y en la actuación de Jesucristo, el Maestro.  Nos seguirá llenando de su gracia, amor, vida... Permanecer y progresar...   Recibiremos.
 Compenetrados con Cristo, llenos del Espíritu Santo, continuaremos su misión, su obra redentora: la del buen samaritano. Nos ponemos en camino con los ojos, con las manos y el corazón abiertos. No tardaremos en encontrar a hombres que andan tirados en la cuneta. Son nuestros prójimos...
 
                      
 La Eucaristía, alimento para el camino. Cristo se nos da, nos cura, fortalece... para que nosotros podamos seguir y hacer su tarea.

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