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miércoles, 30 de noviembre de 2016


 Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,18-22):

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Palabra del Señor

 "Ayudemos a los demás a descubrir la alegría del mensaje cristiano: un mensaje de amor y de misericordia". Papa Francisco

martes, 29 de noviembre de 2016



 Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,21-24):

EN aquella hora Jesús se lleno de la alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».

Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco

Jesús se llenó de alegría en el Espíritu Santo, dirigiéndose al Padre y glorificándolo. Este momento de profunda alegría brota del amor profundo de Jesús en cuanto Hijo hacia su Padre, Señor del cielo y de la tierra, el cual ha ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las ha revelado a los pequeños.

Dios ha escondido y ha revelado, y en esta oración de alabanza se destaca sobre todo el revelar.

¿Qué es lo que Dios ha revelado y ocultado? Los misterios de su Reino, el afirmarse del señorío divino en Jesús y la victoria sobre Satanás.

Dios ha escondido todo a aquellos que están demasiado llenos de sí mismos y pretenden saberlo ya todo. Están cegados por su propia presunción y no dejan espacio a Dios.

Uno puede pensar fácilmente en algunos de los contemporáneos de Jesús, que Él mismo amonestó en varias ocasiones, pero se trata de un peligro que siempre ha existido, y que nos afecta también a nosotros.

En cambio, los "pequeños" son los humildes, los sencillos, los pobres, los marginados, los sin voz, los que están cansados y oprimidos, a los que Jesús ha llamado "benditos".

[...] "Sí, Padre, porque así te ha parecido bien". Las palabras de Jesús deben entenderse con referencia a su júbilo interior, donde la benevolencia indica un plan salvífico y benevolente del Padre hacia los hombres.

[...] Jesús, al ver el éxito de la misión de sus discípulos y por tanto su alegría, se regocija en el Espíritu Santo y se dirige a su Padre en oración. En ambos casos, se trata de una alegría por la salvación que se realiza, porque el amor con el que el Padre ama al Hijo llega hasta nosotros, y por obra del Espíritu Santo, nos envuelve, nos hace entrar en la vida de la Trinidad.

El Padre es la fuente de la alegría. El Hijo es su manifestación, y el Espíritu Santo, el animador. Inmediatamente después de alabar al Padre, Jesús nos invita:

«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera» .

La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. (Mensaje del Papa la Jornada Mundial de las Misiones 2014)

"En la cruz de Jesús se puede ver toda la fuerza del mal, pero también toda la omnipotencia de la misericordia de Dios". Papa Francisco

lunes, 28 de noviembre de 2016


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,5-11):

EN aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».

Palabra del Señor

 Reflexión del Papa Francisco

El Señor, en la palabra que hemos escuchado, se maravilló de este centurión: se maravilló de la fe que él tenía. Había emprendido un camino para encontrar al Señor, pero lo había hecho con fe.

Por esto no solamente él ha encontrado al Señor, sino que ha sentido la alegría de ser encontrado por el Señor.

Este es precisamente el encuentro que queremos: ¡el encuentro de la fe!”.

Y más que ser nosotros los que encontramos al Señor, es importante dejarse encontrar por Él.

Cuando solamente somos nosotros los que encontramos al Señor, somos nosotros -entre comillas, digámoslo- los dueños de este encuentro; pero cuando nos dejamos encontrar por Él, es Él que entra dentro de nosotros, es Él que renueva todo, porque ésta es la venida, aquello que significa cuando viene Cristo: renovar todo, renovar el corazón, el alma, la vida, la esperanza, el camino.

¡Nosotros estamos en camino con fe, con la fe de este centurión, para encontrar al Señor y principalmente para dejarnos encontrar por Él!

Tener un corazón abierto.

¡Un corazón abierto, para que Él me encuentre! Y me diga aquello que Él quiera decirme, que no siempre es aquello que yo quiero que me diga! Él es el Señor y Él me dirá lo que tiene para mí, porque el Señor no nos mira a todos juntos, como a una masa. ¡No, no!

El Señor nos mira a cada uno en la cara, a los ojos, porque el amor no es un amor así, abstracto: ¡es amor concreto! De persona a persona: El Señor, persona, me mira a mí, persona.

Dejarse encontrar por el Señor es justamente esto: ¡dejarse amar por el Señor!. (Homilía en Santa Marta, 02 de diciembre de 2013)

"En la familia se aprende a amar y a reconocer la dignidad de todas las personas, especialmente a las más débiles". Papa Francisco

domingo, 27 de noviembre de 2016

TRIDUO DE LA MILAGROSA

Nuestra parroquia celebra hoy el último día de triduo de la Virgen Milagrosa.
Fotografía cedida por Maribel Sánchez Conchs

REFLEXIÓN DE DON MANUEL

Queridos hermanos: Comenzamos a celebrar un nuevo año litúrgico. Toda la vida de Nuestro Señor Jesucristo: Su Nacimiento, su vida pública, su pasión, muerte y resurrección y el envío del Espíritu Santo...
                        Y lo comenzamos con el ADVIENTO, espacio de tiempo de cuatro Semanas, en las que preparamos la Venida del Señor. Adviento es un tiempo en el que renovamos la esperanza, la ilusión y el compromiso. Es como un volver a empezar, un volver a poner el corazón a punto, un renovar el amor primero; como si todo se realizara por primera vez y para mí.
                        Es un tiempo litúrgico muy necesario y privilegiado. Pues, ¿quién no necesita mayor esperanza e ilusión en su vida?:
-Nuestro mundo atormentado por la violencia, por el hambre, por la guerra, por el paro, por las injusticias, por la inmigración...
-Nuestra Iglesia, dividida, instalada, enfrentada a veces con el mundo, necesita ilusionarse, salir de ella misma, llenarse de Jesús.
-Nuestro pueblo, necesitado de proyectos de desarrollo, de industrias, de inquietudes culturales y de proyectos comunitarios...
-Nuestras familias, nuestros jóvenes...
                        Nos ocurre como al pueblo de Dios que nos ha mostrado el Profeta Isaías: derrotado, despojado y desterrado, suspiraba por una intervención directa del cielo:
                ¡OJALA RASGASES EL CIELO Y BAJASES!
 
                        Las cosas cambiarían, si tú bajases:
-         Se acabarían las noches largas, interminables, los miedos, las tristezas, pues tú eres la luz.
-         Se acabarían los destierros, todas las esclavitudes y se romperían todo tipo de cadenas, pues tú eres la libertad.
-         Los derechos serían respetados. Ninguna persona sería olvidada, marginada, oprimida, pues tú eres la justicia.
-         Se extinguiría por fin la locura de la guerra y el armamentismo, pues tú eres la paz.
-         ... Y el rey de todas las sociedades sería EL AMOR.
 
                        Es una oración que no ha dejado de repetirse a lo largo de los siglos. Y hoy también la repetimos con la misma fuerza: “OJALA BAJASES...! Pues nuestra situación religiosa es muy parecida a la del pueblo de Israel que nos ha trasmitido Isaías: abandono de Dios, una vida centrada en los bienes materiales (materialismo), tibieza espiritual... Por eso hoy ese grito del profeta sigue siendo necesario y urgente: Ojalá Dios viniera a visitar su viña, la cepa que su diestra plantó y que hizo vigorosa (Salmo) 
                      
                        Debemos, pues, reconocer nuestro destierro..., tener ganas de que Dios venga y aún mejor, sentir necesidad de Dios, haciendo nuestra la plegaría: “Tú, Señor, eres nuestro Padre; nosotros la arcilla y tú el alfarero”  Sí, el Espíritu de Adviento nos debe concienciar de nuestra pequeñez con los ojos puestos en nuestro Redentor. Nos percatamos de nuestra oscuridad, de nuestra impureza, de nuestra sed, para hacer así más vivo el deseo de la luz,  de la gracia, del agua viva que esperamos del Salvador.
                        VIGILAD. Por eso, se nos invita hoy también a la vigilancia. Sabe el Señor que tendemos al sueño, la modorra, la inconsciencia. Por ello, nos estimula con nuevas promesas y con nuevas sorpresas para renovar la ilusión y la esperanza.
-         Su palabra será nueva..., escucha bien.
-         Sus signos serán nuevos..., atiende bien.
-         Su venida será nueva, de otra forma. Espera bien.

EL ADVIENTO QUE DIOS QUIERE

                        ¿Cómo vivir este Adviento? No olvidemos cómo organizó Dios el nacimiento de su Hijo, y cómo lo acogieron María, los pastores, los humildes. Si nos preparamos para recibirle, que nuestra preparación vaya en consonancia con sus gustos y deseos:
-         UN ADVIENTO “EN ESPIRITU Y EN VERDAD”. Que sepamos vivir la liturgia: oraciones, lecturas, símbolos, cantos, sacramentos. Que el mensaje vaya calando en nuestra vida.
-         UN ADVIENTO SENCILLO. Cuando Jesús entró en el mundo se envolvió en pañales de sencillez. Sencillos fueron sus padres, su cuna, su pueblo, su trabajo. Así será nuestro Adviento. Gustad y vivir la sencillez, preferir a los sencillos. Valorar las cosas sencillas.
 
   - UN ADVIENTO VIVO. Que el espíritu del adviento    impregne tu vida y puedas contagiarlo. Llevar esperanza donde hay desencanto, poner alegría donde hay tristeza, poner energía y esfuerzo donde hay cansancio...
-         UN ADVIENTO SOLIDARIO. Siempre tu preferencia de los pobres y pequeños. Tu Adviento debe ser compasivo y cercano a los que sufren.
-         UN ADVIENTO CRISTIANO. Siempre es a Cristo a quién esperamos. Nuestra salvación está en Cristo. “Y no hay otro nombre que pueda salvar a los hombres”. Si queremos cambiar es mirando a Cristo. Si vamos a los demás es desde el Espíritu de Cristo. Si acogemos a los pobres es porque en ellos nos visita Cristo. Nada podríamos hacer y nada podríamos esperar si nos falta Cristo.
-         POR ESO TE DECIMOS ¡OJALÁ RASGASES EL CIELO Y BAJASES! VEN, SEÑOR, VEN PRONTO. TE NECESITAMOS, TE ESPERAMOS.
‬: Lecturas de hoy Domingo 1º de Adviento - Ciclo A

Hoy, domingo, 27 de noviembre de 2016
Primera lectura
Lectura del Profeta Isaías 2,1-5.

VISIÓN de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén.
En los días futuros estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cumbre de las montañas,
más elevado que las colinas.
Hacia él confluirán todas las naciones,
caminarán pueblos numerosos y dirán:
«Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob.
Él nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley,
la palabra del Señor de Jerusalén».
Juzgará entre las naciones,
será árbitro de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, venid;
caminemos a la luz del Señor.

Palabra de Dios
Salmo
Sal 121, 1-2. 3-4a. 4b-5. 6-7. 8-9

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.

V/. ¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

V/. Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

V/. Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R/.

V/. Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor,
nuestro Dios, te deseo todo bien. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 13,11-14.

HERMANOS:
Comportaos reconociendo el momento en que vivís, pues ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz.
Andemos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 24,37-44.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.
Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco

El Esposo es el Señor, y el tiempo de espera de su llegada es el tiempo que Él se nos da, con misericordia y paciencia, antes de su llegada final, tiempo de la vigilancia; tiempo en que tenemos que mantener encendidas las lámparas de la fe, de la esperanza y de la caridad, donde mantener abierto nuestro corazón a la bondad, a la belleza y a la verdad; tiempo que hay que vivir de acuerdo a Dios, porque no conocemos ni el día, ni la hora del regreso de Cristo.

Lo que se nos pide es estar preparados para el encuentro: preparados a un encuentro, a un hermoso encuentro, el encuentro con Jesús, que significa ser capaz de ver los signos de su presencia, mantener viva nuestra fe, con la oración, con los Sacramentos, estar atentos para no caer dormidos, para no olvidarnos de Dios.

La vida de los cristianos dormidos es una vida triste, ¿eh?, no es una vida feliz. El cristiano debe ser feliz, la alegría de Jesús... ¡No se duerman!

[...] Un cristiano que se encierra dentro de sí mismo, que oculta todo lo que el Señor le ha dado... es un cristiano...¡no es un cristiano! ¡Es un cristiano que no agradece a Dios todo lo que le ha dado!

Esto nos dice que la espera del retorno del Señor es el tiempo de la acción. Nosotros somos el tiempo de la acción, tiempo para sacar provecho de los dones de Dios, no para nosotros mismos, sino para Él, para la Iglesia, para los otros, tiempo para tratar siempre de hacer crecer el bien en el mundo.

Y sobre todo hoy, en este tiempo de crisis, es importante no encerrarse en sí mismos, enterrando el propio talento, las propias riquezas espirituales, intelectuales, materiales, todo lo que el Señor nos ha dado, sino abrirse, ser solidarios, tener cuidado de los demás.

[...] ¡No entierren los talentos! Apuesten por grandes ideales, los ideales que agrandan el corazón, aquellos ideales de servicio que harán fructíferos sus talentos.

La vida no se nos ha dado para que la conservemos celosamente para nosotros mismos, sino que se nos ha dado, para que la donemos. (Catequesis, audiencia general. 24 de abril de 2013)

 "¡Cuánto bien podemos hacer con el buen ejemplo y cuánto mal con la hipocresía!". Papa Francisco

sábado, 26 de noviembre de 2016

 Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,34-36):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco

Una de las actitudes del cristiano que quiere permanecer en el Señor: conocer qué sucede en el propio corazón. Es necesario, saber discernir los espíritus, discernir si una cosa nos hace permanecer en el Señor o nos aleja de Él.

Nuestro corazón siempre tiene deseos, tiene ganas, tiene pensamientos, Pero ¿estos deseos son del Señor o nos alejan del Señor?.

He aquí entonces, que el Apóstol Juan nos exhorta a poner a la prueba lo que pensamos y deseamos. Si esto va en la línea del Señor, así irás bien, si no, no va…

Poner a prueba los espíritus para probar si provienen verdaderamente de Dios, porque muchos falsos profetas han venido al mundo. Profetas o profecías o propuestas: "¡Yo tengo ganas de hacer esto!". Pero esto no te lleva al Señor, te aleja de Él.

Por esto es necesaria la vigilancia. El cristiano es un hombre o una mujer que sabe vigilar su corazón. Y tantas veces nuestro corazón, con tantas cosas que van y vienen, parece un mercado de barrio: de todo, tú encuentras de todo allí... ¡Y no! Debemos tantear, esto es del Señor y esto no es, para permanecer en el Señor

¿Cuál es el criterio para entender si una cosa viene de Cristo o del anticristo? San Juan tiene una idea clara, simple:

"Cada espíritu que reconoce a Jesucristo, venido en la carne, es de Dios. Cada espíritu que no reconoce a Jesús no es de Dios: es el espíritu del anticristo".

Pero ¿qué significa, por tanto, reconocer que el Verbo ha venido en la carne?. Quiere decir: "reconocer el camino de Jesucristo, reconocer que Él, siendo Dios, se ha abajado, se ha humillado hasta la muerte de cruz".

Ese es el camino de Jesucristo: el abajamiento, la humildad, la humillación también. Si un pensamiento, si un deseo te lleva por ese camino de humildad, de abajamiento, de servicio a los demás, es de Jesús. Pero si te lleva por el camino de la suficiencia, de la vanidad, del orgullo, por el camino de un pensamiento abstracto, no es de Jesús.

Tantas veces, nuestro corazón es un camino, pasan todos por allí... Poner a la prueba. ¿Y elijo siempre las cosas que vienen de Dios? ¿Sé cuáles son aquellas que vienen de Dios? ¿Conozco el verdadero criterio para discernir mis pensamientos, mis deseos?

Pensemos esto y no olvidemos que el criterio es la Encarnación del Verbo. El Verbo ha venido en la carne: ¡Éste es Jesucristo!. (Homilía en Santa Marta, 07 de enero de 2014)

 "En la familia nos formamos como personas. Cada familia es una piedra viva en la construcción de la sociedad". Papa Francisco

viernes, 25 de noviembre de 2016




 Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,29-33):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco

El Reino de Dios es silencioso, crece dentro. Lo hace crecer el Espíritu Santo con nuestra disponibilidad, en nuestra tierra, que nosotros debemos preparar.

Después, también para el Reino llegará el momento de la manifestación de la fuerza, pero será sólo al final de los tiempos.

El día que hará rumor, lo hará como el rayo, chispeando, que se desliza de un lado al otro del cielo. Así será el Hijo del hombre en su día, el día que hará rumor.

Y cuando uno piensa en la perseverancia de tantos cristianos, que llevan adelante su familia, hombres, mujeres, que se ocupan de sus hijos, cuidan a los abuelos y llegan a fin de mes sólo con medio euro, pero rezan. Ahí está el Reino de Dios, escondido, en esa santidad de la vida cotidiana, esa santidad de todos los días.

Porque el Reino de Dios no está lejos de nosotros, ¡está cerca! Ésta es una de sus características: cercanía de todos los días.

También cuando describe su venida en una manifestación de gloria y de poder, Jesús añade inmediatamente que antes es necesario que Él sufra mucho y sea rechazado por esta generación.

Lo que quiere decir que también el sufrimiento, la cruz, la cruz cotidiana de la vida, la cruz del trabajo, de la familia, de llevar adelante bien las cosas, esta pequeña cruz cotidiana es parte del Reino de Dios.

Pidamos al Señor la gracia de cuidar el Reino de Dios que está dentro de nosotros con la oración, la adoración y el servicio de la caridad, silenciosamente. (Homilía en Santa Marta, 15 de noviembre de 2014)

"Una fe fuerte y saludable se alimenta constantemente de la Palabra de Dios". Papa Francisco

jueves, 24 de noviembre de 2016

 Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,20-28):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días!
Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».

Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco

La esperanza cristiana no es sólo un deseo, un auspicio, no es optimismo: para un cristiano, la esperanza es espera, espera ferviente, apasionada por el cumplimiento último y definitivo de un misterio, el misterio del amor de Dios en el que hemos renacido y en el que ya vivimos.

Esa espera de alguien que está por llegar: es Cristo el Señor que se acerca siempre más a nosotros, día tras día, y que viene a introducirnos finalmente en la plenitud de su comunión y de su paz.

La Iglesia tiene entonces la tarea de mantener encendida y claramente visible la lámpara de la esperanza, para que pueda seguir brillando como un signo seguro de salvación y pueda iluminar a toda la humanidad el sendero que lleva al encuentro con el rostro misericordioso de Dios.

Queridos hermanos y hermanas, esto es entonces lo que esperamos: ¡que Jesús regrese! ¡La Iglesia esposa espera a su esposo!

Debemos preguntarnos, sin embargo, con gran sinceridad, ¿somos testigos realmente luminosos y creíbles de esta espera, de esta esperanza? ¿Nuestras comunidades viven aún en el signo de la presencia del Señor Jesús y en la espera ardiente de su venida, o aparecen cansadas, entorpecidas, bajo el peso de la fatiga y la resignación? ¿Corremos también nosotros el riesgo de agotar el aceite de la fe, de la alegría? ¡Estemos atentos!

Invoquemos a la Virgen María, Madre de la esperanza y reina del cielo, para que siempre nos mantenga en una actitud de escucha y de espera, para poder ser ya traspasados por el amor de Cristo y un día ser parte de la alegría sin fin, en la plena comunión de Dios.. (Reflexión antes del rezo del Ángelus, 15 de octubre de 2014)

"Para cambiar el mundo, es necesario hacer el bien a quien no puede darnos nada a cambio". Papa Francisco

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,12-19):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Palabra del Señor


TU PARROQUIA realiza

Los siguientes actos para prepararnos a recibir al señor:


1º.- celebración diaria de la eucaristía, a las 19 horas, con la palabra de dios comentada.
 
2º.-confesiones todos los días antes de la misa.


3º.-Todos los jueves, despuEs de la EUCARISTIA, oración comunitaria ante el santísimo.
 

4º.-día 3 de Diciembre, sábado, de 17,00 a 19,30 de la tarde: Retiro espiritual sobre adviento para todos: charla, oración ante el stmo. Y Eucaristía.


5º.-dia 16 de diciembre, Viernes, de 19,00 a 20,30 horas: celebración comunitaria de la penitencia con confesiones.

¡ven y participa!



martes, 22 de noviembre de 2016

Queridos hermanos en la fe: Que el Espíritu Santo presida vuestras vidas. Recibid un saludo especial y afectuoso.
      Habiendo comenzado todas actividades pastorales de nuestra Parroquia, os convoco como Consejeros de la misma para reflexionar sobre los siguientes asuntos:
 
1º.- Hacer la ORACIÓN PROPIA DEL CONSEJO.
 
2º. Entregar y comentar el Plan diocesano de pastoral para el curso 2.016-2.017, que nuestro señor Obispo quiere que trabajemos.
 
3º.- Entregar y comentar laslíneas pastorales(Programación) a llevar a caboen nuestra Parroquia. Serán las responsables de los grupos de pastoral quienes las expongan.
 
4º.- Informar sobre la peticiónde la Cofradía del Santísimo  Cristo de la Yedra de poder encerrar el Stmo. Cristo en nuestra Parroquia el Miércoles Santo.
 
5º.- Estado de la economía de la Parroquia en el momento actual.
 
6.- Informaciones de interés.
 
DÍA DE LA REUNIÓN: 22 DE NOVIEMBRE, MARTES, A LAS 20,00 HORAS.
 
Recibe mi agradecimiento y mis oraciones. D. Manuel.
 
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,5-11):

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:
«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él dijo:
«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Entonces les decía:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».

Palabra del Señor

lunes, 21 de noviembre de 2016

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,1-4):

EN aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor

domingo, 20 de noviembre de 2016


REFLEXIÓN DE DON MANUEL PARA EL DÍA DE HOY


SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
       
  Queridos hermanos y hermanas. Hoy culminamos el año litúrgico y el “Año Jubilar de la Misericordia” con la Solemnidad de Jesucristo, Rey del universo. Durante este año la persona de Jesucristo, el Hijo Único de Dios y Señor nuestro, nos ha revelado Dios Padre misericordioso, nos ha donado el Espíritu Santo y nos ha fascinado; sus hechos y palabras nos han admirado. Hoy se nos presenta como Rey Absoluto, Dueño y Señor del universo, el único capaz de dotar de sentido a nuestra existencia y  de disipar nuestros miedos... Y todo desde su lugar de preferencia: la cruz y el calvario que hablan por si solos.

         La Palabra de Dios proclamada y nuestra reflexión nos ayudan a captar que quiere decir que Jesús es Rey, que se entiende por su Reino y lo que supone también para  nuestras vidas.


         1.- DIOS REINA DESDE LA CRUZ.

          La primera lectura nos ha presentado al Rey David, que une bajo su corona a todas las tribus de Israel. Es el Rey de la unidad. Para los judíos,  es el rey por excelencia.

Su persona anuncia lo que el Mesías realizará en plenitud.

         Así Cristo realiza en su persona, pero en la cruz, la unidad perfecta y definitiva del Pueblo de Dios y de todo el género humano. “Dios Padre ha querido fundar todas las cosas en su Hijo muy amado” (oración), “y todo se mantiene en Él” (2ª lectura), gracias a su Misericordia.

         Pero lograr esa unidad en el amor no le ha resultado nada fácil al Hijo: Logra “reconciliar consigo todos los seres por la sangre de su cruz” (2ªlect.) Y eso le ha merecido ser Dueño y Señor. Y lo demuestra en su misma muerte, diciendo al ladrón que agoniza a su lado: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Es en ese momento cuando más se manifiesta la gloria de Dios a los hombres.

         Por ello, Jesús es Vencedor y Señor de la muerte. “Primogénito de entre los muertos”. Él no va sólo al Padre. Con Él va el buen ladrón y van con Él todos los que lo aceptan como Rey y Señor: los pobres y los extraviados, los ladrones y publícanos, las prostitutas..., todos los que desde el abismo de su pecado (pobreza) le claman arrepentidos: “Acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”.                                                                  

       Se han abierto las puertas para aquellos que confiesan que el ajusticiado en la cruz y que muere entre dos ladrones, es Dueño y Señor. Es el objetivo que todos los cristianos hemos procurado celebrar y vivir este Año de la Misericordia: “Ser misericordiosos como Dios Padre, manifestado en la persona de Jesucristo”


   2.- CONSTRUCTORES DEL REINO.

        Pues bien, desde esa experiencia del amor misericordioso de Dios, todo el que cree en Él, ha de vivir involucrado en su misma misión: Poner de manifiesto y construir en el mundo la Unidad del Reino que Cristo ha venido a instaurar: El Reino eterno y universal, el Reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia, el Reino justicia, amor y de paz. 

        ¿CÓMO HEMOS DE HACERLO?

     - Siguiendo el camino trazado por Jesús: Él lo ha hecho con la fuerza del amor, un amor que lo ha levantado en la cruz.

     - Trabajando como Él por la humanización siempre creciente de toda la creación: Es el proyecto permanente de Dios, pues todo trabajo por el Reino pasa por el amor, única fuerza plenamente humana y transformadora.

      - Tengamos en cuenta que es un Reino Universal: Que la Buena Noticia que anunciamos debe tomar cuerpo en todas las civilizaciones y culturas, lejos de nosotros y a nuestro lado: en nuestro pueblo, en nuestro trabajo, familia, grupos...

          - Humanizar este mundo de personas que nos rodea: inyectarle amor, misericordia, es hacer presente en este mismo mundo el Reino de Dios, es “reconciliar todos los seres, haciendo la paz”.

       - Hemos de orar más que nunca y llenarnos de la fuerza de Palabra de Dios y del Pan de la Eucaristía, para con Jesús y en su nombre, poner nuevo color en los corazones de todas las personas.        

       Qué mejores conclusiones que estas para finalizar el “Año de la Misericordia”. Así pues hermanos y hermanas, amemos con el amor de Cristo y hagamos crecer el Reino de Dios Padre entre nosotros. Con la fuerza del Espíritu Santo seamos testigos del amor de Dios Uno y Trino en nuestro mundo.

         En esta Eucaristía, mientras compartimos en la fe y en la esperanza el Pan del Reino, glorifiquemos a Jesucristo, agradezcámosle y pidámosle que aumente nuestra fe, que ahora unidos vamos a confesar.