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sábado, 26 de noviembre de 2016

 Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,34-36):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco

Una de las actitudes del cristiano que quiere permanecer en el Señor: conocer qué sucede en el propio corazón. Es necesario, saber discernir los espíritus, discernir si una cosa nos hace permanecer en el Señor o nos aleja de Él.

Nuestro corazón siempre tiene deseos, tiene ganas, tiene pensamientos, Pero ¿estos deseos son del Señor o nos alejan del Señor?.

He aquí entonces, que el Apóstol Juan nos exhorta a poner a la prueba lo que pensamos y deseamos. Si esto va en la línea del Señor, así irás bien, si no, no va…

Poner a prueba los espíritus para probar si provienen verdaderamente de Dios, porque muchos falsos profetas han venido al mundo. Profetas o profecías o propuestas: "¡Yo tengo ganas de hacer esto!". Pero esto no te lleva al Señor, te aleja de Él.

Por esto es necesaria la vigilancia. El cristiano es un hombre o una mujer que sabe vigilar su corazón. Y tantas veces nuestro corazón, con tantas cosas que van y vienen, parece un mercado de barrio: de todo, tú encuentras de todo allí... ¡Y no! Debemos tantear, esto es del Señor y esto no es, para permanecer en el Señor

¿Cuál es el criterio para entender si una cosa viene de Cristo o del anticristo? San Juan tiene una idea clara, simple:

"Cada espíritu que reconoce a Jesucristo, venido en la carne, es de Dios. Cada espíritu que no reconoce a Jesús no es de Dios: es el espíritu del anticristo".

Pero ¿qué significa, por tanto, reconocer que el Verbo ha venido en la carne?. Quiere decir: "reconocer el camino de Jesucristo, reconocer que Él, siendo Dios, se ha abajado, se ha humillado hasta la muerte de cruz".

Ese es el camino de Jesucristo: el abajamiento, la humildad, la humillación también. Si un pensamiento, si un deseo te lleva por ese camino de humildad, de abajamiento, de servicio a los demás, es de Jesús. Pero si te lleva por el camino de la suficiencia, de la vanidad, del orgullo, por el camino de un pensamiento abstracto, no es de Jesús.

Tantas veces, nuestro corazón es un camino, pasan todos por allí... Poner a la prueba. ¿Y elijo siempre las cosas que vienen de Dios? ¿Sé cuáles son aquellas que vienen de Dios? ¿Conozco el verdadero criterio para discernir mis pensamientos, mis deseos?

Pensemos esto y no olvidemos que el criterio es la Encarnación del Verbo. El Verbo ha venido en la carne: ¡Éste es Jesucristo!. (Homilía en Santa Marta, 07 de enero de 2014)

 "En la familia nos formamos como personas. Cada familia es una piedra viva en la construcción de la sociedad". Papa Francisco

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