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domingo, 27 de abril de 2014

REFLEXIÓN DE ESTE DOMINGO DE DON MANUEL


DOMINGO SEGUNDO DE PASCUA  “A”

 

                   Queridos hermanos, con la celebración de hoy culminamos la Solemnidad de la Octava de Pascua. El Día en que actuó el Señor: Su nueva creación en Cristo que todo lo hace nuevo por el Espíritu.



                          EL MILAGRO DE LA PASCUA.

                     Jesús resucitado podía haberse manifestado espectacularmente, para que todos cayeran de rodillas ante Él. La resurrección de Jesucristo podía haber llegado a ser un hecho histórico, como su muerte, y la noticia hubiera dado la vuelta al mundo en pocas horas. ¿Quién se hubiera podido resistir ante una prueba  semejante de poder y  de gloría?

                     Pero el que no bajó de la cruz, tampoco apabulló a sus enemigos. La experiencia de Jesús resucitado se vive desde la fe, nunca desde la curiosidad o el deseo. Además Cristo no quiere seguidores vencidos, sino convencidos; no acepta creyentes obligados, sino libres.

                     Sin embargo hubo un milagro que estuvo a la vista de todos: La transformación realizada en los discípulos, inexplicable según todas las leyes. Aquellos hombres acobardados se llenan de audacia; tristes, se encienden de gozo; desencantados, se entusiasman; desunidos, logran la más profunda comunidad. Aquellos discípulos estaban muertos y resucitan. Esta resurrección sí es verificable. ¿Quién la puede explicar? ¿De dónde les viene a aquellos discípulos apagados aquella energía luminosa que iluminó el mundo, aquel fuego que incendió la tierra?


                     EL TOQUE DEL ESPIRITU.


                     Todo el cambio se debe a la presencia del Resucitado y al toque de su Espíritu. Los discípulos revivieron porque Cristo volvió a la vida; los discípulos se fortalecieron, porque Cristo les transmitió su Espíritu; se unieron porque Cristo los amó.
             

                     DIVINAS PRESENCIAS

                          Este es el milagro pascual continuado. Cuando Cristo resucitado se hace presente, lo ilumina y transforma todo. Los primeros discípulos estaban mortalmente heridos por la duda, el desencanto, el miedo y la tristeza. Y vemos cómo Jesús los cura con las medicinas de sus llagas y su Espíritu: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado” ¿Qué fuego experimentaría Tomás?
                  

                     Y por si fuera poco: “Recibid el Espíritu Santo”. Es como meter la hoguera dentro de cada uno. No cabe más generosidad, más paciencia, más amor por parte de Cristo. El gesto de Jesús es realmente impresionante. Este gesto recuerda el aliento de Dios Creador sobre el cuerpo del hombre. El aliento de Jesús sobre los discípulos alude a una donación de la vida íntima de Jesús; al darles su Espíritu, se está dando a sí mismo, les está dando lo mejor de sí mismo, les hace partícipes de su vida nueva, les recrea, les hace resucitar.

                     CRISTO VIVE

                     Este milagro pascual se repite cada vez que Jesús se hace presente, siempre que se siente su cercanía. El nos sale a nuestro encuentro cuando vamos de camino, o nos sentamos a la mesa, o partimos y compartimos el pan, o leemos la Escritura, o atendemos a un enfermo, o rezamos en casa, o visitamos al Santísimo, o paseamos por el campo... siempre que queremos. Cuando se hace presente desaparecen las dudas, los miedos, las tristezas; crece la paz, el amor, y la fuerza del Espíritu. Y no cabe duda. Es Él. Cristo vive.

                     ANTE SUS LLAGAS

                     Deberíamos todos caer de rodillas. Quiso conservarlas abiertas, gloriosas. Son para nosotros:

-         Trofeos de combate.

-         Memorial del amor más grande.

-         Signo de amistad.

-         Experiencia de autenticidad.

-         Canales de gracia.

-         Oración permanente.


                     LAS LLAGAS DE CRISTO HOY

                     También hoy podríamos hablar de las llagas gloriosas de Cristo: los mártires de nuestro tiempo. Los cristianos que se desviven en el cuidado de los enfermos... Los mismos enfermos que ofrecen sus dolores, unidos a Cristo para la salvación... 

II CONVIVENCIA PROVINCIAL DE TARSICIOS




viernes, 25 de abril de 2014

INVITACIÓN TURNO CORPUS CHRISTI SANTA IGLESIA CATEDRAL

En este año 2014 en el que nuestra Diócesis de Jaén dedica su plan pastoral a las vocaciones desde el turno Corpus Christi de la S.I. Catedral de la Natividad de Nuestra Señora, nos hemos querido sumar llevando nuestras próximas vigilias a los diferentes conventos de nuestra ciudad, en las cuales tendremos muy presentes en nuestras oraciones a todos nuestros sacerdotes y religiosas, así como a las familias de nuestra ciudad, pero también ser adorador es una vocación, pues todos estamos llamados a ser adoradores de noche y testigos de día de Cristo Resucitado, real y sustancial en el Santísimo Sacramento del altar, es por ello por lo que invitamos a todos aquellos que quieran, a sumarse a la próxima vigilia que tendrá lugar el próximo Viernes 25 de Abril a las 21;30 Horas en el Convento de Santa María Magdalena, pues hemos querido que la primera vigilia fuera en este lugar ya que en próximas fechas se cumplirá el 50 aniversario de la llegada al cielo de Sor Mónica toda de Jesús.
Una vez más os invitamos a que os suméis a nuestro turno y juntos rezar ante Jesús Sacramentado.

¡Adoradores de noche, Testigos de día!

VIAJE A LA VIRGEN DE LA CABEZA






miércoles, 23 de abril de 2014


LUNES SANTO



PREGON PASCUAL

         Queridos hermanos y hermanas, sed bienvenidos especialmente hoy, a la celebración de la Resurrección de N. S. Jesucristo.

         Hoy quisiera hablaros de otra manera: Lo que tengo que deciros lo habéis oído otras veces, pero me gustaría que no pareciera lo de siempre. Es necesario que os suene a nuevo, que os dé la impresión de que no lo habéis oído nunca.

         Hoy quisiera que mis palabras os sonaran a nuevas, como si no me conocierais, y no supierais qué voy a deciros. Si creéis mi palabra de hoy, si de verdad os tomáis en serio lo que hoy os digo, vuestra vida será nueva:

         Empezaréis a vivir de una forma distinta; la rutina diaria tendrá una profundidad desconocida, la celebración religiosa os traspasará el alma, la alegría, que nadie puede quitar, será vuestro huésped, la vida será una ruta guiada por la esperanza, la misma enfermedad tendrá una cara desconocida, incluso la muerte será una puerta llena de posibilidades.

         Hermanos y hermanas, esto es lo que esta noche, estos días, tengo que deciros:   Jesús de Nazaret, el hijo de José y de María, el muerto injustamente y sepultado, HA RESUCITADO Y VIVE PARA SIEMPRE.

         La muerte ha sido vencida: el muro impenetrable, la oscuridad existencial, el mal constante que nos espera, la queja irremediable... ya no son verdad del todo. Alguien ha roto el misterio, ha desvelado la aurora, ha iniciado una nueva y definitiva creación   

         Oídlo todos los que estáis aquí y en cualquier lugar: ¡CRISTO HA RESUCITADO!
      

       Oídlo todos los que vivís en Baeza:

          ¡CRISTO HA RESUCITADO!
        

Vosotros, niños, que empezáis a soñar:

          Cristo vivo puede realizar vuestros sueños.
                    

Vosotros, jóvenes, que os asustáis ante la dureza de la vida:

          Cristo resucitado enciende vuestros ideales, fortalece vuestra rebeldía ante el mal.

   
Vosotros padres y madres de familia:

          Cristo vivo resplandece en el amor fiel, Ilumina la entrega generosa a los hijos.


Solteros y solteras:

          Cristo resucitado os hace fecundos, pone en vuestras manos otro modo de crear la vida, construye otra familia no según la carne y la sangre, sino en el Espíritu de hijos y hermanos.

 Vosotros, hombres y mujeres de la tercera edad:

          Cristo resucitado vive con vosotros, no permite que se reseque vuestra alma, y hasta el final os sostiene llenos de vida.

 
 Vosotros, enfermos:

          Cristo vivo está con vosotros en la cruz, con vosotros se pone en las manos del Padre con vosotros cruza la frontera de la vida sin fin.


 Vosotros, pobres de la tierra, unios a Cristo resucitado:

          Él está animando vuestra lucha por salir de la miseria. Él exige que os respeten y os escuchen; Él está dentro de vosotros y se identifica con vosotros.
                                                                          

Vosotros, los que lucháis por la justicia, la libertad, el amor, la  dignidad de todo ser humano...sabed que Cristo vivo os está sosteniendo, os patrocina la tarea, os asegura que resucitareis y vuestra vida será todo un éxito.


       Hermanos: Cristo, el amigo de los niños, el que perdona a la adúltera, el cercano a los enfermos, el que se sienta con los pecadores, el que quiere a todos, el que acepta a todo hombre... una vez resucitado, sigue haciendo lo mismo.


       Por eso, hermanos, terminemos diciendo todos:

          Cristo resucitado: Alienta nuestra vida, llena de alegría nuestro corazón, caldea con tu amor nuestra convivencia, cura nuestras enfermedades, concédenos tu mismo Espíritu.


          ¡FELICIDADES, HERMANOS Y HERMANAS!

         ¡CELEBRÉMOS Y GOCEMOS EN EL SEÑOR!



sábado, 19 de abril de 2014

viernes, 18 de abril de 2014

REFLEXIÓN


VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

 
              Queridos hermanos en Cristo Jesús.

            Hoy es Viernes Santo de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Hoy sobran las palabras o, mejor, las palabras se quedan vacías, porque no pueden expresar lo que estamos celebrando: El gesto que ayer contemplábamos admirados, gesto de un Dios inclinado a nuestros pies, hoy se hace gesto de cruz, de muerte, de silencio.

             

            Hoy Dios habla muriendo, entregándose. Dios no se ha reservado nada; ha dado todo lo que podía dar. HA DADO SU VIDA EN LA CRUZ. La Cruz, se hace así signo que recoge todo el plan salvador y liberador de Dios. Si sabemos escuchar la Cruz desde lo más hondo del corazón, ya hemos escuchado todo. ¡Es la Palabra definitiva de amor!

 
            1.- VIERNES SANTO, DIOS EN COMUNIÓN.

              ¡Escuchemos, pues, bien la Cruz!; miremos, pues, bien la Cruz! La Cruz se hunde en lo profundo de la tierra, en lo más profundo de la historia de la humanidad, en lo más íntimo de nuestra propia historia personal. Porque Dios nos ama a cada uno de nosotros en nuestra más profunda realidad. Es el gran empeño de Dios que nos busca en nuestra propia realidad y verdad.

 

              En este amor de Dios que se hunde en nuestra historia personal (vida), se hace verdad todo el recorrido de Jesús buscando a los pobres, a los enfermos, a los abandonados, a los pecadores. En la cruz de Jesús, Dios nos ha encontrado y Dios nos acoge; Dios nos resucita, nos habla al corazón, Dios nos renueva para la vida.

             

             Dejemos que el amor de la Cruz nos penetre. Dejemos a Dios amarnos. Y mirémonos desde ese amor. No nos martiricemos más en nuestras intimidades oscuras y esclavas. Dios nos ha amado, somos nuevos. Dios nos ha abrazado. La Cruz nos ha penetrado para elevarnos hasta la categoría de hijos de Dios. Dios nos ha escogido.

 
         2.- VIERNES SANTO, DIOS ABRAZANDO A LA HUMANIDAD

           Si el brazo vertical de la cruz es signo de un amor que se hunde en la realidad de cada uno de nosotros para amarla y rescatarla, el palo horizontal es el signo de los brazos abiertos de Dios para abrazar a toda la humanidad. Es Dios, que se abre hasta romperse, para abrazar a toda la humanidad. Es Dios descoyuntado para acoger a todos y a todo en este abrazo liberador del Viernes Santo.

            Dentro de un momento vamos a orar por todo  el mundo, por todos los hombres. Justamente por esto, porque la Cruz es el abrazo de Dios a toda la humanidad, a cada uno de los hombres y mujeres de nuestro mundo. Es el abrazo que rompe toda barrera , toda clasificación. La cruz es el abrazo que nos dignifica a cada uno de los hombres. Y, sobre todo, a cada uno de los abandonados de la sociedad.

           Mucho le ha costado a Dios este abrazo. Ha tenido que romperse, descoyuntarse en la Cruz, para poder abarcar a todos en este abrazo. Es el abrazo de la misericordia. Es el abrazo que perdona. Abrazo que mira con ternura. Abrazo sin juicio.

             Si Dios nos ha mirado así, ¿qué sentido tienen nuestras clasificaciones, nuestros juicios, nuestras culpabilidades, nuestras tristezas…? ¡Vive la alegría de ver abrazados a todos por Dios y unidos todos como hermanos!

            3.- VIERNES SANTO, ABRAZO DE ADORACIÓN

             Dentro de unos instantes vamos a adora la Cruz. Ese momento hemos de convertirlo en momento de contemplación, de adoración, de abrazo de adoración. El beso con que veneramos la Cruz, tiene que significar, en primer lugar, recuerdo agradecido de lo que en ella se nos ha dado. Recordemos a Jesús buscando a los pecadores, consolando y sanando a los enfermos, acogiendo a los abandonados. Nuestro abrazo  ha de ser profundamente agradecido.

            Pero además, ha de significar un renovado compromiso de fe. Dios, al abrazar a la humanidad, nos quiere hacer participar en su abrazo Nosotros somos los portadores de Dios en esta sociedad concreta. La acogida de Dios llegará a los más pobres y necesitados a través nuestro. Solo nosotros podemos hacer que los abandonados se sientan acogidos. Hoy la Cruz nos invita a implicarnos en la construcción del Reino. Nuestros brazos tienen que ser los brazos de Dios que abrazan. Nuestro corazón ha de ser el corazón de Dios que perdona…

              3.- MARIA

             Finalmente, hemos visto a María al pie de la Cruz firme y creyente. Ese es nuestro lugar. Esa es nuestra postura: Esa obediencia que se entrega a los planes de Dios; ese corazón grande que ama hasta hacerse madre de los que matan a su Hijo; ese “hágase” pleno… será el compromiso de una fe profunda.

            Cuando besemos, abracemos la Cruz, renovemos el acto de fe de nuestro bautismo. ¡Vamos a atrevernos a creer en la Cruz! ¡Que la Cruz nos haga sentirnos en comunión con Dios y con todos los hombres!

jueves, 17 de abril de 2014

REFLEXIÓN DE DON MANUEL PARA EL DÍA DE HOY


JUEVES SANTO


         Queridos hermanos todos en Cristo Jesús.

         Si esta tarde tuviéramos que arreglar cuentas con el Señor, quedaríamos endeudados para siempre. Esta tarde Jesús nos amó hasta el fin, sin fin. Su amor desborda en palabras, gestos, y sentimientos. Es obligado repasar y entrañar los testimonios de Jesús en esta hora, pues, “habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”.

1.- JUEVES SANTO, DIOS INCLINADO A NUESTROS PIES.

         Es verdaderamente impresionante lo que hoy contemplamos: Dios amándonos como sólo Dios puede amar. La imagen más expresiva es la que San Juan nos ha dado en el Evangelio de Hoy: Jesús inclinado, de rodillas a los pies de sus discípulos. Es la imagen de un Dios de rodillas a los pies de los que ama. Es el Dios que nos lava a base de servirnos con “tanto amor”. “Se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo”  (Flp 2,7).

         ¡Nada de extraño que Pedro no lo pueda entender! “No me lavarás los pies jamás”. Pedro quiere controlar, como nosotros solemos querer controlar. Pero el amor de Dios no se controla, no tiene control. El amor de Dios no cabe en nuestros esquemas racionalistas...El amor de Dios no se explica. Simplemente se acoge, se vive y se adora. Se contempla en el silencio de un corazón extrañado. ¡Estamos ante un gesto de “TANTO AMOR”!.

         ¿Nos atrevemos a creer que hoy Jesús está inclinado a nuestros pies, para servirnos, para lavarnos, para amarnos? ¿Nos atrevemos a imaginarnos en nuestra fe a Dios inclinado ante nosotros, porque nos “ama tanto”? ¿Nos atrevemos a dejarnos a amar así, sin caer en la tentación de controlar a Dios? Déjate amar..
 
2.- JUEVES SANTO, DIOS ENTREGADO POR AMOR

         Hay otro gesto, también impresionante: Jesús toma el pan, toma el vino y se entrega en el pan y en el vino. “Los amó hasta el extremo”. Es el gesto de entregarse sin reservas. Gesto que mañana veremos realizarse plásticamente en el misterio de la cruz. Jesús se nos entrega como comida y bebida; y en Él, es Dios mismo quien se hace Dios entregado.

         Nosotros ¡tantas veces idealizamos el amor! ¿No es verdad que nos cuesta creer el amor hecho pan diario, hecho vino de gozo diario, hecho entrega diaria? Y, sin embargo Dios se nos da en esta  presencia  pequeña de pan y vino, en esta presencia pequeña de cada día. Presencia pequeña que se hace gesto de un amor impresionante, gesto de “tanto amor”.

         El signo de la Eucaristía, el gesto de Jesús de entregarse en el pan y en el vino, ¡debería de llevarnos a cambiar nuestras imágenes de Dios! El poder de Dios es poder por amor, por entrega, por servicio. Dios es Dios porque ama más y mejor que nadie, como solo Dios puede amar.

         Hoy, cuando en la comunión tomemos en nuestras manos el pan de Dios entregado, ¿nos atreveremos a creer que tenemos en nuestras manos al Dios entregado por nuestra liberación? ¿Nos atreveremos a celebrar la Pascua, el paso a la vida, el paso a la libertad? ¿Nos atreveremos a sentirnos amados “tanto”?.


          Hay otro regalo que hoy recibimos de Cristo, el sacerdocio ministerial entregado a los Apóstoles, cuando les dijo “Haced esto en memoria mía”. Este año nuestra Diócesis pide insistentemente que el Señor nos de buenos y abundantes Pastores, según su corazón, porque la mies es abundante y los operarios pocos”…


3.- JUEVES SANTO, LIBERADOS PARA AMAR.

         “Vosotros también lo hagáis”. Hermanos, hemos sido amados por Dios; y el amor de Dios nos ha liberado como al pueblo de Israel y nos hace caminar en libertad. Hoy estamos celebrando aquella cena que nos puso en marcha hacia tierras de libertad. Hemos sido liberados para amar. Estamos celebrando la Pascua. Dios nos ha regalado un corazón nuevo. Un corazón capaz de inclinarse ante los necesitados. Corazón capaz de amar a todos aquellos que necesitan de amor. Corazón capaz de hacerse pan de cada día para todos los que están cerca de nosotros.

         Para los que celebramos esta cena del Jueves Santo, el amor no puede ser un deseo idealista. El amor se hace “mandamiento”, se hace tarea, de hace regalo diario. Hemos sido amados para amar, y sólo amando aprenderemos el amor.

          Hay en torno nuestro muchas personas que necesitan que les lavemos los pies. Muchos pobres que necesitan de nuestro pan. Solamente un corazón en disposición de amor, dispuesto a compartir, puede penetrar en el misterio pascual de “tanto amor”

          Hoy ha de ser un día de agradecimiento. Eucaristía, “acción de gracias”, porque Dios nos ha amado hasta el extremo. Cuando dentro de unos momentos se repita ante nosotros el gesto de lavar los pies, hemos de mirar nuestra propia vida, y sentirnos perdonados y lavados del todo. Y hemos de aprender a mirar en torno a nosotros para percibir quienes nos necesitan. Y cuando participemos en el gesto de partir el pan de la Eucaristía, hemos de renovar nuestro compromiso pascual de vivir liberados para amar. ¡Por qué hemos sido amados!

         ¡Que el Dios que nos “amó hasta el extremo”, nos haga permanecer siempre en su amor! Que la Virgen que contempló y guardó en su corazón el misterio del amor de su Hijo, sea nuestro modelo y nos ayude a guardar este amor de su Hijo en nuestro corazón.

domingo, 13 de abril de 2014


DOMINGO DE RAMOS: PROCESIÓN

          Queridos hermanos. Comenzamos la Semana Santa, la Semana grande de los cristianos. Y la comenzamos haciendo realidad el Evangelio que acabamos de proclamar...
     

         Jesús viene de Galilea a Jerusalén para celebrar la Pascua, fiesta que reunía a todos los israelitas para recordar las grandes obras que Dios había realizado a favor de su pueblo: La liberación de la esclavitud...

         Con Jesús, gentes de todas partes y, sobre todo, de Galilea, venían a Jerusalén. Conocían a Jesús, habían escuchado su predicación del Reino, habían palpado sus milagros, cómo se acercaba a los pobres y los débiles, cómo plantaba cara a la injusticia y la maldad.

         Y todas esas personas que ya le conocían, le aclaman ahora cuando entra en Jerusalén, mientras que los que no le conocían, preguntan: ¿Quién es este?

         Nosotros estamos aquí porque conocemos a Jesús. Conocemos su amor. Creemos en Él; sabemos que Él nos propone un camino de felicidad y de vida. Y por ese motivo, también nosotros le aclamamos con nuestros ramos y palmas, con nuestros cantos y nuestras vidas.
  
         Hermanos celebremos muy de veras estos días santos. En ellos se hace presente lo más grande y hermoso que tenemos los cristianos y que Dios nos ha regalado. Que nuestra participación, nuestros silencios, oración... nos adentren en un renovado despertar de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestro amor.


         El Señor “pasa”. Abrámosle las puertas de la Iglesia, de cada casa, y de cada corazón; Y dejemos que renueve en nosotros su marca, su “huella”, su amor infinito, salvador y eterno.
     

         Dispongámonos a vivir la Pascua con todos los que, como Jesús en la cruz, gritan a todo el mundo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Es el grito desgarrador de tantos hombres y mujeres que sufren y por los que se entrega el mismo Jesús. Entremos en la Pascua con ellos y dejemos que Jesús entre en nuestras vidas, las transforme y las fortalezca.

 

REFLEXIÓN DE DON MANUEL

DOMINGO DE RAMOS
                              Queridos... hermanos. Hemos fijado nuestra mirada en aquel que es el centro de todo cuanto celebramos y vamos a celebrar estos días santos: Jesús, el Hijo de Dios, nuestro Señor que, con toda fidelidad y amor, sigue el camino que le lleva a la cruz, y nos abrirá a nosotros las puertas de la vida.
                                Durante cuarenta días hemos preparado esta gran semana que es la Hora del Señor y la gran hora, oportunidad de nuestra vida. Es el paso decisivo del Señor por nuestra historia personal y comunitaria.
                                  El evangelio de hoy, la Pasión, es el primer pregón de esa Semana Santa. (Después, enseguida de la Procesión de los ramos, se nos proclama la Pasión y la Cruz. Es lo que va a dar tono a la semana.) Se nos presenta a Cristo, el Siervo de Yavé, “que ofrece la espalda a los que le golpeaban y que no oculta el rostro a insultos y salivazos”. ¡Qué gran misterio ¡ Ese rostro divino que resplandece gloriosamente, es escupido y maltratado. Esas espaldas que sostiene el mundo, terminarán siendo rotas a golpes y latigazos.  ¿En quién podemos ahora descansar?
                           SE VACÍA Y SE ANONADA.
                            Se nos presenta a un Mesías de condición divina, pero que se olvida de ella... Que se abaja y se rebaja, se oscurece, se empequeñece, se vacía y anonada hasta aparecer como esclavo, como un cualquiera...
                             Se nos presenta un Mesías vendido y traicionado por uno de los suyos y abandonado por casi todos; agonizando en Getsemaní entre fríos sudores de sangre. Juzgado escandalosamente por tribunales, burlado, abofeteado apaleado, para terminar en la cruz.
                                Esta vida, la de Jesús, terminó así. Chocó totalmente con tanto mal, con tanta cobardía, con tanta miseria como hay en el mundo, que murió. Y sigue hoy sufriendo y muriendo: “La tierra se ha convertido en un cementerio. ¡Cuántos hombres, cuántos sepulcros! ¡Un gran planeta de tumbas! Entre todas las tumbas esparcidas en los continentes de nuestro planeta hay una, la del Hijo de Dios, el Hombre Jesucristo, que venció a la muerte con la muerte” (Juan Pablo II)
                                 Hay, pues una luz que ilumina todo el proceso.
Esa luz es el Amor. Es lo que da sentido a toda esta lectura, la clave de interpretación de esta historia, de esta vida, y de tantas otras vidas..., la tuya también. Sin esa luz, sin ese amor todo se convertiría en una tragedia absurda. Pero no, hay un Amor que todo lo explica y que convierte la tragedia en una victoria final... Podríamos cada uno concretar testimonios...
                                      La pasión sin amor es un crimen vulgar. La pasión con amor es la historia más hermosa de salvación. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida”.
                                       La Semana Santa nos debe adentrar en el
Misterio de Cristo. Pero  no de una manera folclórica, superficial, sentimental. Nuestra celebración ha de ser compasiva, comprometida y viva. Y ELLO SUPONE:
                 a) Personalizar: No conocer teóricamente, sino comulgar, asumir, compenetrarse, complementar sus padecimientos y su resurrección. Que Jesús entre en ti y prolongue su pasión y resurrección en ti.
                  b) Actualizar: No sufrió, sino que sufre; no sólo en los oficios..., sino en los enfermos, en los que padecen, en todos los que sufren...
       
                 c) Desde la esperanza: El amor es más fuerte que el pecado y que la muerte... La esperanza es posible porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazón.
         
                d) Estos días, nuestras Celebraciones litúrgicas han de ser festivas, pues el Señor está grande con nosotros y estamos alegres.
                      La Eucaristía que celebramos hoy es la pasión, muerte y resurrección de Cristo y con Él todos y cada uno de nosotros.