NOCHE BUENA DE 2.013
Queridos hermanos. ¡Feliz
Navidad! ¡Feliz, por lo que sucede esta noche, que llamamos Buena. Esta es,
efectivamente, la NOCHE BUENA, la noche en que ocurre un suceso único, porque
nada mejor puede suceder. En esta noche-día las promesas de Dios se cumplen y las esperanzas de las personas se realizan.
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Noche Buena, porque el cielo nos da todo
lo bueno, lo mejor
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N. B. , porque Dios mismo se ha dado a
nosotros y ese don será ya definitivo. Porque Dios se hace “Enmanuel”, Dios con nosotros para siempre.
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N. B. , porque en ella la naturaleza
humana ha alcanzado la perfección. Dios está al alcance del hombre.
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N. B. , porque en ella el cielo y la
tierra se reconcilian definitivamente, porque ya resulta más fácil perdonarse,
porque se abre la puerta a todos los que llaman, porque se está más cerca de
los que sufren.
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En
definitiva, porque el amor de Dios ha sido
derramado en todos los corazones humanos y una ola de ternura, paz y alegría y
de buenos deseos recorre la faz de la tierra. Porque ¡TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO QUE LE DA A SU HIJO ÚNICO!
¿Hay alguien, pues, que se pueda considerar más rico que yo? Si tengo a
Dios tengo todo: “Quien a Dios tiene,
nada le falta”. Dios es mío y, por tanto, todas las riquezas son mías.
En estos entrañables días..., y en AGRADECIMIENTO al amor de Dios, todos
queremos RENOVARNOS, hacer buenos propósitos de ser mejores, más humanos, más
cristianos. Mirando, contemplando a ese Niño que se nos ha regalado, nos sentimos
forzados a imitarle. Contemplando su Misterio de amor, descubrimos su sentido
para nuestra vida:
-Nace desnudo
para que tú puedas despojarte de ti mismo. Podía nacer vestido con todo su
poder y gloría; pero se despoja de sus atavíos reales, de sí mismo. Quería
marcarnos el camino de nuestra restauración, y la raíz más difícil de sanar es
la del propio yo: un yo herido que nos arrastra a la prepotencia, al egoísmo
puro...
-Nace pobre para que tú puedas considerarle como la única riqueza. “Siendo rico, se hizo pobre por nosotros”.
Ha querido curarnos de nuestra pasión posesiva, de nuestras ansias de tener...
Enseñarnos que los verdaderos tesoros no son las cosas, sino las personas...,
llenarse de amor.
-Nace pequeño para que no busquemos dominar a los demás. El Dios
grande se hace pequeño, un niño indefenso, en el último rincón del mundo.
Escoge el último lugar y quiere ser servidor de todos, ponerse a los pies de
todos. Dios quiere estar debajo de todos, para que aprendamos a ser como Dios;
es decir, a no dominar a nadie, a servir a todos, a compartir con todos, a
amarlos.
Nace
débil para que no tengas miedo de acercarte a Él. Decimos que Dios es
Todopoderoso; pero todo el poder y la fuerza de Dios están en el poder y la
fuerza de su amor, que no se impone, sino que se entrega. Un Dios débil para
compartir nuestras debilidades; para que no tengamos miedo y podamos
acariciarle y besarle; para que nos acerquemos a Él con toda confianza.
-Nace en un pesebre para que comprendamos que está a disposición
de todos. No todos podían acercarse a Dios, sólo los privilegiados (Moisés...)
No nació en un palacio..., sino en un pesebre, en un portal, establo de
animales, para que todo el mundo pueda acudir a Él; para ponerse a disposición
de todos, en especial de los pobres, enfermos y pecadores...
-Nace por amor para que tú nunca dudes de su amor. Sólo desde el
amor y para amar, ha bajado Dios del cielo a la tierra. Y el amor no tiene motivaciones,
ni busca interés alguno. Nos ama porque sí. A ver si aprendemos de una vez para
siempre que Dios nos ama siempre pase lo que pase. Que Dios es amor.
Esta es la Buena Noticia, la gran alegría que celebramos en la
Liturgia, en la Eucaristía de esta Noche
Buena. Porque Dios se ha hecho carne, puede ser también el pan y el vino que
alimenta y alegra nuestro corazón, nuestro camino de cada día, nuestro amor
gracioso a todos los hermanos, hasta la vida eterna.
Con Jesús, con su amor...
podremos caminar como María, su Madre y nuestra Madre, con plena fidelidad a
los planes de Dios