DOMINGO IV DE ADVIENTO
CICLO A
1.-
DIOS CON NSOTROS; INMINENCIA DE LA NAVIDAD.
Estamos a las puertas de la Navidad. Y
la Palabra de Dios y todas las oraciones proclamadas nos quieren preparar a
celebrarla bien.
El Salmo no ha hecho exclamar: “Va
a entrar el Rey de la Gloria”. Es verdad que hace dos mil años que se hizo
hombre, pero ahora de nuevo quiere entrar en nuestra existencia, hoy y aquí,
como si fuese la primera vez. Su nombre, según Isaías es Enmanuel, Dios con
nosotros, Dios presente y Dios cercano.
Y San Mateo completa su nombre, al
decir el Ángel a José: El hijo de Maria se llamará Jesús, que significa “Dios
salva”. Dios, por tanto está, viene a nosotros y viene salvando.
Por eso, en las vísperas de la Navidad
los cristianos de todo el mundo nos alegramos de esta maravillosa fiesta, por
encima de otros varios aspectos de la fiesta, amables, pero más superficiales.
Celebramos que Dios es Dios con nosotros y un Dios Salvador. Es la mejor fiesta
que podamos imaginar y celebrar.
2.-MARIA
LA QUE ESPERÓ CON INEFABLE AMOR DE MADRE.
Hoy nuestra celebración está
impregnada de un recuerdo entrañable: El de la Madre del Mesías, la Virgen
Maria.
Isaías anunciaba de parte de Dios que “la
virgen dará a luz un hijo, y éste será el Enmanuel, el Dios con nosotros”.
Y en Maria se cumple esta profecía como nos ha dicho San Mateo en el Evangelio.
“María es la nueva Eva. Porque, si del
antiguo adversario nos vino la ruina, del seno virginal de Maria ha brotado
para todo el género humano la salvación y la paz. La gracia que Eva nos
arrebató, nos ha sido devuelta en María”.
El recuerdo de Maria es muy oportuno
para que terminemos bien el adviento y celebremos con fe y profundidad la
Navidad, a imitación de ella.
Hoy, pues, miramos a la Madre del
Señor, la Virgen Maria, nos gozamos con ella y aprendemos de ella a acoger al
Salvador con fe y con amor, abriendo nuestra existencia a la acción del Espíritu
Santo…
3.-
UN JOVEN OBRERO QUE TAMBIÉN CREE EN DIOS.
Al lado de la Virgen encontramos a
José, su esposo. Un joven humilde, trabajador, que nos da un ejemplo de actitud
abierta hacia Dios y a sus planes. El no entiende del todo el papel que Dios le
asigna en la venida del Mesías. Tiene sus dudas: No comprende que él pueda
caber (entrar) en los planes de Dios. Es el Ángel el que le asegura que sí, que
va a ser esposo de Maria; y por eso va a hacer que el Mesías venga según la
dinastía de David. José acepta los
planes de los planes de Dios. Como tantos otros en la historia que se
encuentran desconcertados, pero que se fían de Dios; José acepta lo que Dios le
encomienda y vive la Navidad desde una ejemplar actitud creyente.
Junto con Maria, José también es un
modelo para todos nosotros, abierto a la Palabra de Dios, obediente desde su
vida de cada día a la misión que Dios le ha confiado. Por eso también podemos
decir de él: “Feliz tú que has creído...”
4.- CONCLUSIONES,
En la ya próxima Navidad, celebramos
un acontecimiento siempre nuevo: Dios que se hace Dios con nosotros. Dios
Salvador. El recuerdo de Maria y de José nos debe ayudar a que esta fiesta no
sea vacía: una Navidad sin Jesús, sino una Navidad en que gozosamente celebremos
que Dios se ha hecho de nuestra familia, que ilumina toda nuestra existencia, y
que nos pide una acogida de fe y de amor.
Ahora nos pide nuestro consentimiento
como a Maria y a José, para habitar en nuestra vida. Y una actitud de
obediencia. Lo que supone sinceridad, confianza, dejar que actúe en nuestras
situaciones, sean las que sean. Déjate y confía. EUCARISTÍA: Está viniendo,
Dios con nosotros.
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