DOMINGO TERCERO DE ADVIENTO CICLO “A”
Queridos hermanos… Celebramos el tercer Domingo de Adviento, llamado de
“Gaudete”, ya que toda la liturgia de hoy es un anuncio gozoso y lleno de
alegría. Todavía no es la alegría desbordante de la Navidad, pero sí una alegría
ilusionada y expectante; la alegría del que espera de inmediato la realización
de una buena noticia.
¡Y
cómo necesitamos de las buenas noticias! En los momentos de tristeza y
depresión, en situaciones difíciles nos vendrá muy bien leer esta página del
profeta Isaías.
1.-
RETRATO IDÍLICO DE LOS TIEMPOS MESIÁNICOS.
Isaías nos ha anunciado cómo será la salvación que nos viene a traer el
Mesías, el enviado de Dios: El desierto se convertirá en jardín. Las manos
débiles se fortalecerán, las rodillas vacilantes volverán a tener seguridad, a
los cobardes les desaparecerá el miedo. ES QUE VIENE DIOS Y VIENE A SALVAR: Los
ciegos verán, los sordos oirán, los mudos volverán a hablar; los prisioneros
recobrarán la libertad. TODO LO QUE ERA PENA SE CONVERTIRÁ EN ALEGRÍA. Vale la
pena escuchar y meditar este cuadro.
Como también lo que hemos cantado en el Salmo responsorial: “VEN, SEÑOR, A
SALVARNOS”. Nosotros, que vivimos en tiempos del Mesías, queremos también que
sea verdad todo eso en nuestra historia este año.
El
apóstol Santiago también nos ha invitado a la esperanza y a la alegría porque “la venida del Señor está cerca”. Pero
nos surgen dudas, interrogantes, y nos preguntamos, ¿será realidad todo eso o
pura poesía? ¿No vino ya hace dos mil años el Salvador esperado? ¿Cómo no se
han cumplido estos anuncios …?
2.-
LAS PROMESAS SE CUMPLEN, SE REALIZAN EN JESÚS.
Mateo nos ha asegurado que todos los anuncios proféticos se han empezado
a cumplir en Jesús, el Salvador que Dios ha regalado al mundo: Pues por Jesús
los ciegos ven, los muertos resucitan y los pobres escuchan entusiasmados la
Buena Noticia de la Salvación.
Y
la señal de que ya han comenzado los tiempos definitivos es que ya se producen
los cambios anunciados. Cristo cura a los enfermos, libera a los oprimidos que
se acercan… Ahí está el Reino; ahí está la acción del amor misericordioso de
Dios.
Nosotros los cristianos celebramos esta realidad en el Adviento y en la
Navidad: Que en Cristo Jesús, Dios ha salido al encuentro de todos nuestros
males y se dispone a curarlos.
3.- LOS
SIGNOS DE NUESTRO CAMBIO EN ADVIENTO
Lo
que Dios quiere para nosotros también en este año es que algo cambie en nuestra
vida. Si celebramos la venida de Jesús es porque queremos que repita sus signos
mesiánicos en nuestra historia, en nuestra vida.
Será buen Adviento, buena Navidad… Tendremos gozo y alegría…, si en
verdad alguien recobra la vista, la valentía, la esperanza; si los que sufren
sienten una mano amiga que les fortalece, si los que no saben lo que es amor lo
experimentan estos días, si crece la
ilusión de vivir en la Iglesia, en la sociedad, en las familias y en las
personas.
Dios quiere que los cristianos además de gozar en nuestra vidas esas
transformaciones, seamos portavoces, anunciadores, precursores de Cristo y de
su Reino en esta sociedad en que vivimos.
Si la
gente nos preguntara ¿dónde está hoy ese Cristo que esperamos…? Seria hermoso
que le contestáramos: “Ahora a Cristo Jesús no le oímos, no le vemos, no anda
por la calle curando…, como hace dos mil años; pero mirad a la Iglesia, mirad a
esta familia cristiana, a esta comunidad de religiosas, a este cristiano
sencillo, pero valiente, mirad a sus obras; observad cómo a su lado crece la
esperanza, y la gente se siente amada por Dios, y se les va curando sus heridas y su
desencanto”
Esas
son las señales de la venida del Salvador. Eso es el adviento y la Navidad.
Cristo viene y salva ahora también a través de su Espíritu en la comunidad de
cristianos.
Los tiempos mesiánicos comenzaron (2.013), pero todavía tienen todo un
programa a realizar. Nosotros los cristianos, somos los que colaboramos con
Cristo para que su programa se vaya realizando. Por eso alimentamos nuestra
vida con la Eucaristía para que sea Cristo, no nuestro sentimiento quien mueva
historia.
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