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domingo, 15 de diciembre de 2013

REFLEXIÓN DE DON MANUEL EN EL TERCER DOMINGO DE ADVIENTO


DOMINGO TERCERO DE ADVIENTO CICLO “A”

        Queridos hermanos… Celebramos el tercer Domingo de Adviento, llamado de “Gaudete”, ya que toda la liturgia de hoy es un anuncio gozoso y lleno de alegría. Todavía no es la alegría desbordante de la Navidad, pero sí una alegría ilusionada y expectante; la alegría del que espera de inmediato la realización de una buena noticia.

        ¡Y cómo necesitamos de las buenas noticias! En los momentos de tristeza y depresión, en situaciones difíciles nos vendrá muy bien leer esta página del profeta Isaías.

   1.- RETRATO IDÍLICO DE LOS TIEMPOS MESIÁNICOS.

        Isaías nos ha anunciado cómo será la salvación que nos viene a traer el Mesías, el enviado de Dios: El desierto se convertirá en jardín. Las manos débiles se fortalecerán, las rodillas vacilantes volverán a tener seguridad, a los cobardes les desaparecerá el miedo. ES QUE VIENE DIOS Y VIENE A SALVAR: Los ciegos verán, los sordos oirán, los mudos volverán a hablar; los prisioneros recobrarán la libertad. TODO LO QUE ERA PENA SE CONVERTIRÁ EN ALEGRÍA. Vale la pena escuchar  y meditar este cuadro. Como también lo que hemos cantado en el Salmo responsorial: “VEN, SEÑOR, A SALVARNOS”. Nosotros, que vivimos en tiempos del Mesías, queremos también que sea verdad todo eso en nuestra historia este año.

        El apóstol Santiago también nos ha invitado a la esperanza y a la alegría porque “la venida del Señor está cerca”. Pero nos surgen dudas, interrogantes, y nos preguntamos, ¿será realidad todo eso o pura poesía? ¿No vino ya hace dos mil años el Salvador esperado? ¿Cómo no se han cumplido estos anuncios …?

    
      2.- LAS PROMESAS SE CUMPLEN, SE REALIZAN EN JESÚS.

        Mateo nos ha asegurado que todos los anuncios proféticos se han empezado a cumplir en Jesús, el Salvador que Dios ha regalado al mundo: Pues por Jesús los ciegos ven, los muertos resucitan y los pobres escuchan entusiasmados la Buena Noticia de la Salvación.

        Y la señal de que ya han comenzado los tiempos definitivos es que ya se producen los cambios anunciados. Cristo cura a los enfermos, libera a los oprimidos que se acercan… Ahí está el Reino; ahí está la acción del amor misericordioso de Dios.

        Nosotros los cristianos celebramos esta realidad en el Adviento y en la Navidad: Que en Cristo Jesús, Dios ha salido al encuentro de todos nuestros males y se dispone a curarlos.

   3.- LOS SIGNOS DE NUESTRO CAMBIO EN ADVIENTO

        Lo que Dios quiere para nosotros también en este año es que algo cambie en nuestra vida. Si celebramos la venida de Jesús es porque queremos que repita sus signos mesiánicos en nuestra historia, en nuestra vida.

        Será buen Adviento, buena Navidad… Tendremos gozo y alegría…, si en verdad alguien recobra la vista, la valentía, la esperanza; si los que sufren sienten una mano amiga que les fortalece, si los que no saben lo que es amor lo experimentan estos días, si crece  la ilusión de vivir en la Iglesia, en la sociedad, en las familias y en las personas.

       Dios quiere que los cristianos además de gozar en nuestra vidas esas transformaciones, seamos portavoces, anunciadores, precursores de Cristo y de su Reino en esta sociedad en que vivimos.

     Si la gente nos preguntara ¿dónde está hoy ese Cristo que esperamos…? Seria hermoso que le contestáramos: “Ahora a Cristo Jesús no le oímos, no le vemos, no anda por la calle curando…, como hace dos mil años; pero mirad a la Iglesia, mirad a esta familia cristiana, a esta comunidad de religiosas, a este cristiano sencillo, pero valiente, mirad a sus obras; observad cómo a su lado crece la esperanza, y la gente se siente amada por Dios, y  se les va curando sus heridas y su desencanto”

        Esas son las señales de la venida del Salvador. Eso es el adviento y la Navidad. Cristo viene y salva ahora también a través de su Espíritu en la comunidad de cristianos.

        Los tiempos mesiánicos comenzaron (2.013), pero todavía tienen todo un programa a realizar. Nosotros los cristianos, somos los que colaboramos con Cristo para que su programa se vaya realizando. Por eso alimentamos nuestra vida con la Eucaristía para que sea Cristo, no nuestro sentimiento quien mueva historia.

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