*Domingo XIX del Tiempo Ordinario*
🪔 Jn 6,41-51
Los judíos comenzaron a murmurar de Jesús, porque había dicho: "Yo soy el pan que ha bajado del cielo". Y decían: "Éste es Jesús, el hijo de José. Nosotros conocemos a su padre y a su madre: ¿cómo dice ahora que ha bajado del cielo?" Jesús les dijo: "Dejad de murmurar. Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre, que me ha enviado; y yo lo resucitaré el día último. En los libros de los profetas se dice: "Dios instruirá a todos." Así que todos los que escuchan al Padre y aprenden de él vienen a mí. No es que alguien haya visto al Padre. El único que ha visto al Padre es el que ha venido de Dios. Os aseguro que quien cree tiene vida eterna. Yo soy el pan que da vida. Vuestros antepasados comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron; pero yo hablo del pan que baja del cielo para que quien coma de él no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi propio cuerpo. Lo daré por la vida del mundo".
*Meditación:*
Percibir la realidad en clave de fe nos permite ir más allá de lo evidente y descubrir el sentido profundo de cuanto acontece. Esto es lo que Juan intenta expresar en su evangelio cuando, con mucha frecuencia, pone en evidencia la incomprensión de quienes rodean a Jesús. Aquellos que conocían al padre y a la madre del Nazareno no acababan de entender que eso no se contradice con que Él haya bajado del cielo. Solo una mirada creyente, esa que el Padre nos regala cuando le escuchamos, nos permite confesar que Jesucristo es más que el maná. Él es el pan vivo que nos da una vida que no acaba. Pidamos el regalo de creer en Jesús, de confesarle Dios y de dejarnos nutrir por Él.
*Oración:*
Bendito seas, Señor, por el pan de tu Palabra. Que no se sacie mi hambre de ella.
*Acción:*
Disfruta esta semana del encuentro con el Pan y la Palabra tanto como te sea posible.
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