*Domingo XVII del Tiempo Ordinario*
🪔 Jn 6,1-15
Después de esto, Jesús se fue a la otra orilla del lago de Galilea (también llamado de Tiberias). Mucha gente le seguía porque había visto las señales milagrosas que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a un monte y se sentó con sus discípulos. Ya estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar la vista y ver la mucha gente que le seguía, Jesús dijo a Felipe: "¿Dónde vamos a comprar comida para toda esta gente?" Pero lo dijo por ver qué contestaría Felipe, porque Jesús mismo sabía bien lo que había de hacer. Felipe le respondió: "Ni siquiera doscientos denarios de pan bastarían para que cada uno recibiese un poco". Entonces otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero ¿qué es esto para tanta gente?" Jesús respondió: "Haced que todos se sienten". Había mucha hierba en aquel lugar, y se sentaron. Eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó en sus manos los panes, y después de dar gracias a Dios los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los peces, dándoles todo lo que querían. Cuando estuvieron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: "Recoged los trozos sobrantes, para que no se desperdicie nada". Ellos los recogieron, y llenaron doce canastas con los trozos que habían sobrado de los cinco panes de cebada. La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús, decía: "Verdaderamente éste es el profeta que había de venir al mundo". Pero como Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerle rey, se retiró otra vez a lo alto del monte, para estar solo.
*Meditación:*
Por más que la multiplicación de los panes se narre en los cuatro evangelios, cada evangelista introduce sus propios matices y acentos teológicos. Una de las peculiaridades de esta versión de Juan es que los panes y los peces que servirán para alimentar a todos no los poseen los discípulos, sino un niño. Mientras Felipe reconoce que hace falta el salario de doscientos días de trabajo para comprar el pan necesario, este joven ofrece lo que tiene, por poco e insignificante que pueda parecer. No importa lo pequeños que nos sintamos o lo poco que creamos que podemos aportar, pues si ponemos a disposición del Señor aquello que somos y tenemos, sea mucho o poco, Él hará milagros con ello.
*Oración:*
Quiero darme, Señor, a mis hermanos y hermanas con la generosidad de ese niño. Con lo poco que soy.
*Acción:*
Sé generoso, comparte aquello que no te sobra.
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