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domingo, 12 de agosto de 2018

Séptimo día de novena en honor a la Virgen del Alcázar, Excelsa Patrona de Baeza

Día séptimo

Hecha la señal de la cruz, se reza el siguiente acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois  y porque os amo sobre todas las cosas,  me pesa haberos ofendido y os prometo apartarme de todas las ocasiones de pecar. Vuestra divina gracia y los méritos de vuestra pasión y muerte, me harán perseverar en el camino de la perfección hasta el fin de mi vida. Amén

Jaculatoria

¡María, luz de los cielos!....... alúmbrame

¡María, dechado de pureza!..... Límpiame

¡María, hermosa entre las hermosas!.... Atráeme

¡María, dulzura perfectísima!...... Suavízame

¡María, amante y cariñosa madre!...... Defiéndeme

Oración

El titulo glorioso con que te invocamos, ¡Oh Virgen Inmaculada! No sólo trae a la memoria el lugar donde tus hijos de Baeza te dirigieron las primeras plegarias y plantaron después el estandarte de la Fe, abatiendo el poder de la morisma, sino que simboliza también la excelsitud de tu encumbramiento. Tú fuiste elegida para Alcázar del verbo increado. Tú fuiste el Alcázar o fortaleza donde se estrellaron las potestades del infierno y se albergaron todas las virtudes, Tú fuiste la fortaleza de los Mártires, de las Vírgenes y de los confesores

Sé, pues, también nuestro refugio y el Alcázar donde siempre vivamos defendidos hasta que nuestra alma, conducida por ti, vuele para gozar las delicias de la celestial Jerusalén. Amén

Récense tres Ave Marías en reverencia de las tres purezas con que fue adorada y enriquecida Ntra. Señora, pidiendo después cada cual por las necesidades que más le aflijan

Oración del séptimo día

Conformándote con la ley mosáica, ¡oh inmaculada paloma! Fuiste al templo para ser purificada. Tú más pura que el sol, además de sufrir el tormento de ver correr la sangre de Cristo en el acto de la circuncisión, soportas el no menos cruel dolor de que te consideren manchada ¡Cuán admirable apareces entonces, reina de mi alma, sabiendo que eras la elegida desde la eternidad para servir de sagrario al infinito amor!

Dame tu auxilio para sufrir con paciencia las contrariedades de la vida, y sea mi pecho tu sagrario, como el tuyo lo fue de Jesús. Amén.

Ave María Purísima

Sin Pecado Concebida

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