MONICIÓN DE ENTRADA:
Hermanos y hermanas, sed bienvenidos a celebrar la Misa para invocar y
pedir al Señor su protección y su gracia para que toda la actividad agraria de
la campaña de la recolección de la aceituna en Baeza, se desarrolle en paz, sin
sobresaltos y sin accidentes. Que todos, con nuestra prudencia, nuestro
esfuerzo y solidaridad y la ayuda de San Isidro, lo hagamos posible.
Hoy
también celebramos “el Día de la Iglesia Diocesana” con el fin de alegrarnos de pertenecer a la
Iglesia de Cristo, y con el fin de
estrechar nuestros lazos de familia de los hijos de Dios que camina en Jaén.
MONICIÓN A LA PALABRA DE DIOS
La
Palabra de Dios nos invita a mirar hacia el término de nuestra historia, la de
cada uno de nosotros y la de toda la humanidad. Nos dirá que a pesar de los
dolores, males, catástrofes… , Jesús nos anuncia un mensaje de de vida y de
salvación: Que pase lo que pase, vaya como vaya todo , él ofrece la vida nueva
y eterna de su Reino a todos los que
hayan seguido su camino.
ORACIÓN DE LOS FIELES (Añadir a la hoja…)
4.- Por todos los que trabajaremos en nuestros
campos recogiendo sus frutos. Para que el Señor, dueño de la tierra, nos cuide,
nos bendiga y nos proteja y haga prósperas las
obras de nuestras manos. Oremos.
5.- Por todos cuantos nos han precedido y nos
han legado nuestras tierras, fruto de sus sudores y desvelos. Que descansen en
la paz eterna juntos al Señor, libres de todo mal y de toda pena. Oremos.
6.- Acuérdate, Señor, de los que sufren, en
especial de los damnificados de Filipinas. Que con la ayuda de todos se
recuperen, y a los fallecidos recíbeles en tu Reino. Oremos
ORACIÓN E INVOCACIÓN (Después de la comunión)
-Padre, nos ponemos en tus manos. Haz de nosotros lo que quieras. Sea lo
que sea, te damos gracias.
-Estamos dispuestos a todo. Lo aceptamos todo, con tal que tu plan vaya
adelante en toda la humanidad y en nosotros.
-Ilumina nuestras vidas con la luz de Jesús. No vino a ser servido, sino
a servir. Que nuestras vidas sean como la de Él: servir. Grano de trigo que
muere en el surco del mundo.
-Que
sea así de verdad, Padre. Te confiamos nuestras vidas. Te las damos.
Condúcenos. Envíanos aquel Espíritu que movía a Jesús.
-Nos
ponemos en tus manos enteramente, sin reservas, con una confianza absoluta,
porque Tú eres nuestro Padre. Amén.
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