LEMA:“SAL DE TU TIERRA” “QUEREMOS VER
A JESÚS”
Queridos hermanos: Que hermoso vernos reunidos un Domingo más para celebrar la
Eucaristía, donde participamos del amor de Nuestro Señor Jesucristo y del amor
de los hermanos. Bendito sea el Señor.
Hoy además es un día especial. Celebramos la Jornada del Domund, la Jornada a
favor de las misiones. La celebración y la oración de hoy hemos de dirigirla
especialmente a favor de la Iglesia misionera. Pensamos en aquellos misioneros
y misioneras que han dejado su pueblo, su familia... y han marchado a países
lejanos y pobres impulsados por la fe y el amor. Dejándolo todo han ido al
encuentro de personas que pertenecen a otras culturas y pueblos con la única
voluntad de conocerlos, de amarlos, de ayudarles en su promoción humana y de
anunciarles y testimoniarles la Buena Noticia del Evangelio.
Han SALIDO DE SU TIERRA con la
intención de responderles con la palabra y la vida al deseo que tiene toda
persona en el fondo de su corazón: QUEREMOS
VER A JESÚS. Han marchado para hacerles comprender que Dios es amor, un
Padre entrañable, que les ama y les da la vida, la vida eterna... Para
anunciarles y testimoniarles que Jesús de Nazaret es el Salvador de todos los
hombres: El Dios que se hizo hombre, que quiere iluminar sus vidas y ayudarles
a descubrir su dignidad de hijos de Dios y la existencia de la vida eterna.
Este Domingo hemos proclamado
que Dios escucha al hombre, cuando se muestra sencillo y humilde; cuando está
afligido y se dirige a Él para que lo socorra. Pues bien, en los países de
misión, Dios escucha a los pobres y humildes a través de los cristianos que
vivimos que vivimos en este primer mundo.
Por ello hoy se nos recuerda el grito de todos los que no conocen a Dios, que
nos piden: QUEREMOS VER A JESÚS.
Queremos conocer el tesoro que vosotros tenéis: No ya vuestra situación de
desarrollo... sino sobre todo, el tesoro de la fe. ¡Qué misión tan importante y
excelente! ¡Qué testimonio dan nuestros hermanos y hermanas misioneras!
Oremos por los misioneros,
la voz, las manos y el corazón de Dios para que sigan trabajando con amor e
ilusión... Y colaboremos también con nuestra aportación económica generosa,
para que tengan los medios materiales suficientes para poder realizar su
excelente y urgente misión, en nombre nuestro y de toda la Iglesia.
Que puedan proclamar la Palabra del Evangelio. Ese Evangelio, Buena Noticia,
que nos está salvando a nosotros, y que tantos esfuerzos han realizado otros
para legarnos. Ojalá que el inmenso esfuerzo misionero de la Iglesia esté
siempre presente en nuestra vida, que también ha de ser siempre misionera.
Hoy es encomiable el testimonio de
cristianos adultos y jóvenes de nuestra Diócesis, de nuestras Parroquias
que se desviven para desde aquí ayudar a la Iglesia misionera. Son personas que
oran, que estiman el encuentro con el Señor, y que este encuentro es para ellos
trampolín para lanzarse a buscar medios con que apoyar la causa misionera del
Evangelio.
Son los misioneros que, sin
irse de su país..., luchan porque el Evangelio sea proclamado y conocido por
toda criatura. Tú también eres,
debes ser misionero. ¿Cómo?
-
Necesidad de voluntarios en la
Parroquia...
-
Con tu oración permanente, tus
sacrificios y ofrendas.
- Con
tu ayuda económica constante o periódica. (No pases hoy)
La Eucaristía que
celebramos, nos llena de Cristo, de
su
Palabra, de su Amor, que nos quema, nos urge y nos envía para que todos lo
conozcan, lo vivan como nosotros y se salven, teniendo la esperanza de la vida
eterna.
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