DOMUND 2.014: “RENACE LA ALEGRIA. LA ALEGRIA DE
ANUNCIAR EL EVANGELIO”
1.- DOMUND, JORNADA UNIVERSAL Y MISIONERA.
Queridos hermanos: El Domingo pasado Dios
Padre nos invitaba a todos los hombres al banquete de bodas de su hijo. Y en
ese banquete ofrecía, daba todos los bienes deseados por el hombre… Por eso les
decía una y otra vez a sus servidores:
“Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, convidadlos
a la boda”. Hoy celebramos la Fiesta del Domund, el Domingo mundial de la propagación de la fe,
con el lema “RENACE LA ALEGRÍA”, que nos invita a compartir la alegría del
Evangelio con todos los hombres y mujeres del mundo. Es necesario, pues, que
aquella invitación de Dios Padre y esos bienes... lleguen a
todos los hombres y que todos nos pongamos en camino para llevar el tesoro de
la fe a todos cuántos no lo conocen y no lo disfrutan.
Todo bautizado está llamado, elegido
por Dios para salid a los caminos y llevad el Evangelio… a sus hermanos los
hombres de nuestro tiempo. En las encrucijadas de los caminos, donde los seres
humanos desarrollan sus vidas, buscando el sentido de la vida, la felicidad y
la vida plena…
2.- PALABRA DE DIOS.
El
Evangelio de hoy nos coloca ante una de las afirmaciones más radicales de
Jesús: la distinción entre lo que es del Cesar y lo que es de Dios. En verdad
la Iglesia, los cristianos podemos prestar una gran contribución para que en
este mundo entre las personas y los pueblos se rijan por la justicia en todos
sus aspectos. Pero en cualquier caso, la misión propia del la Iglesia va más
allá, porque es manifestar el amor de Dios por todos sus hijos.
Precisamente la Jornada Mundial de las Misiones tiene como objetivo
recordarnos que las relaciones que nos unen a los demás son de una profunda
fraternidad en Cristo, que trasciende todas las fronteras y alcanza a todos los
hijos de Dios. Como recuerda el Papa Francisco en el Mensaje para esta Jornada,
la alegría más profunda de Jesús es constatar que sus discípulos participan de
esta dinámica de conocer al Padre y de vivir como hermanos entre sí. Es la
alegría del Evangelio que se revela a los pobres y humildes, que la Iglesia
debe testimoniar y realizar. Como decía Pablo VI, “evangelizar constituye, en
efecto, la dicha y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más
profunda.(Evangelli nunciandi)
A este
respecto el Papa Benedicto XVI nos dice: La
animación misionera ha prestado siempre una atención peculiar a la solidaridad,
que a través de las Obras Misionales Pontificias, solicita ayuda para el
desarrollo de las tareas de evangelización en los territorios de misión. Y
el Papa Pablo VI decía: “Al anunciar el
Evangelio, la Iglesia se toma en serio la vida humano en sentido pleno. No es
aceptable que en la evangelización se descuiden los temas relacionados con la
promoción humana, la justicia, la liberación de toda forma de opresión,
obviamente respetando la autonomía de la esfera política”.
La
jornada Mundial de las Misiones es una ocasión única para abrir nuestro corazón
al hambre y a la sed de conocer a Dios, así como a las graves necesidades
materiales y humanas, que pasan muchos hermanos y hermanas nuestros en todo el
mundo.
3.- LOS MISIONEROS NOS INTERPELAN.
Los
misioneros han acogido la llamada del Señor y dedican su vida a la misión
universal. Experimentan que Jesús está con ellos cada día, y lo descubren
gozosamente en la persona de los pobres: “cada
vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo
hicisteis”.
Desde su testimonio y experiencia nos interpelan a nosotros y sobre todo
a las futuras generaciones, a las que invitan a consagrar su vida a la obra del
Evangelio. Los misioneros advierten a sacerdotes, religiosos y laicos de la
Iglesia que hay que proclamar el Evangelio en todo momento y por todas partes,
intentando convencer a gente,
animándoles y esperando con gran paciencia.
4.-DEBEMOS AYUDARLES,
Con
nuestra oración, que debe acompañar siempre el camino de los misioneros.
Con
el sacrificio:”El sacrificio del misionero debe ser compartido y sostenido por
todos los fieles”. “Con tal ofrecimiento, hasta los enfermos se hacen también
misioneros
Con
la promoción de vocaciones misioneras, que han de salir de la familia, la
escuela, la Parroquia…
Y
finalmente también con nuestros bienes. Pues el misionero atiende “a todos hombres y a todo hombre”. Es testigo de Dios
en un mundo marginado, pobre, carente de todo. Su miseria es un reclamo para
los que rezamos el Padre nuestro y nos llamamos hermanos.
5.- MISIÓN UNIVERSAL Y EUCARISTÍA.
La
Eucaristía es siempre una llamada de universalidad y de misión. La Palabra de Dios
nos hace salir de nuestras rutinas y comodidades hacia nuevos horizontes de
apostolado y misionero.
La
ofrenda del Cuerpo y de la Sangre de
Jesús, “derramada por vosotros y por todos los hombres y mujeres de
todo el mundo”, nos recuerda nuestra
vocación misionera y nos hace ver que los misioneros necesitan nuestra
simpatía, oración y ayuda, para que todo el mundo pueda sentarse al banquete
del Reino de Dios.
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