DOMINGO XXI DEL TIEMPO
ORDINARIO CICLO A
Queridos hermanos: Las preguntas de Jesús en el
Evangelio siguen siendo actuales; y siguen teniendo distintas respuestas: ¿Qué
piensa la gente de Jesús? ¿Qué pensamos nosotros?...
Si
hiciéramos una encesta en la calle, en nuestros hogares, entre nuestros amigos,
incluso entre los que estamos aquí, veríamos DISTINTAS RESPUESTAS, sobre todo a
nivel vital…
La
figura de Jesús, sin embargo, sigue siendo admirada y respetada, vivida y
proclamada. La infinidad de sombras que los cristianos de todos los tiempos
hemos ido acumulando, ponen en duda la autenticidad de nuestro seguimiento,
pero no han manchado lo más mínimo su imagen llena de luz, de vida y humanidad.
Pero
como cristianos de nuestro tiempo debemos preguntarnos a menudo, ¿QUÉ IMAGEN
DAMOS DE JESÚS?: es decir, ¿quién decimos que es? Amor, libertad, alegría,
esperanza, gozo, vida.
Jesús
necesita también hoy como siempre de unos testigos que lo hagan presente y vida
en medio del mundo, pues muchos esperan…(jóvenes, niños…) conocerlo a través de
nuestra vida, de nuestras obras. San Juan Pablo II en la Novo Mileno Ineunte,
nos cuestionaba a los cristianos que muchas personas nos pedían “Queremos
ver a Jesús”, “Devolvernos a Cristo”
Como
Pedro, como tantos testigos cristianos en la historia… hemos de manifestar
nuestra fe en Jesús, el Hijo de Dios, el único Salvador, el Señor. Esta
confesión, este testimonio es un don de Dios, que hemos de pedir, Pues “pues
nadie puede decir Jesús es el Señor si no es bajo la acción del Espíritu
Santo”.
Hoy más que formulaciones de la fe (también
necesarias) lo que se nos pide es la vivencia de la fe, decir quién es
Jesús con la propia vida, con nuestras actitudes y obras. Por eso, hoy
deberíamos preguntarnos hasta que punto sus valores (misericordia, perdón,
libertad, alegría, servicio, amor… son nuestros valores. Hasta que punto
nuestra adhesión a Él nos ayuda cuando tenemos que perdonar, comprender,
compartir, cuando tenemos que servir, amar y entregarnos, siendo sus buenos
administradores.
SOBRE
ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA
La fe
de Pedro es nuestra fe. Fe dudosa y quebradiza, pero también Jesús ha confiado
en nosotros “dóciles al Espíritu”, para seguir edificando nuestra Iglesia, que
es su Iglesia, la Iglesia que camina en Jaén, en nuestra ciudad y en nuestra
comunidad parroquial.
Celebrar la Eucaristía es volver a celebrar y proclamar juntos la fe de
Pedro, la fe de la Iglesia, la de tantos hermanos nuestros que con la vida y
nuestras obras, decimos “Tu Jesucristo
eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”
Lo
proclamaremos de formas diversas, en corresponsabilidad, pero que es el Señor
que nos salva y nos da la vida. Que la
Virgen del Alcázar, nuestra Patrona, nos ayude a vivir lo que Jesús, su Hijo,
nos diga.
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