DOMINGO TERCERO DE
CUAREMA “A”
Queridos cofrades,
hermanos y hermanas.
Este hermoso Evangelio ha sido para los cristianos de todos los
tiempos una catequesis de preparación para la recepción del Sacramento del
Bautismo en la Vigilia Pascual… También nos sirve a nosotros para
actualizar nuestra vida cristiana y, en
la noche de Pascua, reafirmar las exigencias de nuestro bautismo: Renunciaremos
a… y afirmaremos nuestro Sí a Jesús y a los valores de su Reino. Se comprende
por qué.
A) EL ENCUENTRO CON JESÚS REHACE LA VIDA
En
la conversación con la mujer Samaritana se muestra de qué modo el encuentro de Jesús REHACE LA VIDA DE LA PERSONA: Que beber el
agua que Él nos da, o sea, seguirle, ir con Él, caminar a su lado, es capaz de
renovarnos, de abrir en nosotros una vida nueva.
“El
que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed”. Así promete Jesús
la satisfacción plena: nuestros deseos cumplidos, nuestros dolores calmados,
nuestras pasiones liberadas, nuestras hambres satisfechas y nuestras esperanzas
a tope. Y el secreto de tanta dicha está en el Espíritu de Jesús derramado
sobre nosotros, un manantial de paz, de gozo, de luz, de fuerza, amor, de vida.
B) RESPUESTA DE LA SAMARITANA.
La Samaritana ya no tendrá necesidad de
volver al pozo, ni de buscar marido...
El Mesías, Jesús se desposará con ella y le dará en dote el don del Espíritu
por el que podrá “adorar al Padre en
Espíritu y en verdad”. No necesitará volver al pozo, porque en ella ha
nacido el pozo vivo; no necesitará buscar otro marido, por que ya encontró el
Verdadero: Jesucristo
B) TAMBIÉN NOSOTROS.
Este proceso, hermanos, se ha realizado
en la vida de cada uno de nosotros, y se ha de seguir realizando en nuestro
futuro. En nuestro caminar por la vida (desierto), Dios nos prueba: pasamos
dificultades…, tenemos sed… y a veces nos preguntamos, ¿está o no está Dios con
nosotros? Y solo desde la fe en Él, surgirá el milagro: Un agua que brota de la
roca o del corazón y te satisface y te llena de estímulo, de alegría y de vida.A veces buscamos saciar nuestra sed de felicidad y de vida en las cosas: sexo, placer, consumo…, y nos damos cuenta de que lo que necesitamos no son tantas cosas, sino OTRA COSA; no materialidades sino ESPÍRITU, no más aguas del mismo pozo, sino OTRO POZO; no otro esposo, sino EL ESPOSO FIEL; no otro amor más, sino EL VERDADERO AMOR, JESUCRISTO, DIOS Y HOMBRE VERDADERO.
Buscamos satisfacer, como la Samaritana, nuestra sed en los ídolos, caminando a ciegas y sin libertad de un dios a otro. Es la sed de la humanidad doliente y religiosa, pero que no encuentra al Dios que la salve, la libere y la llene de luz y vida.
Sin embargo Jesús sale a nuestro
encuentro y nos pide de beber, como hombre, para saciar nuestra sed, como Dios.
Jesús tenía sed en la cruz: sed de amor, de manifestar a todos su amor, de
salvar a todos con su amor.
APLICACIONES:
Jesús quiere calmar tu sed: Te dio su
Espíritu, un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna. ¿Cuál es tu
situación hoy? ¿Sigues calmando tu sed de vida en Jesús, en su Palabra, en el
Sacramento de la alegría de su perdón, en tu oración personal con Él… y, sobre
todo, en la Eucaristía y en el encuentro
fraterno con los hermanos?
Este es el tiempo oportuno de la gracia,
centra tu vida en Él.
DÍLE: ¡SEÑOR, DAME ESA AGUA!
Y no olvides que LA EUCARISTIA es el
surtidor de agua que salta hasta la vida eterna. Ya lo dijo Él: “El que coma mi carne y beba mi sangre tiene
vida eterna”.
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