DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO “C”
Queridos hermanos y hermanas sed bienvenidos a celebrar el Día del Señor, el Día de los cristianos. Pues el Señor,
al tercer día de entregar su vida en la cruz, resucitó, y desde entonces todos
los cristianos celebramos su triunfo sobre la muerte, que es también nuestro
triunfo.
Los
cristianos solemos celebrar los acontecimientos importantes de nuestra vida.
Así cuando vamos a comenzar alguna acción de envergadura, solemos pedir la
bendición la protección y la ayuda a Dios para que todo trascurra bien. Otras
veces, aunque menos, solemos darle gracias por los beneficios buenos que recibimos…
Esta
tarde por iniciativa de la Hermandad de San Isidro Labrador, hemos sido
convocados para invocar y pedir al Señor
todos unidos que los trabajos de la recolección de la aceituna en nuestros
campos de Baeza se desarrollen con normalidad y sin sobresaltos; que no
haya accidentes y que la hermosa cosecha que Dios no ha concedido este año,
sirva para mitigar y cubrir tantas necesidades por las que muchas familias y
personas están padeciendo.
La Palabra de Dios proclamada nos ha
situado, en un sentido escatológico, ante el fin del mundo presente. Este mundo
“de tiempo” se termina y se acaba, como semilla que muere para florecer en “un
mundo de eternidad”.
Y
nosotros los cristianos estamos llamados a destruir el mundo viejo herido por
el mal y el pecado y cuyas secuelas son: la injusticia, la explotación, la
insolidaridad, la guerra, el hambre, el odio, el egoísmo, la muerte. Por ello,
seremos perseguidos… y como Cristo daremos la vida. Sin embargo Cristo, a través de nuestras
vidas está renovando este mundo, sembrando en el corazón del hombre el amor y
la vida hasta que complete su obra, el Reino de Dios, el cielo nuevo y la
tierra nueva.
Mientras
la Iglesia, su Iglesia es el instrumento de Dios, Sacramento de Salvación, para
realizar entre los hombres la renovación y la construcción del mundo nuevo, de
eternidad.
DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA
Pero,
¿qué hace la Iglesia? En este Domingo en que celebramos el Día de la Iglesia
Diocesana, se nos dice: LA IGLESIA ES UNA COMUNIDAD QUE ACOMPAÑA Y AYUDA. Y así
lo vive y lo realiza todos los días:
- Anuncia la Palabra de Dios. Todos los días sacerdotes,
profesores, catequistas... dedican sus horas al
de trabajo de proclamar la Buena Noticia del amor de Dios. “No sólo
de pan vive el hombre...”
- Todos los días santifica mediante los Sacramentos
a quienes acuden a ella con fe; abre los templos, celebra la Eucaristía y la
Penitencia, celebra la Unción de los enfermos en la casa de estos...Bendice los
matrimonios.
- Todos los días abre sus manos, su corazón al
necesitado de cultura, de lugares, de promoción social; al pobre y necesitado
de bienes materiales y a los pecadores. En resumen realiza y lucha por un mundo
nuevo.
Este
quehacer diario de la Iglesia lo realizan en nombre de toda la comunidad, los
sacerdotes, los religiosos y religiosas, los laicos, padres y madres de
familia, profesionales, jóvenes y niños, pues todos los bautizados somos Pueblo
de Dios.
En
el Día de la Iglesia Diocesana es una buena ocasión para hacer una breve
reflexión sobre el Misterio de la Iglesia y tomar conciencia de ella.
A)
QUE NO ES LA IGLESIA
- No es un Supermercado. Donde se compra lo que
interesa y a un precio. Dios da gratis y no podemos comprarlo ni comprarle.
- No es el Cura, que me cae simpático y me atiende o
antipático y no me escucha y está perdido.
- No es la Iglesia el día que llevo flores por lo de
la comunión de mi pequeño o en el entierro de un familiar. Después... nada.
Dios creó las flores y las ama siempre.
- No debe ser la Iglesia el lugar donde encargo mi
misa, mi funeral, mi día, mi hora, mis convidados...
B)
QUE ES LA IGLESIA
- Es la comunidad de los creyentes en Jesús.
Comunidad de personas que se comunican entre sí porque tienen y viven una misma
fe, que se siente solidaria de los hermanos, que avanza en el camino de la
Unidad.
- Que tiene como fin el mismo de Cristo: Salvar a
los hombres y a todo hombre.
- La Iglesia somos nosotros los bautizados; es pues,
nuestra y también nuestra su actividad y sus necesidades.
Hoy nos
toca tomar conciencia para amarla más, para trabajar en ella, y unidos a Cristo
y otros hermanos hacer ir forjando para
todos el cielo nuevo y la tierra nueva a que todos aspiramos. ¿Qué seria la
Iglesia sin catequistas...?
-La Eucaristía produce comunión. La comunión es así
mismo participación que se expresa en la comunicación cristiana de bienes. La
Eucaristía nos pide vivir el estilo de los primeros cristianos. “Todos los
creyentes acudían asiduamente a la enseñanza de los Apóstoles, a la fracción
del pan y a las oraciones... Vivian todos unidos y ponían todo en común”.
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