La Resurrección del Señor, fundamento de nuestra fe:
Nuestra Madre la Iglesia nos introduce en estos días en la alegria pascual a través de los textos de la liturgia.
La alegría verdadera no depende del bienestar material, de no padecer necesidad, de la ausencia de dificultades etc.... La alegría profunda tiene su origen en Cristo,en el amor que EL nos tiene y en nuestra correspondencia a ese amor.
En la Última Cena el Señor, no habia ocultado a los Apóstoles las dificultades que les esperaban; sin embargo, les prometió que la tristeza se tornaía en gozo.
En el amor a Dios que es nuestro Padre, y a los demás, está el origen de esa alegría, porque hacemos mucho bien a nuestro alrededor; y será con frecuencia la mejor muestra de caridad para quienes estan a nuestro lado, en el trabajo, en la calle, en las relaciones sociales.....
El mundo está triste e inquieto y tiene necesidad de la paz y la alegría que el Señor nos ha dejado.
No olvidemos dar gracias a la Santísima Virgen, Ella protegió con su fe, su esperanza y su amor a esta naciente Iglesia debil y asustada.
Hagamos el propósito de vivir este tiempo pascual muy cerca de María, por la inmensa alegría de la RESURRECCIÓN.
Un saludo. Antoñita Valderas.
Nuestra Madre la Iglesia nos introduce en estos días en la alegria pascual a través de los textos de la liturgia.
La alegría verdadera no depende del bienestar material, de no padecer necesidad, de la ausencia de dificultades etc.... La alegría profunda tiene su origen en Cristo,en el amor que EL nos tiene y en nuestra correspondencia a ese amor.
En la Última Cena el Señor, no habia ocultado a los Apóstoles las dificultades que les esperaban; sin embargo, les prometió que la tristeza se tornaía en gozo.
En el amor a Dios que es nuestro Padre, y a los demás, está el origen de esa alegría, porque hacemos mucho bien a nuestro alrededor; y será con frecuencia la mejor muestra de caridad para quienes estan a nuestro lado, en el trabajo, en la calle, en las relaciones sociales.....
El mundo está triste e inquieto y tiene necesidad de la paz y la alegría que el Señor nos ha dejado.
No olvidemos dar gracias a la Santísima Virgen, Ella protegió con su fe, su esperanza y su amor a esta naciente Iglesia debil y asustada.
Hagamos el propósito de vivir este tiempo pascual muy cerca de María, por la inmensa alegría de la RESURRECCIÓN.
Un saludo. Antoñita Valderas.
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