“Es hora de asomarse al infinito”
Es hora de salir al balcón de la vida,
mirar el horizonte, despertar al alba
y sentirse llenos de alegría.
Es hora de asomarse al infinito,
de anunciar y cantar, trabajar y proclamar
que es posible un mundo nuevo y distinto.
Es hora de entrar en la noche sin miedo
y ser sus testigos;
descubrir su presencia entre nosotros
fortaleciendo nuestras esperanzas y anhelos.
Es hora de romper los esquemas de siempre;
de escuchar las palabras del silencio;
gustar su presencia callada, confesar la vida,
andar por los desiertos y abrir nuevas sendas
por donde pueda llegar el Reino.
Es hora de iniciar caminos nuevos,
arriesgarlo todo,
apostar por Dios y su Reino.
Es hora de la Pascua, de Resurrección,
de brindar por la Vida Plena
que el Señor nos sigue trayendo,
para ensanchar nuestro corazón
y hacerlo más sensible y más fraterno.
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