Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,32-38):
En aquel tiempo, presentaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio, y el mudo habló. La gente decía admirada: «Nunca se ha visto en Israel cosa igual.»
En cambio, los fariseos decían: «Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios.»
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»
Palabra del Señor
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martes, 5 de julio de 2016
lunes, 4 de julio de 2016
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,18-26):
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá.»
Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y, al verla, le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado.» Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.
Palabra del Señor
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,18-26):
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá.»
Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y, al verla, le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado.» Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.
Palabra del Señor
domingo, 3 de julio de 2016
JORNADA DE RESPONSABILIDAD DE TRÁFICO
El Secretariado Episcopal del Apostolado de la Carretera, de la Diócesis de Jaén, que dirige el sacerdote, D. José Luis Martínez Poyatos, comparte la campaña puesta en marcha desde la Conferencia Episcopal Española con motivo de la Jornada de responsabilidad en el tráfico, que se celebra el próximo domingo, 3 de julio.
En este Año Santo de la Misericordia, el lema escogido para conmemorar esta jornada es “Bienaventurados los misericordiosos”. Desde el Secretariado Episcopal de la Carretera, se envía este mensaje a todas las personas relacionadas con la carretera: camioneros, transportistas, taxistas, conductores de autobuses, de autocares, de ambulancias, bomberos, Guardia Civil, policía de tráfico, cofradías de san Cristóbal, asociaciones de transportistas.
También a las personas que cada día pasan buena parte del tiempo al volante por razones de trabajo, necesidad o porque disfrutan de vacaciones. Asimismo a los motoristas, ciclistas y peatones que, de una u otra manera, hacen uso de las vías públicas.
En este Año Santo de la Misericordia, el lema escogido para conmemorar esta jornada es “Bienaventurados los misericordiosos”. Desde el Secretariado Episcopal de la Carretera, se envía este mensaje a todas las personas relacionadas con la carretera: camioneros, transportistas, taxistas, conductores de autobuses, de autocares, de ambulancias, bomberos, Guardia Civil, policía de tráfico, cofradías de san Cristóbal, asociaciones de transportistas.
También a las personas que cada día pasan buena parte del tiempo al volante por razones de trabajo, necesidad o porque disfrutan de vacaciones. Asimismo a los motoristas, ciclistas y peatones que, de una u otra manera, hacen uso de las vías públicas.
REFLEXIÓN DE DON MANUEL PARA EL DÍA DE HOY
DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C
Queridos hermanos: Seguimos
acompañando a Jesús en el camino hacia Jerusalén, donde culminará su obra
redentora. La intención de San
Lucas es presentarnos el camino de Jesús para que todos los cristianos, su
Iglesia, lo realicemos, lo vivamos
de idéntica manera que el Maestro.
El domingo pasado nos
presentaba Jesús la radicalidad de
su llamada. Su llamada a seguirle supone no estar atado por nada, ni
por nadie… Y aquella llamada
radical, aquella disponibilidad suponía, tenía por objeto, recibir una misión:
La misión de anunciar el Reino de
Dios (GOZO, PAZ, JUSTICIA, CONSUELO, VIDA, AMOR DE DIOS)
Este Reino de Dios ya había sido
anunciado y prometido por Isaías a los israelitas deportados en
Babilonia. Y ahora se cumple en la
persona de Jesucristo, al subir a Jerusalén y allí entrega su vida por
todos los hombres. “Festejad a Jerusalén, gozad con ella...porque así dice el
Señor: “Yo haré derivar hacia
ella, como un rio la paz, como un torrente en crecida, las riquezas de las
naciones”.
Ahora realizada su misión, Cristo
envía a los discípulos, a su Iglesia con su misma misión. Dice San Lucas:
Designó el Señor otros setenta y dos, y les decía: PONEOS EN CAMINO. Y añade
esta misión a la de los doce, prefigurando la misión universal de la Iglesia,
enviada a evangelizar a todos. De ahí que todo cristiano debe sentirse
enviado anunciar el Reino de Dios (a evangelizar)
Más adelante el Evangelio nos aclara dos cuestiones básicas de la misión: 1ª. Cuál es
la misión que hemos de realizar. 2ª. Como hemos de realizarla.
1ª.- “Decid primero: Paz a esta casa…
Curad enfermos… Y decid: Está cerca el Reino de Dios”. Estamos en el centro
de lo que la Iglesia trata de realizar La Nueva Evangelización “Yo haré derivar hacia ella
como un rio la Paz…” Es el resumen de todos los bienes… No se trata de exportar una cultura
o de aumentar nuestro grupo, sino de promover un nuevo estilo de vida,
fundamentado en el amor, en la paz, en la esperanza, en el perdón, en la
generosidad, en la justicia, en la fortaleza, en un mundo todavía marcado por
los distanciamientos, la venganza, la inhumanidad.
Y en el centro de la misión y la
tarea, la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, vivida en cada pueblo, lengua,
raza, como el camino de la verdadera humanidad.
2ª.- La tarea se concreta: “No llevéis talega, ni alforja, ni
sandalias”. Y es que tan importante como el contenido de la misión es la
manera de llevarla a cabo.
No se trata de imponer la verdad, ni de condenar a los demás, ni de demostrar
que están equivocados, ni de presentarse como los buenos, o los que tienen
respuesta para todo.
Se trata de acompañarnos
mutuamente en el camino de la búsqueda de la verdad sobre la vida hasta la
decisión personal de la fe y el amor en el Espíritu del Evangelio. Esta tarea hay que realizarla tanto con los
alejados como con los de cerca; es la urgencia de la conversión constante,
necesaria. Y no está reservada a unos cuantos, sino que la tenemos todos, cada
uno en su lugar concreto donde vive, porque es la misión de toda la Iglesia.
Finalmente “No estéis alegres porque se os
sometan los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están escritos en
el Cielo”. Es la última e importante recomendación para la realización de
la misión. Porque no hay que buscar demasiado, ni estar demasiado contentos del
propio éxito, cuando se dé; sin
concesiones a la vanidad.
La verdadera alegría es la de saberse amado por Dios, la de participar en la
misma vida de amor de esperanza y de pobreza que estamos promoviendo.
La Eucaristía es invitación a estar con el Maestro, llenarnos de su Amor e
invitación a ponerse en camino para anunciar el Reino de Dios con su paz y con
su estilo.
Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,1-12.17-20):
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios." Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios." Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.»
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.»
Él les contestó: «Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.»
Palabra del Señor

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,1-12.17-20):
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios." Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios." Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.»
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.»
Él les contestó: «Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.»
Palabra del Señor
sábado, 2 de julio de 2016
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,14-17):
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»
Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.»
Palabra del Señor
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,14-17):
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»
Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.»
Palabra del Señor
viernes, 1 de julio de 2016
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13):
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»
Palabra del Señor
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13):
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»
Palabra del Señor
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