🟢 *Domingo XXIX del Tiempo Ordinario*
🪔 Lc 18,1-8
Jesús les contó una parábola para enseñarles que debían orar siempre y no desanimarse. Les dijo: “Había en un pueblo un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Y en el mismo pueblo vivía también una viuda, que tenía planteado un pleito y que fue al juez a pedirle justicia contra su adversario. Durante mucho tiempo el juez no quiso atenderla, pero finalmente pensó: ‘Yo no temo a Dios ni respeto a los hombres. Sin embargo, como esta viuda no deja de molestarme, le haré justicia, para que no siga viniendo y acabe con mi paciencia’“. El Señor añadió: “Pues bien, si esto es lo que dijo aquel mal juez, ¿cómo Dios no va a hacer justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Los hará esperar? Os digo que les hará justicia sin demora. Pero cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará todavía fe en la tierra?”.
*Meditación*
Hoy tenemos una preciosa enseñanza en las lecturas de la Eucaristía. Aarón y Hur sostienen los brazos de Moisés en la batalla. Lo que nos muestra la importancia de la oración, pero también de la cooperación y el apoyo mutuo. San Pablo nos llama a permanecer firmes en la fe y a predicar la Palabra de Dios en todo momento. Jesús nos recuerda la importancia de la perseverancia en la oración a través de la parábola de la viuda y el juez injusto.
Dedica un tiempo a pensar en tu vida de oración. ¿Le das importancia? ¿Le dedicas tiempo?
*Oración*
Dame la gracia, Señor, de ser constante en la oración y de apoyar a los hermanos en la fe, trabajando juntos para el reino de Dios. Amén.

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