CONTACTA CON NOSOTROS

Todos los que queráis mandarnos vuestros comentarios y sugerencias podéis hacerlo a: parroquiasanpablo2011@gmail.com

domingo, 5 de enero de 2025

*¡FELIZ DOMINGO Y FELIZ SEMANA!* 😘




*Domingo II de Navidad* 

🪔  Jn 1,1-18


En el principio ya existía la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla. Hubo un hombre llamado Juan, a quien Dios envió como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyesen por medio de él. Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo. Aquel que es la Palabra estaba en el mundo, y aunque Dios había hecho el mundo por medio de él, los que son del mundo no le reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no le recibieron. Pero a quienes le recibieron y creyeron en él les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado. Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros lleno de amor y de verdad. Y hemos visto su gloria, la gloria que como Hijo único recibió del Padre. Juan dio testimonio de él diciendo: “A éste me refería yo cuando dije que el que viene después de mí es más impor­tante que yo, porque existía antes que yo”. De sus grandes riquezas, todos hemos recibido bendición tras bendición. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, nos lo ha dado a conocer.


*Mediación*

Ya en el Antiguo Testamento se habla de la Sabiduría de Dios. Él se acerca con afán de comunicarse y de enseñar a los hombres. La Navidad es Sabiduría divina volcada sobre el mundo, acontecimiento salvador, evocación de todo lo que Dios quería decirnos. Nadie puede quejarse de que Dios no hable; nadie puede reprocharle que esté ausente. Pero, entre tantos ruidos, hay que buscar su presencia silenciosa. Atiende a su voz misteriosa. Su Palabra encarnada no ha podido silenciarse desde que Jesús habló. Su mensaje no ha perdido vigencia. Es Luz que a diario lucha contra las tinieblas del mundo. 

Por eso, más que quejarnos, debemos preguntarnos si acogemos a Dios, si le dejamos hablar... Busca entre los signos de tu vida. No le des la espalda. Abre el oído a su Sabiduría misteriosa. Está mucho más cerca de ti de lo que puedas imaginar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario