*Domingo II de Cuaresma*
🪔 Mc 9,2-10
Seis días después, Jesús se fue a un monte alto, llevando con él solamente a Pedro, Santiago y Juan. Allí, en presencia de ellos, cambió la apariencia de Jesús. Sus ropas se volvieron brillantes y blancas, como nadie podría dejarlas por mucho que las lavara. Y vieron a Elías y Moisés, que conversaban con Jesús. Pedro le dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías." Es que los discípulos estaban asustados y Pedro no sabía qué decir. En esto vino una nube que los envolvió en su sombra. Y de la nube salió una voz: "Éste es mi Hijo amado. Escuchadle." Al momento, al mirar a su alrededor, ya no vieron a nadie con ellos, sino sólo a Jesús. Mientras bajaban del monte les encargó Jesús que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado. Así que guardaron el secreto entre ellos, aunque se preguntaban qué sería eso de resucitar.
*Meditación:*
Los cuarenta días que dura la Cuaresma tienen un importante valor simbólico, pues nos remiten, entre otras cosas, a esa senda que el pueblo hizo por el desierto durante cuarenta años. No estaban solos, sino que eran guiados por Dios a través de Moisés. Este personaje también aparece junto a Jesús y Elías cuando los discípulos caminan hacia Jerusalén tras el Maestro. Como sucedió en el Sinaí, también aquí se les otorga la norma fundamental: escuchar a quien es su Hijo amado. En Él se cumplen la Ley, los profetas y todas las expectativas escatológicas, representadas en Elías y Moisés. ¿Cómo estoy escuchando a Jesucristo durante esta Cuaresma?
*Oración:*
Quiero escucharte solo a ti, Señor, seguir tu camino. Que tu Espíritu me dé fortaleza para bajar de tu montaña y afrontar cada día.
*Acción:*
Prepara la Cuaresma con el sacramento de la reconciliación.
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