DOMINGO IV DE PASCUA CICLO B
Hermanos y Hermanas:
¡Bendigamos a Dios Padre que por medio de su Espíritu nos da a su Hijo
Resucitado como Pastor que nos guía y nos alimenta!
Los Domingos anteriores
hemos contemplado a Jesucristo Resucitado..., presente, vivo, operante entre
sus discípulos. A partir de este Domingo la proclamación del Evangelio nos
ayuda a comprender la función, la misión que Jesucristo Resucitado y glorioso
realiza a favor de sus discípulos y de todos los hombres.
Hoy la figura del Buen
Pastor, nos expresa lo que supone Jesús, el Señor para su pueblo y para la
humanidad. En la Biblia, las relaciones de Dios con su Pueblo se describen como
las de un Pastor con su rebaño. Dios es el Pastor de Israel, que ha liberado de
la esclavitud a su pueblo y lo ha guiado hacia la tierra prometida.
Su acción liberadora y
de guía continuaba en la historia del Pueblo y era fuente de vida, de gozo, de
seguridad. Ese cuidado amoroso de su pueblo, lo encomienda Dios a los
responsables de su Pueblo, que tenían la misión de hacer visible la acción y la
presencia de Dios que guía, protege y le cuida con amor. Pero cedieron a la
tentación de poder, y se buscaron a sí mismo: “No habéis fortalecido a las ovejas débiles, ni curado a las
heridas...”
Por eso, el mismo Dios
será el Pastor de su Pueblo y suscitará al Mesías, Pastor único, que realice su
amor y su salvación; que dé fuerzas a las débiles, cure a las enfermas y reúna
a las dispersas.
Así se realiza: JESÚS
ES EL BUEN PASTOR.
“Yo soy el Buen
Pastor”. Con estas
palabras Jesucristo Resucitado se presenta como el verdadero Pastor y Mesías
que Dios había prometido como manifestación perenne de su bondad, ternura y
misericordia. “BUENO”: Nos indica que es el Pastor que “da la vida por las ovejas”. Y en este dar la vida, Jesucristo
Resucitado es la revelación máxima del amor de Dios Padre. Él entrega su vida y
la puede recuperar, ya que participa del poder vivificador del Padre.
Ha terminado ya el
tiempo de los mercenarios, a los que “no
les importan las ovejas”. Es el tiempo gozoso de la Pascua mesiánica, de la
unión intima de todos nosotros con Jesucristo, Buen Pastor. ¡Aleluya! Él nos
conoce (nos ama) y le conocemos (le amamos). Se trata de una intimidad
interpersonal, de una unidad indisoluble entre Cristo y el creyente. Unidad e
intimidad que tiene su modelo y fundamento en el amor y la unidad del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo.
COLABORADORES DE
CRISTO, BUEN PASTOR.
Esta función pastoral,
de servicio la ejerce ahora Jesús con la ayuda de aquellos a quienes Él ha
querido llamar para que presten este servicio de cuidar amorosamente a los
suyos, en su nombre y con su estilo: Papa, Obispos, Sacerdotes, Consagrados...
Unidos al Único Pastor, desempeñan hoy esta misión.
JORNADA MUNDIAL DE
ORACIÓN POR LAS VOCACIONES CONSAGRADAS.
Pretende despertar nuestra responsabilidad, sacudir nuestra vida
cristiana para concienciarnos de la necesidad que tenemos de buenos pastores...
El Lema de esta campaña es:
“¿PARA QUIÉN SOY YO?”
Es una llamada a reconocer para qué estamos hechos,
qué sentido tiene nuestro paso por este mundo, qué proyecto tiene el Señor para
cada uno de nosotros. Quiere que todos colaboremos en la construcción de su
Reino, que cada uno, según la vocación a laque nos llama testimoniemos con
nuestra vida que él es el Señor.
Hoy la comunidad cristiana está
llamada a orar al Señor de la mies para que mande obreros a su mies. Para que
no falten en su Iglesia hombres y mujeres que respondiendo a su llamada hagan
presentes en sus vidas el amor de Dios.
Le pedimos al Señor
que suscite entre nosotros vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, que
también surjan abundantes en los países de misión, y que no les falten los
medios necesarios para desarrollarse.
Todos somos
responsables del hermano y de los hermanos. Los padres, los educadores, los
profesionales, los políticos..., son pastores. Y todos deben ser buenos
pastores, a semejanza y estilo de Jesús. Así seremos una Parroquia viva,
familia que está cada día más con todos y entre todos busca, conoce, ama y
atiende a los necesitados.
La Eucaristía es la
expresión viva de ello. El Buen Pastor se ofrece, se nos da. Todos con Él. Para
alabanza y gloria del Padre y para salvación del mundo.
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