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domingo, 14 de octubre de 2018

REFLEXIÓN DE DON MANUEL

DOMINGO XXVIII ORDINARIO CICLO “B”
               
               Queridos hermanos y hermanas: A menudo cantamos que La Palabra de Dios nos da vida. Y así es, aunque muchas veces nos cuesta vivirla y ponerla por obra. Así ocurre con la Palabra de Dios proclamada.

             “La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo...”  Nos ha dicho San Pablo. Y hoy, como otras veces, nos deja fuera de combate. Como los apóstoles, hemos quedado tansorprendidos que nos hemos preguntado: Entonces, ¿quién puede salvarse?, ¿Quién puede vivir esto?Porque dejarlo todo, vender lo que tenemos y darlo a los pobres, es demasiado. Está contra lo que hace la mayoría de las personas.
             
               Situar en primer lugar de nuestra vida el seguimiento de Jesús y el anuncio del Evangelio, preferir la sabiduría que procede de Dios a las piedras más preciosas... es algo que no nace espontáneamente de nuestro interior. Nos cuesta vivirlo. Porque cada uno tiene sus cosas, sus bienes, sus ahorros, su casa, su plan... Y es cierto que cada uno intenta ser honesto y buena persona. Pero de ahí a darlo todo y dedicarnos a vivir y realizar el mensaje de Jesús hay una distancia inmensa.

              SENTIDO DE LAS PALABRAS DE JESÚS.
             
              Pero entonces, ¿qué tenemos que hacer? Porque la pregunta es de toda persona y se da en toda vida humana ¿Cómo ser feliz?, ¿Qué hacer para vivir bien y  más?
              
              Y Jesús nos responde que uno sólo es la vida, el bien y la bondad: Dios. Por eso, vivir consiste en dejarlo todo y venirse conmigo. Y la propuesta de Jesús es para todos, pues el evangelio se refiere a la actitud más radical de cada hombre y de cada grupo humano ante las riquezas y la vida.
             
              Dejarlo todo es vivir una actitud clarividente ante las cosas; es entender y vivir (sabiduría) que las riquezas no constituyen el gran valor de la vida humana; que el hombre no se define por lo que tiene; que uno no es más, si tiene más, o vale más, si posee más.
            
               Seguir a Jesús significa vivir según Dios, amando como él ama. Jesús con su palabra y con su vida nos dice:
 “No pongáis vuestra seguridad en las cosas perecederas, o en el dinero... pues la única riqueza es Dios”. “Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre”
              Y en el fondo, aunque a veces algo tarde... llegamos a comprender que nada hay en el mundo que colme la sed de nuestro corazón. Y damos la razón a San Agustín que decía: “Señor, hemos
sido creados para ti, y nuestro corazón no descansa hasta que descansa en ti”

              Para llegar a ello se nos pide una actitud de fe. Fiarnos de la palabra de Jesús y llegaremos a tener la verdadera sabiduría. Experimentaremos que cuando somos capaces de dejar casa... por Cristo y para anunciar el Evangelio, recibimos ya en el tiempo presente cien veces más... y en el futuro la vida eterna. Testigos de esto: Maria... Aquí: sacerdotes, religiosos as, catequistas, voluntarios de caritas...

           
            DOS FORMAS O POSIBILIDADES DE VIVIR ESTO

A)   De forma total y radical: Hemos de preguntarnos y ver si Jesús nos llama a nosotros a vivir personalmente esta radicalidad del Evangelio de hoy, como lo están viviendo testigos, misioneros, sacerdotes, religiosos as y seglares. Nuestro mundo necesitan personas que se decidan a vivir como Jesús. Personas que dejen todo y se dediquen a servir a Jesús en los pobres... Es una llamada real, verdadera que Jesús puede hacer a algunos de nosotros. Pregúntese cada uno, si me la hace a mí.
B)   Otra posibilidad: Plantearse esto con la radicalidad que cada uno sea capaz. Y que en nuestra situación, en tu situación... escuches a Jesús, que juzgue tu vida y que seas valiente, para preguntarte: ¿Qué debo hacer?. ¿qué debo cambiar? Concretar...

EUCARISTÍA.   Lo que Jesús nos pide, es lo que Él hizo para darnos vida: Entregarse absolutamente. La Eucaristía es la presencia de esa entrega, de ese amor total suyo. Llenémonos de él y demos gracias de vivirlo.   

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