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sábado, 1 de septiembre de 2018

HOMILÍA DE DON MANUEL

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO “B”
     Queridos hermanos: Después de cinco Domingos en los que hemos proclamado el capítulo sexto de San Juan, sobre el discurso del Pan de Vida, hoy recuperamos el Evangelio de San Marcos que nos acompañara hasta el Adviento.
     Junto a Marcos nos acompañará durante cinco domingos la carta de Santiago Apóstol que nos recordará que en nuestra vida cristiana hay unas exigencias morales, unos compromisos que no podemos olvidar y que tienen una gran sintonía con las situaciones del mundo actual.
  1.- VOSOTROS DEJAIS A UN LADO EL MANDAMIENTO DE DIOS.
     Lo primero que descubrimos en el Evangelio es que Jesús y sus seguidores viven y actúan con libertad en un mundo lleno de normas, leyes y tradiciones. Esto origina constantes enfrentamientos con los fariseos y maestros de la ley: curar en sábado, comer con pecadores o sin lavarse…
     Jesús es un hombre libre. El cristiano también. Vamos a reflexionar unos minutos sobre el sentido y las razones de su y de nuestra libertad. Jesús es hombre libre, más exactamente es grande de espíritu, magnánimo, abierto, atento a la realidad de la vida, y este es el sentido de su libertad. Su vida acusa al mundo que le rodea de hipócrita, incoherente, raquítico, escrupuloso, inhumano, esclavo…
     La última razón de la grandeza espiritual de Jesús es Dios, su Padre: Enraizado en la voluntad (mandamiento) y el Espíritu de Dios, se libera de la pequeñez y la cerrazón
de la mentalidad que “cargaba los hombros con fardos pesados y hacia imposible la alegría…”
     Aquí está la verdadera novedad: Jesús presentaba otra imagen de Dios, el Dios que llama a la vida y a la grandeza interior, al corazón. Este peligro ha sido y es constante en la Iglesia y por ello debemos estar haciendo siempre un proceso de conversión: De entrada comprender como valores cristianos la grandeza interior, la apertura, la magnanimidad, alejándonos de todo escrúpulo o mentalidad pequeña o cerrada. Y sobre todo, comprender de otro modo al Dios vivo. Dios es el “vino nuevo que ha de ponerse en odres nuevos”. Dios es el que hace posible la vida, la alegría, la paz interior…
2.- NADA QUE ENTRE DE FUERA PUEDE HACER AL HOMBRE IMPURO, LO QUE SALE DE DENTRO ES LO QUE HACE AL HOMBRE IMPURO.
     La raquítica comprensión de Dios, como “aquel que da normas”, conducía a unaraquítica comprensión del hombre. El hombre perfecto era aquel que cumplía detalladamente todas aquellas normas.
     Jesús renueva la visión de Dios Padre, que nos ama y nos llama a la vida; y de aquí surgeuna nueva comprensión del hombre, mucho más grande y auténtica. Lo que cuenta del hombre es su corazón. El hombre vale por lo que vale su corazón, es decir, por aquello que desea, busca, ama y decide en el fondo de si mismo. Es en el fondo de su corazón donde el hombre a coge o rechaza a Dios. Y hay un signo claro que nos indica lo que nuestro corazón ama y desea de hecho:LA VIDA REAL QUE
                                     
LLEVAMOS. No son nuestras palabras o nuestros buenos propósitos o el grupo al que pertenecemos los que nos definen, sino nuestra vida real
     Así nos lo recomienda Santiago“Llevad a la practica la Palabra de Dios, y no os limitéis a  escucharla, engañándoos a vosotros mismos”. Y concreta“La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es esta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos de este mundo”.
    3.- SI CUMPLÍS ESTOS MANDAMIENTOS TODOS LOS PUEBLO DIRÁN: CIERTO QUE ESTA GRAN NACIÓN ES UN PUEBLO SABIO E INTELIGENTE.
     Esta era la gran ilusión de Moisés sobre el pueblo de Israel. Y ésta resume la misión de Jesús y la de todos los suyos. La Iglesia está llamada a ser un ámbito de libertad y de sinceridad: comunidades con corazón magnánimo, liberadoras, sinceras consigo mismos, con corazón limpio, fiel reflejo de nuestro Dios, Padre de todos.
     ¿Hay alguna nación tan grande, que tenga los dioses tan cerca, como lo está el Señor Dios de nosotros, cuando lo invocamos?
     La Eucaristía, momento privilegiado para vivir esta proximidad. Transforma nuestro corazón y se notará en nuestra vida.

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