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miércoles, 14 de febrero de 2018

MIERCOLES DE CENIZA

       1.-  “CONVERTIOS Y CREED EN EL EVANGELIO”.

       Nos dirá el sacerdote al imponernos la ceniza. Todo un símbolo  todo un programa cuaresmal. La ceniza, un símbolo de nuestra fragilidad humana y de nuestra misma muerte. Nos recordará que hemos de convertirnos al Señor, nuestro Dios, que es“compasivo y misericordioso, rico en piedad”.  Nuestro destino, sin embargo, no es la muerte, sino la vida para siempre, Ahora tenemos la oportunidad de renovar y elevar nuestro espíritu y de responder fielmente al amor generoso de Dios.

       Por eso se nos invita a seguir el programa cuaresmal: La conversión, el cambio, para identificarnos con los valores de Jesús, los valores del Evangelio: el amor de Dios vivido con sencillez y trasparencia en nuestra vida cotidiana. Necesitamos autenticidad. Actuamos no por agradar o por buena imagen (fuera la hipocresía), sino con sinceridad y por conversión personal.

       2.- CUARESMA. CONVERSIÓN. CAMINO A LA PRIMAVERA DE LA PASCUA.

       La ceniza quiere señalar sobre todo un camino: Un bosque arrasado por el fuego... ,pero con las lluvias primaverales empieza a brotar de nuevo la vida nueva... Así también nuestro camino cuaresmal nos tiene que llevar del reconocimiento de nuestra debilidad..., a la alegría de una vida renovada.
       Creer en el evangelio es creer en Jesús y seguirle. Seguir sus pasos, identificarnos con su estilo de vida, construyendo el Reino. La Cuaresma es el tiempo largo y espléndido de la primavera, de la vida que se despierta, un camino hacia la vida interior, hacia la conversión del corazón. “Rasgad los corazones y no las vestiduras”, nos ha dicho Joel; y en el salmo hemos pedido: “Oh Dios, crea.
       3.- EL AYUNO, LA LIMOSNA LA ORACIÓN.

       Para ayudarnos a la conversión y al seguimiento de Jesús tenemos unos medios que debemos actualizar: El ayuno, la limosna y la oración. Ayunemos como símbolo de una vida más austera, que nos lleve a abrirnos al Espíritu, a sentirnos más libres y acogedores de la voluntad de Dios; a sentir la necesidad de los demás y a ser solidarios.
       La limosna es el símbolo del compartir. Es ir más allá de dar alguna cosa que nos sobre. Se trata de querer compartir nuestros bienes con los demás: dar nuestro dinero, dar nuestro tiempo y energía...; participar en tareas, proyectos de solidaridad de Manos unidas, misiones, Caritas...
       Y la oración. Una llamada a entrar en nuestro interior a solas con Dios y darnos cuenta de todo lo que oscurece nuestro vida... Y preguntarnos sinceramente qué quiere Dios de cada uno, qué quiere Dios de mí. Y qué piden los hermanos de mí.

       3.- EMBAJADORES DE CRISTO.

       La conversión que nos lleva a seguir a Jesús hacia la Pascua no se queda en nosotros mismos. Como Él haremos de nuestra vida una entrega generosa a la voluntad del Padre y al servicio del prójimo. Seremos llamados a ser sus embajadores, los instrumentos de su amor sus colaboradores en la construcción del Reino.

       El Salmo nos ayuda hoy a reconocer primero nuestras culpas, pero sobre todo reconocer que Dios es bueno, que no tiene en cuenta el mal que hemos hecho. Y nos invita a rezar:“Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso, Señor, me abrirás los labios y mi boca proclamará tu alabanza”.Emprendamos, pues, el camino de Jesús, el camino de la vida nueva que nos ofrece; El camino de la cruz que lleva a la primavera de la Pascua.

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