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domingo, 14 de enero de 2018

REFLEXIÓN DE DON MANUEL

DOMINGO 2º DEL TIEMPO ORDINARIO “B”

INTRODUCCIÓN: Hemos inaugurado el tiempo litúrgico Ordinario, que se extenderá, en su primera fase, hasta las puertas de la Cuaresma, que comenzaremos del día 14 de Febrero, Miércoles...
                               Al celebrar nuestro encuentro con Jesús, somos invitados a identificarnos con los discípulos de Juan Bautista, llamados Andrés y Felipe: Como ellos hagamos un esfuerzo para encontrarnos con Jesús como si aún no lo conociésemos, y empezar la aventura de conocerle y de seguirle con toda generosidad e interés. Un año nuevo, un recorrido con Jesús nuevo.

 DESARROLLO: En la escena del Evangelio lo primero que observamos es la presentación que Juan Bautista hace de Jesús: “EL CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO”. (Mesías anunciado).
                              Ellos aún no entendían el significado de este título, lo comprenderán más tarde, cuando sean testigos de su entrega total en la cruz.
                              Lo que si aparece claro es que se sienten atraídos e interesados por conocerlo: ¿Dónde vives?  Y Jesús quiere que lo experimenten ellos mismos, que lo palpen: “Venid y ved...”                            
                               Aquel encuentro-convivencia, experiencia con Jesús fue tan apasionante, que al cabo de los años, recordarán esta hora en que todo comenzó.
                              Para Andrés la experiencia fue tan rica que acude inmediatamente a comunicársela a su hermano Pedro, quien también se encuentra con Jesús

NUESTRA REALIDAD: También en nuestra vida ha habido alguien que nos ha presentado a Jesús: alguien de nuestra familia, algún sacerdote, catequista, maestro o amigo..., personas de las que Dios se ha valido para llamarnos a compartir el seguimiento de Cristo.
                              Y gracias a nuestro interés (nuestra búsqueda) por Jesús, hemos contestado con una actitud fe apertura y disponibilidad: “Aquí estoy”.
                              A partir de ahora nuestra vida consistirá en seguir a Jesús (conocerle-vivirle), seguir sus huellas e ir detrás de Él. Él nos admite en su intimidad: “Venid y veréis”.Nos quedamos con Él y no nos separaremos.
 ESCUCHAMOS TU VOZ, MAESTRO Esta va a ser (es) nuestra experiencia: Hemos encontrado al Mesías, al Cordero, al Libertador, a Jesús. Nadie ni nada queremos que nos separe de Él.

                              Profundizaremos en su conocimiento y su seguimiento. Y para ello, pongamos los medios: Los Sacramentos, la Eucaristía, la Penitencia... la Liturgia de la Iglesia. La oración personal, a través de la Palabra, de la realidad de la vida. La oración comunitaria, participando en la Parroquia... La formación cristiana que se ofrece en los grupos de nuestra Parroquia...

DARLO A CONOCER: No obstante, Jesús, perla preciosa, tesoro escondido, no es para mí sólo, sino que su descubrimiento nos empuja a llevarlo a los demás, para que también ellos disfruten del tesoro... Y le diremos: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”

                              En este momento en que la Iglesia, Pueblo de Dios, fomenta los ministerios laicales, ¿por qué no buscamos fuera de nuestra vida ordinaria (trabajo, familia...) una actividad pastoral en consonancia con nuestras actitudes y capacidades y con nuestro tiempo libre...? Por ejemplo, en las tareas de la Parroquia como -colaboradores en el apostolado,  en catequesis, en caritas, en liturgia, en adoración nocturna, enfermos, matrimonios, cofradías, grupo de jóvenes, grupo de oración...
                              O participando en el campo inmenso de la Evangelización en nuestro mundo: vivificando con los valores del Evangelio las entidades recreativas, culturales, asociaciones, comisiones... siendo portadores de Cristo en los lugares de trabajo, en los grupos de amistad...

                              ¿Por qué no hacer lo mismo que tantas personas de buena voluntad que dedican gratuitamente buena parte de su tiempo libre a actividades en beneficio de la Iglesia y de nuestra ciudad?

EUCARISTÍA: Ahora sobre el altar, Cristo Jesús, Palabra del Padre, vendrá nuestro encuentro en el Pan y el Vino de la Eucaristía. Vendrá a nosotros, aunque no lo veamos; y permanecerá en nosotros como alimento, como fuerza, como gracia, para descubrirle presente y actuante en el mundo. Y nos llamará a colaborar con Él.  Respondámosle con alegría: “AQUÍ ESTOY”…

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