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martes, 26 de septiembre de 2017

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (8,19-21):

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él.
Entonces lo avisaron: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.»
Él les contestó: «Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.»

Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco

[...] Estas son las dos condiciones para seguir a Jesús: escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Esta es la vida cristiana, nada más, eh. Simple, simple.

Tal vez nosotros la hayamos hecho un poco difícil, con tantas explicaciones que nadie entiende, pero la vida cristiana es así: escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica.

He aquí porqué Jesús replica a quien le refería que sus parientes lo estaban buscando:

"Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica".

Y para escuchar la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús basta a Biblia, el Evangelio.

Pero estas páginas no deben ser leídas, sino escuchadas. "Escuchar la Palabra de Dios es leer eso y decir: «¿Pero qué me dice a mí esto, a mi corazón? ¿Qué me está diciendo Dios a mí, con esta palabra?»". Y nuestra vida cambia.

Cada vez que nosotros hacemos esto, abrimos el Evangelio, leemos un pasaje y nos preguntamos: «Con esto Dios me habla, ¿me dice algo a mí? Y si dice algo, ¿qué cosa me dice?» esto es escuchar la Palabra de Dios, escucharla con los oídos y escucharla con el corazón.

Abrir el corazón a la Palabra de Dios.  Los enemigos de Jesús escuchaban la Palabra de Jesús, pero estaban cerca de él para tratar de encontrar una equivocación, para hacerlo patinar, y para que perdiera autoridad. Pero jamás se preguntaban: "¿Qué cosa me dice Dios a mí en esta Palabra?".

Y Dios no habla sólo a todos; sí, habla a todos, pero habla a cada uno de nosotros. El Evangelio ha sido escrito para cada uno de nosotros.

Ciertamente, poner después en práctica lo que se ha escuchado no es fácil, porque es más fácil vivir tranquilamente sin preocuparse de las exigencias de la Palabra de Dios. Pistas concretas para hacerlo son los Mandamientos, las Bienaventuranzas.

Contando siempre con la ayuda de Jesús, incluso cuando nuestro corazón escucha y hace de cuenta que no comprende. Él es misericordioso y perdona a todos, espera a todos, porque es paciente. (Homilía en Santa Marta, 23 de septiembre de 2014)

 "Como María, abre el corazón a la Palabra de Dios y practícala"
 "Es mejor una Iglesia herida, pero que hace camino, que una Iglesia enferma porque se cierra en sí misma". Papa Francisco

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