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viernes, 9 de junio de 2017

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,35-37):

En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: «¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, inspirado por el Espíritu Santo, dice: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies." Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?»
La gente, que era mucha, disfrutaba escuchándolo.

Palabra del Señor
"Dios ama al que da con alegría. Aprendamos a dar generosamente, desprendiéndonos de los bienes materiales" Papa Francisco
Reflexión del Papa Benedicto XVI

El Salmo que cita Jesús, comienza con una declaración solemne: Dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, mientras yo pongo a tus enemigos como estrado de tus pies» (v.1)

El mismo Jesús menciona este versículo, refiriéndose al Mesías, para mostrar que el Mesías es más que David, es el Señor de David y Pedro lo retoma en su discurso en Pentecostés, anunciando que en la resurrección de Cristo se realiza esta entronización del rey y que ahora Cristo esta a la derecha del Padre, participa en el Señorío de Dios sobre el mundo.

El Cristo resucitado ha subido al cielo. El Cristo, en efecto es el Señor entronizado, el Hijo del hombre sentado a la derecha de Dios, que viene sobre las nubes del cielo, come Jesús mismo se define durante el proceso ante el Sanedrín.

Él es el verdadero rey que con su resurrección ha entrado en la gloria, a la derecha del Padre, hecho superior a los ángeles, sentado en los cielos, por encima de toda potencia y potestad y con todo adversario a sus pies, hasta que la última enemiga, la muerte, sea vencida definitivamente por Él.

Entre el rey celebrado por nuestro Salmo y Dios existe una relación inseparable; ambos gobiernan juntos, de tal forma que el Salmista puede afirmar que es Dios mismo el que extiende el cetro del soberano, dándole la tarea de dominar a sus enemigos, come reza el versículo 2:

"El Señor extenderá el poder de tu cetro: ¡Domina desde Sión, en medio de tus enemigos!".

Queridos amigos siguiendo la línea de interpretación del Nuevo Testamento, la tradición de la Iglesia ha tenido en gran consideración este Salmo como uno de los textos mesiánicos más significativos.

Y de manera eminente, los Padres han hecho continúas referencias a él en clave cristológica: el rey cantado por el Salmista es Cristo, el Mesías que instaura el reino de Dios y vence los poderes del mundo, es el Verbo engendrado por el Padre antes de cualquier criatura, antes que la aurora, el Hijo encarnado muerto y resucitado y subido al cielo, el sacerdote eterno que, en el misterio del pan y del vino, ofrece el perdón de los pecados y la reconciliación con Dios, el rey que levanta la cabeza triunfando sobre la muerte con su resurrección.

Rezando con este Salmo, pedimos al Señor poder seguir sus caminos, en el seguimiento de Cristo, el Mesías Rey, dispuestos a subir con Él en el monte de la cruz para llegar con Él a la gloria, y para contemplarlo sentado a la diestra del Padre, rey victorioso y sacerdote misericordioso que perdona y salva a todos los hombres. (Ciudad del Vaticano, 16 de noviembre de 2011)

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