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viernes, 30 de junio de 2017


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,1-4):

En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.
En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme.»
Extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero, queda limpio.»
Y en seguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo: «No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés.»

Palabra del Señor
"Señor, concédenos la gracia de las lágrimas, para llorar por nuestros pecados y recibir tu perdón". Papa Francisco
Reflexión del Papa Francisco

El episodio de la curación del leproso se desarrolla en tres breves pasajes: La invocación del enfermo, la respuesta de Jesús y las consecuencias de la curación prodigiosa.

El leproso suplica a Jesús de rodillas y le dice: "si quieres, puedes limpiarme". Ante esta oración humilde y confiada, Jesús reacciona con una actitud profunda de su alma: la compasión, y compasión es una palabra muy profunda: compasión significa: "padecer-con-el otro".

El corazón de Cristo manifiesta la compasión paterna de Dios por aquel hombre, acercándose a él y tocándolo. Este detalle es muy importante. "Jesús extendió la mano y lo tocó... y en seguida la lepra desapareció y quedó limpio"

La misericordia de Dios supera toda barrera y la mano de Jesús toca al leproso. Él no se coloca a una distancia de seguridad y no actúa por poder, sino que se expone directamente al contagio de nuestro mal; y así precisamente nuestro mal se convierte en el punto del contacto: Él, Jesús, toma de nosotros nuestra humanidad enferma y nosotros tomamos de Él su humanidad sana y sanadora.

Esto ocurre cada vez que recibimos con fe un Sacramento: el Señor Jesús nos "toca" y nos dona su gracia. En este caso pensamos especialmente en el Sacramento de la Reconciliación, que nos cura de la lepra del pecado.

Una vez más el Evangelio nos muestra qué cosa hace Dios frente a nuestro mal: Dios no viene a dar una lección sobre el dolor; tampoco viene a eliminar del mundo el sufrimiento y la muerte; viene más bien a cargar sobre sí el peso de nuestra condición humana, a llevarlo hasta el fondo, para librarnos de manera radical y definitiva.

Hoy, la curación del leproso nos dice que, si queremos ser verdaderos discípulos de Jesús, estamos llamados a convertirnos, unidos a Él, en instrumentos de su amor misericordioso, superando todo tipo de marginación.

Para ser imitadores de Cristo frente a un pobre o a un enfermo, no debemos tener miedo de mirarlo a los ojos y de acercarnos con ternura y compasión, y de tocarlo y de abrazarlo.

A menudo he pedido a las personas que ayudan a los demás, hacerlo mirándolas a los ojos, no tener miedo de tocarlos; que el gesto de ayuda sea también un gesto de comunicación: también nosotros tenemos necesidad de ser acogidos por ellos. Un gesto de ternura, un gesto de compasión...

Yo les pregunto: ustedes, cuando ayudan a los demás, ¿los miran a los ojos? ¿Los acogen sin miedo de tocarlos? ¿Los acogen con ternura? (Reflexión antes del rezo del Ángelus, 15 de febrero de 2015)

jueves, 29 de junio de 2017

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco

Jesús llama bienaventurado a Simón por su fe, reconociendo en ella un don, un don especial del Padre, y le dice:

"Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia".

Jesús atribuye a Simón este nuevo nombre: "Pedro", que en la lengua de Jesús suena "Cefas", una palabra que significa "piedra".

En la Biblia este nombre, "piedra", está referido a Dios. Jesús lo atribuye a Simón, no por sus cualidades o sus méritos humanos, sino por su fe genuina y firme, que le viene de lo alto.

Jesús siente en su corazón una gran alegría, porque reconoce en Simón la mano del Padre, la acción del Espíritu Santo. Reconoce que Dios Padre ha dado a Simón una fe fiable, sobre la cual Él, Jesús, podrá edificar su Iglesia, es decir su comunidad. Es decir, todos nosotros. Todos nosotros.

Jesús tiene el propósito de dar vida a su Iglesia, un pueblo fundado ya no en su descendencia, sino en la fe, es decir, en la relación con Él mismo, una relación de amor y de confianza...

Hermanos y hermanas, lo que sucedió de modo único en San Pedro, sucede también en cada cristiano que madura una fe sincera en Jesús, el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Esta Palabra de Dios interpela a cada uno de nosotros. ¿Cómo va tu fe?

Cada uno responda en su corazón, eh. ¿Cómo va tu fe? ¿Cómo es? ¿Qué encuentra el Señor en nuestros corazones? ¿Un corazón firme como la piedra o un corazón arenoso, es decir, dudoso, difidente, incrédulo?

Si el Señor encuentra en nuestro corazón, una fe, no digo perfecta, pero sincera, genuina, entonces Él ve también en nosotros piedras vivas con las cuales construir su comunidad.

Oremos a Dios Padre, para que nos dé la respuesta y por intercesión de la Virgen María; pidámosle que nos dé la gracia de responder, con corazón sincero: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo".Ésta es una confesión de fe. Éste es precisamente el Credo.

Pero podemos repetirlo tres veces todos juntos: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Todos juntos: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". (Homilía en Santa Marta, 24 de agosto de 2014)
"No nos limitemos a decir que somos cristianos. Debemos vivir la fe, no sólo con las palabras, sino también con obras". Papa Francisco

miércoles, 28 de junio de 2017

PROGRAMA DE LA FIESTA DE LA ESPIGA 2017
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,15-20):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidado con los falsos profetas; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis.

Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco

Injertados en Cristo con el Bautismo, los cristianos hemos recibido gratuitamente de Él el don de la vida nueva; y gracias a la Iglesia podemos permanecer en comunión vital con Cristo.

Es necesario mantenerse fieles al Bautismo, y crecer en la amistad con el Señor mediante la oración, la escucha y la docilidad a su Palabra, leer el Evangelio, la participación a los Sacramentos, especialmente a la Eucaristía y a la Reconciliación.

Si uno está íntimamente unido a Jesús, goza de los dones del Espíritu Santo, que, como nos dice san Pablo, son amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia y en consecuencia hace tanto bien al prójimo y a la sociedad, como un verdadero cristiano.

De estas actitudes, de hecho, se reconoce que uno es un verdadero cristiano, así como por los frutos se reconoce al árbol.

Los frutos de esta unión profunda con Jesús son maravillosos: toda nuestra persona es trasformada por la gracia del Espíritu: alma, inteligencia, voluntad, afectos, y también el cuerpo, porque somos unidad de espíritu y cuerpo.

Recibimos un nuevo modo de ser, la vida de Cristo se convierte también en la nuestra: podemos pensar como Él, actuar como Él, ver el mundo y las cosas con los ojos de Jesús.

Entonces, con su corazón, como Él lo ha hecho, podemos amar a nuestros hermanos, a partir de los más pobres y sufrientes, y así dar al mundo frutos de bondad, de caridad y de paz.

Confiémonos a la intercesión de la Virgen María, para que podamos ser sarmientos vivos en la Iglesia y testimoniar de manera coherente nuestra fe, coherencia de vida y de pensamiento. De vida y de fe. Conscientes que todos, según nuestras vocaciones particulares, participamos de la única misión salvífica de Jesucristo (Reflexión antes del rezo del Regina Coeli, 03 de mayo de 2015)
 "El secreto de la vida cristiana es el amor. Sólo el amor llena los vacíos, las profundidades negativas que el mal crea en los corazones". Papa Francisco

martes, 27 de junio de 2017

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,6.12-14):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.»

Palabra del Señor
"La misericordia es lo único que puede salvar al hombre y al mundo del pecado y del mal". Papa Francisco
Reflexión del Papa Francisco

Qué quiere decir Jesús? ¿Cuál es la puerta por la que debemos entrar? ¿Y por qué Jesús habla de una puerta estrecha?

La imagen de la puerta vuelve varias veces en el Evangelio y se remonta a la de la casa, a la del hogar doméstico, donde encontramos seguridad, amor y calor.

Jesús nos dice que hay una puerta que nos hace entrar en la familia de Dios, en el calor de la casa de Dios, de la comunión con Él. Y esa puerta es el mismo Jesús (Cfr. Juan 10,9). Él es la puerta. Él es el pasaje para la salvación. Él nos conduce al Padre.

Y la puerta que es Jesús jamás está cerrada, esta puerta jamás está cerrada. Está abierta siempre y a todos sin distinción, sin exclusiones, sin privilegios.

Porque saben, Jesús no excluye a nadie. Alguno de ustedes quizá podrá decirme: "pero Padre, yo estoy excluido, porque soy un gran pecador. He hecho cosas feas. He hecho tantas en la vida" No, no estás excluido.

Precisamente por esto eres el preferido. Porque Jesús prefiere al pecador. Siempre, para perdonarlo, para amarlo. Jesús te está esperando para abrazarte, para perdonarte. No tengas miedo. Él te espera. Anímate, ten coraje para entrar por su puerta.

Todos somos invitamos a pasar esta puerta, a atravesar la puerta de la fe, a entrar en su vida, y a hacerlo entrar en nuestra vida, para que Él la transforme, la renueve, le de alegría plena y duradera.

En la actualidad pasamos ante tantas puertas que invitan a entrar prometiendo una felicidad que después, nos damos cuenta de que duran un instante. Que se agota en sí misma y que no tiene futuro.

Pero yo les pregunto: ¿Por cuál puerta queremos entrar? Y ¿a quién queremos hacer entrar por la puerta de nuestra vida?

Quisiera decir con fuerza: no tengamos miedo de atravesar la puerta de la fe en Jesús, de dejarlo entrar cada vez más en nuestra vida, de salir de nuestros egoísmos, de nuestras cerrazones, de nuestras indiferencias hacia los demás. Porque Jesús ilumina nuestra vida con una luz que no se apaga jamás.

A la Virgen María, Puerta del Cielo, le pedimos que nos ayude a pasar la puerta de la fe, a dejar que su Hijo transforme nuestra existencia como ha transformado la suya para llevar a todos la alegría del Evangelio (Homilía en Santa Marta, 25 de agosto de 2013)

lunes, 26 de junio de 2017

Reflexión del Papa Francisco

Aquellos que viven juzgando el prójimo, hablando mal del prójimo, son hipócritas, porque no tienen la fuerza, el coraje de mirar los propios defectos. Sobre esto el Señor no dice tantas palabras.

Luego dirá, más adelante, que aquel que en su corazón guarda un poco de odio contra el hermano es un homicida... También el Apóstol Juan, en su primera Carta, lo dice, claramente:

"Aquel que odia a su hermano, camina en las tinieblas; quien juzga al hermano, camina en las tinieblas".

Cada vez que nosotros juzgamos en nuestro corazón a nuestros hermanos, es peor, cuando hablamos de esto con los otros somos cristianos homicidas: Un cristiano homicida … No lo digo yo, ¿eh?, lo dice el Señor. Y sobre este punto, no hay lugar para los matices.

Si tú hablas mal del hermano, matas al hermano. Y nosotros, cada vez que lo hacemos, imitamos aquel gesto de Caín, el primer homicida de la Historia.

En este tiempo en el que se habla de guerras y se pide tanto la paz, es necesario un gesto nuestro de conversión. Las murmuraciones siempre van sobre esta dimensión de la criminalidad. No hay habladurías inocentes.

La lengua es para alabar a Dios, pero cuando usamos nuestra lengua para hablar mal del hermano o de la hermana, la usamos para matar a Dios, la imagen de Dios en el hermano.

Alguno podría decir que una persona se merezca las habladurías. Pero no debe ser así. "Pero ¡anda, reza por él! ¡Anda, haz penitencia por ella! Y luego, si es necesario, habla a aquella persona para que pueda remediar el problema. Pero, no decirlo a todos".

Pablo fue un pecador fuerte, y dice de sí mismo:

"Antes era un blasfemo, un perseguidor y un violento. Pero fui tratado con misericordia".

Quizás ninguno de nosotros blasfema, quizás. Pero si alguno de nosotros murmura, ciertamente es un perseguidor y un violento.

Pidamos para nosotros, para la Iglesia toda, la gracia de la conversión de la criminalidad de las habladurías al amor, a la humildad, a la mansedumbre, a la docilidad, a la magnanimidad del amor hacia el prójimo (Homilía en Santa Marta, 13 de septiembre de 2013)
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,1-5):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No juzguéis y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame que te saque la mota del ojo”, teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.»

Palabra del Señor
"Queridos jóvenes, ustedes tienen muchos proyectos y sueños para el futuro. ¿Ponen a Cristo en el centro de sus proyectos y de sus sueños?". Papa Francisco

domingo, 25 de junio de 2017


REFLEXIÓN DE DON MANUEL

DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO “A”
 
              - LA VALENTIA DEL CREYENTE-CRISTIANO  
 
              Hermanos, cuando nos reunimos para celebrar el Día del Señor y dar gracias a Dios por todos los beneficios que nos ha dispensado en el curso de pastoral que acabamos de terminar, laPalabra de Dios proclamada nos insta a no esconder ni a disimular nuestra identidad cristianaSe nos pide valentía, un testimonio cargado de serenidad y de espontaneidad. En un mundo donde se reclama respeto a cualquier modo de pensar o de actuar, los cristianos, tal vez más que nunca, debemos proponer de una manera clara y decidida nuestra adhesión a Cristo y, consecuentemente, un nuevo estilo de vida, vivo y atrayente.
           
              OBSTÁCULOS EN EL CAMINO.
 
              Ahora bien, esta postura conlleva más de un sufrimiento, como hemos escuchado en la vida de Jeremías. Heraldo y portavoz de Dios, sus palabras denuncian la injusticia y la maldad del pueblo; y entonces aparece la reacción violenta de algún sector del pueblo. Y Jeremías experimenta la herida dela difamación y de la persecución.San Juan Bautista, cuya fiesta celebramos esta semana, es otro ejemplo vivo de valor y entereza ante el odio y la maldad que le llevaron al martirio...
 
              Quien de verdad sigue los planteamientos del Evangelio (profeta-cristiano) se topa con tenaces contrariedades y ha de superar muchas tribulaciones. Advirtamos que los que calumnian a Jeremías son los mismos de su pueblo. No nos sorprende que a veces entre nosotros se dé está circunstancia... El diálogo, teniendo a Cristo y la fe mutua en él como criterio de entendimiento, es el camino hacia la concordia.
 
              UNA CERTEZA: DIOS NOS ES FIEL.
 
              Pero de lo que nunca podremos dudar es de la presencia y de la ayuda del Señor. Dios nunca abandona al hombre. Quien permanece constante en su testimonio cristiano, sabiendo que Dios acompaña su esfuerzo, no sólo supera los malos momentos sino que prorrumpe en acción de gracias porque se sabe amparado de Él. Aquí se encierra la verdadera sabiduría: entender la justicia de Dios. Un Dios que nunca oprime sino que cuenta con el testimonio ejemplar  del cristiano para transformarse en bondad y misericordia.
              Jesús es más directo con sus discípulos. Cuanto él ha comentado y enseñado a los apóstoles por Palestina y en los momentos de intimidad del grupo, lo deben proclamar a los cuatro vientos; han de ser los transmisores del mensaje de salvación de Jesús...
              Ante ello, el miedo ha de desaparecer y nos invita a cambiar de mentalidad, pues nosotros tenemos miedo a las incomprensiones y al rechazo de la gente... Cristo nos dice que ese es un temor de poca monta. A todo lo más podemos perder la vida. El verdadero temor lo hemos de tener a Dios. Él sí que puede alejarnos de la vida verdadera...
              Junto al amor entrañable de Dios, Mateo introduce el del temor, es decir, la reverencia, el respeto, la admiración, la docilidad de la persona a un Dios admirable por tan grande amor. Así se fortalece la confianza y el arrojo.
 
              Al final del Evangelio se nos da una razón más para alejar de nosotros todo tipo de miedo en nuestra misión... Si Dios tiene un cuidado especial hasta de los animales más insignificantes, ¿qué no hará por los hombres que los ha creado, los ha redimido y los lleva a la plenitud de vida?   Dios garantiza que, detrás de cualquier circunstancia negativa de la vida, se encuentra Él. Y que con Él se puede vivir, se puede superar.
 
              TESTIMONIO SERENO Y ALEGRE.
 
              El Señor, pues, nos estimula, quiere fortalecer nuestra adhesión a Él con el empuje de una vida testimonial. ¿Qué sentido tiene creer  en Dios si yo con mi vida no lo acerco a los demás. Dios no aspira solamente a tener una relación amistosa con cada uno de nosotros, sino que desea entrar en la vida de todos. Y el testimonio directo, mesurado y alegre de los que nos proclamamos cristianos, es el camino.  Nada nos debe acobardar: ni el recelo de los demás, ni la timidez personal, ni la inconstancia. Si el pecado obstaculiza nuestro testimonio de Jesús, más abundante es la gracia de Dios para romper nuestros temores y nuestros frenos. Que esta Eucaristía, Palabra y Pan, fortalezca nuestro espíritu para saber manifestar adecuada y valientemente nuestra fe en Jesucristo. 

viernes, 23 de junio de 2017

PARROQUIA DE SAN PABLO         A LOS COLABORADORES                    APOSTÓLICOS.

     Mi querido@ hermano@ : Te deseo paz y bien.
   
 
      En primer lugar, quiero darte las gracias en nombre de nuestro Señor Jesucristo y de su Iglesia, por el trabajo apostólico que has realizado este curso en nuestra querida Parroquia de San Pablo. Gracias a cristianos como tú, nuestra Comunidad parroquial hace posible la Evangelización y la Redención del Señor en nuestros días.     
 
                 En segundo lugar, quiero invitarte a participar en laEUCARISTIA DE ACCIÓN DE GRACIAS QUE CELEBRAREMOS TODOS LOS GRUPOS APOSTÓLICOS DE NUESTRA PARROQUIA CON LA COMUNIDAD CRISTIANA DE SAN PABLO.  Será el próximo día 29 de Junio, Jueves, Festividad de San Pedro y San Pablo, a las 20 horas.
                
                  Después de la Eucaristía compartiremos un ágape en los patios de la Parroquia. Cado uno puede aportar algún plato para compartir. La Parroquia preparará la bebida.
 
                  Esperando vuestra asistencia y reiterándoos de nuevo mis gracias, recibid un fuerte abrazo.
                                
                 
                 

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco

"Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré" (Mt. 11,28).  Cuando Jesús dice esto, tiene ante sus ojos las personas que encuentra todos los días por los caminos de Galilea: mucha gente simple, pobres, enfermos, pecadores, marginados... esta gente siempre le siguió para escuchar su palabra -¡una palabra que daba esperanza!

¡Las palabras de Jesús dan siempre esperanza! y también para tocar aunque solo fuese el borde de su manto. Jesús mismo buscaba a estas multitudes extenuadas y dispersas como ovejas sin pastor (cf. Mt 9:35-36): así dice Él, y las buscaba para anunciarles el Reino de Dios y para sanar a muchos de ellos en el cuerpo y en el espíritu. Ahora los llama a todos a su lado: "Vengan a mí", y les promete alivio y refrigerio.

Esta invitación de Jesús se extiende hasta nuestros días, para llegar a muchos hermanos y hermanas oprimidos por precarias condiciones de vida, por situaciones existenciales difíciles y, a veces privados de auténticos puntos de referencia.

En los países más pobres, pero también en las periferias de los países más ricos, se encuentran muchas personas desamparadas y dispersas bajo el peso insoportable del abandono y de la indiferencia.

A cada uno de estos hijos del Padre que está en los cielos, Jesús repite: "Vengan a mí, todos ustedes". Pero también lo dice a los que poseen todo. Pero cuyo corazón está vacío. Está vacío. Corazón vacío y sin Dios. También a ellos, Jesús dirige esta invitación: "Vengan a mí".

La invitación de Jesús es para todos. Pero de manera especial para los que sufren más.

Jesús promete reconfortar a todos, pero también nos hace una invitación, que es como un mandamiento: "Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón" (Mt 11,29).

El yugo del Señor ¿en qué consiste? Consiste en cargar el peso de los otros con amor fraternal. Una vez recibido el alivio y consuelo de Cristo, estamos llamados también nosotros a ser alivio y consuelo para los hermanos, con actitud mansa y humilde, a imitación del Maestro.

La mansedumbre y la humildad de corazón no sólo nos ayuda a soportar el peso de los otros, sino a no cargar sobre ellos con nuestros propios puntos de vista personales, nuestros juicios, nuestras críticas o nuestra indiferencia. (Reflexión antes del rezo del Ángelus, 06 de julio de 2014)
"Nunca hay motivos para perder la esperanza. Jesús dice: «Yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo". Papa Francisco

jueves, 22 de junio de 2017



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,7-15):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno." Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.»

Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco

La oración no es magia, sino encomendarse al abrazo del Padre. Jesús nos da un consejo en la oración, a saber, no derrochar palabras, no hacer rumor, el rumor de carácter mundano, los rumores de la vanidad. La oración no es una cosa mágica, no se hace magia con la oración.

Alguien me dice que cuando uno va a ver a un brujo éste le dice tantas palabras para curarlo. Pero ese es un pagano. A nosotros, Jesús nos enseña que no debemos ir a Él con tantas palabras, porque Él sabe todo. La primera palabra es Padre, ésta es la clave de la oración. Sin sentir esta palabra no se puede rezar.

¿A quién rezo? ¿A Dios Omnipotente? Demasiado lejano. Ah, esto yo no lo siento. Ni siquiera Jesús lo sentía. ¿A quién rezo? ¿Al Dios cósmico? Un poco habitual, en estos días, ¿no?... rezar al Dios cósmico, ¿no?... Tú debes rezar al Padre. Padre es una palabra fuerte. Tú debes rezar al que te ha engendrado, al que te ha dado la vida.

Padre es una palabra fuerte pero abre las puertas. En el momento del sacrificio Isaac se da cuenta de que algo no iba, porque faltaba la ovejita, pero se fía de su padre y su preocupación la dejó en el corazón de su padre.

Padre es la palabra que ha pensado decir aquel hijo que se fue con la herencia y después quería volver a su casa. Y aquel padre lo ve llegar y sale corriendo a su encuentro, se le tira al cuello, para caer sobre él con amor. Es ésta la clave de toda oración, sentirse amados por un Padre.

Tenemos un Padre. Cercanísimo, eh, que nos abraza… Todos estos afanes, todas estas preocupaciones que nosotros podemos tener, dejémoselos al Padre: Él sabe de qué cosa tenemos necesidad.

Jesús, después de habernos enseñado el Padrenuestro, subraya que se nosotros no perdonamos a los demás, ni siquiera el Padre perdonará nuestras culpas. Es tan difícil perdonar a los demás, es verdaderamente difícil, porque nosotros siempre tenemos ese pesar dentro. Pensamos: "Me la hiciste, espera un poco… para volver a darle el favor que me había hecho"

No se pude rezar con enemigos en el corazón, con hermanos y enemigos en el corazón: no se puede rezar. Esto es difícil: sí, es difícil, no es fácil. Pidamos hoy al Espíritu Santo que nos enseñe a decir «Padre» y a decir «nuestro», haciendo la paz con todos nuestros enemigos. (Homilía en Santa Marta, 20 de junio de 2013)
 "Como cristianos, miembros de la familia de Dios, estamos llamados a salir al encuentro de los necesitados y servirlos" Papa Francisco

martes, 20 de junio de 2017

 Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco

Amen, hagan el bien, bendigan, recen y no rechacen. Es darse a sí mismo dar el corazón, precisamente a los que no nos quieren, a los que nos hacen mal, a los enemigos. Y ésta es la novedad del Evangelio.

Jesús nos muestra que no tenemos mérito si amamos a los que nos aman, porque eso lo hacen también los pecadores. Los cristianos, en cambio, están llamados a amar a sus enemigos:

"Hagan el bien y presten sin esperar nada. Sin interés y su recompensa será grande".

Ciertamente el Evangelio es una novedad. Una novedad difícil que hay que llevar adelante, yendo detrás de Jesús.

"Padre, yo… ¡yo no tengo la voluntad de hacer así!". Bueno, si no te sientes capaz de esto es un problema tuyo, ¡pero el camino cristiano es éste!. Éste es el camino que Jesús nos enseña. ¿Y qué cosa debo esperar?.

Vayan por el camino de Jesús, que es la misericordia; sean misericordiosos como su Padre es misericordioso. Sólo con un corazón misericordioso podremos hacer todo lo que el Señor nos aconseja. Hasta el final...

Jesús nos pide que seamos misericordiosos y que no juzguemos. Tantas veces, parece que nosotros hemos sido nombrados jueces de los demás: con chismes, hablando mal… juzgamos a todos. Y, en cambio, el Señor nos dice:

"No juzguen y no serán juzgados. No condenen y no serán condenados".

Y al final nos pide que perdonemos y así seremos perdonados.

Todos los días lo decimos en el Padrenuestro: "Perdónanos como nosotros perdonamos". Si yo no perdono, ¿cómo puedo pedir al Padre que me perdone?.

Pero éste es el camino de Jesús: la magnanimidad, la generosidad; el darse a sí mismo sin medida. Por esto Jesús vino al mundo, y así lo hizo Él: dio, perdonó, no habló mal de nadie, no juzgó.

Ser cristiano no es fácil y no podemos llegar a ser cristianos sólo con la gracia de Dios o sólo con nuestras fuerzas.

Y aquí viene la oración que debemos hacer todos los días:

"Señor, dame la gracia de llegar a ser un buen cristiano, una buena cristiana, porque yo no logro hacerlo".

(Homilía en Santa Marta, 11 de septiembre de 2014)
"Conforta, Señor, a cuantos sufren, especialmente a los enfermos, a los necesitados, a los desempleados". Papa Francisco

lunes, 19 de junio de 2017




SOLEMNIDAD DEL CORPUS EN BAEZA
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,38-42):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.»

Palabra del Señor

"La verdadera caridad es un poco atrevida: no tengamos miedo a ensuciarnos las manos para ayudar a los más necesitados". Papa Francisco

 Reflexión del Papa Francisco

Nosotros presumimos que somos justos, y juzgamos a los demás. Juzgamos también a Dios, porque pensamos que debería castigar a los pecadores, condenarlos a muerte, en lugar de perdonar.

Entonces sí que corremos el riesgo de permanecer fuera de la casa del Padre. Como ese hermano mayor de la parábola, que en lugar de estar contento porque su hermano ha vuelto, se enoja con el padre que lo ha recibido y hace fiesta.

Si en nuestro corazón no hay misericordia, la alegría del perdón, no estamos en comunión con Dios, incluso si observamos todos los preceptos, porque es el amor el que salva, no la sola práctica de los preceptos.

Es el amor por Dios y por el prójimo lo que da cumplimiento a todos los mandamientos. Y esto es el amor de Dios, su alegría, perdonar. Nos espera siempre. Quizá alguien tiene en su corazón algo grave, pero he hecho esto, he hecho aquello, Él te espera, Él es Padre. Siempre nos espera.

Si nosotros vivimos según la ley del ojo por ojo, diente por diente, jamás salimos de la espiral del mal. El demonio es astuto, y nos hace creer que con nuestra justicia humana podemos salvarnos y salvar al mundo.

En realidad, sólo la justicia de Dios nos puede salvar. Y la justicia de Dios se ha revelado en la Cruz: la Cruz es el juicio de Dios sobre todos nosotros y sobre este mundo.

¿Cómo nos juzga Dios? Dando la vida por nosotros. He aquí el acto supremo de justicia que ha vencido de una vez para siempre al Príncipe de este mundo; y este acto supremo de justicia es precisamente también el acto supremo de misericordia. Jesús nos llama a todos a seguir este camino:

"Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso" (Lc 6, 36).

Yo les pido una cosa ahora. En silencio, todos, pensemos, cada uno piense, en una persona con la que no estamos bien, con la cual estamos enojados y que no la queremos.

Pensemos en esa persona y en silencio en este momento oremos por esta persona. Y seamos misericordiosos con esta persona. ( Homilía en Santa Marta, 15 de septiembre de 2014)

domingo, 18 de junio de 2017

SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI
                Queridos hermanos todos en Jesús Sacramentado. ¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendice hoy en su querido Hijo con toda clase de bienes!
                Hoy es el Día del CORPUS CHRISTI. Hoy celebramos la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.  Entre nosotros, hoy es un día solemne de fiesta. Decir CORPUS en Baeza es hablar del Cielo, de la Gloria. Quien lo viva con profundidad podrá exclamar: “Esto es un poquito de Gloria”.
        LA EUCARISTÍA, EL AMOR DE DIOS SIN MEDIDA
                El Día del CORPUS CHRISTI es la expresión más bella y sencilla del amor de Dios. Es la expresión de unos brazos extendidos, los brazos de Jesucristo en la Cruz que, cercano a la muerte, nos deja los signos primordiales de su presencia entre nosotros: La Eucaristía y el Amor al prójimo. Son los dos brazos del amor de Dios. CORPUS CHRISTI, es decir Eucaristía y Amor fraterno.
  diálogos      Si alguien... nos preguntara, te preguntara ¿qué celebráis hoy? Le contestaríamos, hoy es el Día de la Eucaristía. Y le concretaríamos: celebramos a Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, que después de vivir entre nosotros un tiempo, de morir por nuestra salvación, resucita y vuelve al Padre. Pero que se quedó prendado en el amor a los hombres y se quedó con nosotros.
                Sabedor de la indigencia continua de los humanos se queda como sustento, como alimento de vida. Es su último gesto de humildad y de amor. Y es que cuando hay amor, el enamorado está dispuesto a todo para encontrarse y permanecer con la persona amada. Y Jesucristo nos ama apasionadamente y se queda como alimento que nos da la vida.
                ¿Un Misterio? No, mejor un derroche de amor incomprensible a la mente humana y tan sólo explicable e inteligible con la lógica del corazón. Jesús en su despedida, nos deja la primera Eucaristía: Jesús sentó a la mesa a sus amigos y los convirtió en comensales. Y les deja como testamento un mandato de amor: ¡haced esto en memoria mía! No se trata de repetir un gesto, sino de traducir en nuestra vida la misma vida de Jesús: su entrega, su amor, sus actitudes y sentimientos.
                Durante su vida pública Jesús enseñó el camino de la verdadera vida, dio a conocer a Dios Padre, se afirmó como el Hijo amado y como el siervo amado; curó a los enfermos, liberó a los oprimidos, resucitó a los muertos. Pues bien, ahora en la Cena con la entrega de su Cuerpo y de su Sangre, Jesús culmina, hace presente y para siempre su acción redentora: su amor y su entrega total a los hombres, a cada hombre.
              Los discípulos representaban a los comensales de los tiempos mesiánicos, esto es, a “los pobres, lisiados, los ciegos, y los cojos” de las encrucijadas de los caminos. El Hijo de Dios, en su condición de siervo, salió a buscar a las ovejas de Dios, las encontró, las cargó sobre sus hombros, y dio comienzo la fiesta sin ocaso. Así la Eucaristía es el memorial de la muerte de Cristo y prenda de vida futura. Desde entonces los cristianos celebramos la Eucaristía, comemos el Cuerpo del Señor y saciamos nuestra sed de eternidad. Así la Eucaristía es Pan que da vida, don primordial de Dios al hombre, signo de un amor infinito.                                                                   
                                                                          RESPUESTA: EL AMOR FRATERNO    
                A tanto y tan grande amor, los hombres, los amigos, los comensales hemos querido responder con algo de generosidad. Hemos guardado algo de la comida y hemos reservado en el Sagrario al mismo Cristo. Y hemos convertido este lugar en centro de peregrinación: delante del Sagrario, en la soledad y el silencio abrimos diálogos
con el Maestro y saciamos nuestra sed de sabiduría, de amor, de vida...
                Pero el amor auténtico, siempre se desborda: el amor de Dios derramado en nuestros corazones hace que nosotros seamos veneros de amor. Por ello, hoy celebramos también el Día del Amor, de la Caridad. Alimentados con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Padre  nos envía, nos sigue enviando a sus hijos, los actuales comensales, a recorrer los caminos invitando a todos a las Bodas de su Hijo. La caridad de Cristo, experimentada y alimentada en la Eucaristía nos apremia, hoy más que nunca, a salir a los caminos para convocar a todos, pero en especial a los excluidos del banquete.
                 En efecto, el amor de Dios recibido en la Eucaristía exige caridad misericordiosa, justicia y paz, dar de comer al hambriento, visitar al preso, tender la mano al joven  perdido, acoger al niño abandonado... Caritas y sus voluntarios, con toda la comunidad cristiana al frente, debe significar y actualizar el amor y el servicio de Cristo, en un mundo tan complejo como el nuestro. Por tanto, hay que salir a las plazas y calles para convocar y servir a los más débiles, para liberarlos de la propaganda manipuladora, para ofrecerle el espacio necesario a fin de que puedan ser sujetos activos, libres y responsables de la historia.
                                                      
                         Un amor “así de grande” recibido de Cristo y testificado por sus amigos, bien merece celebrarlo, gozarlo e irradiarlo. Por ello, los cristianos de Baeza engalanamos las calles, las plazas... y nos lanzamos a ellas con el Santísimo Sacramento, en una procesión que es manifestación de amor y proclamamos a los cuatro vientos con la voz y el corazón: “Dios está aquí”. ¡Cantemos al amor de los Amores, cantemos al Señor...! El Cuerpo del Señor, el Amor de los amores, que hoy sacamos en procesión, reluzca siempre en Baeza más que el sol.
               
                Que la Santísima Virgen nuestra Madre, primer Sagrario del Cuerpo de Cristo, nos ayude a imitarla, teniendo siempre a Jesús Sacramentado en nuestro corazón y a entregarlo a todos los hombres, sus hijos. Hagamos nuestra la oración que Benedicto XVI hacia a la Virgen, en su encíclica “Dios es amor”:
“Santa María, Madre de Dios, tú has dado al mundo la verdadera luz, Jesús, tu Hijo, el Hijo de Dios.
Te has entregado por completo a la llamada de Dios y te has convertido así en fuente de la bondad que mana de Él.
Muéstranos a Jesús, guíanos hasta Él. Enséñanos a conocerlo y a amarlo, para que también nosotros podamos llegar a ser capaces de un verdadero amor y a ser fuentes de agua viva en medio de un mundo sediento
 Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,51-58):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»

Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco


[...] La Eucaristía es el Sacramento de la comunión, que nos hace salir del individualismo para vivir juntos el seguimiento, la fe en Él.

Entonces todos deberíamos preguntarnos ante el Señor: ¿cómo vivo yo la Eucaristía? ¿La vivo de modo anónimo o como momento de verdadera comunión con el Señor, pero también con todos los hermanos y las hermanas que comparten esta misma mesa? ¿Cómo son nuestras celebraciones eucarísticas?

[...] El Señor distribuye para nosotros el pan que es su Cuerpo, Él se hace don. Y también nosotros experimentamos la solidaridad de Dios con el hombre, una solidaridad que jamás se agota, una solidaridad que no acaba de sorprendernos:

Dios se hace cercano a nosotros, en el sacrificio de la Cruz se abaja entrando en la oscuridad de la muerte para darnos su vida, que vence el mal, el egoísmo y la muerte.

Jesús se da a nosotros en la Eucaristía, comparte nuestro mismo camino, es más, se hace alimento, el verdadero alimento que sostiene nuestra vida también en los momentos en los que el camino se hace duro, los obstáculos ralentizan nuestros pasos.

Y en la Eucaristía el Señor nos hace recorrer su camino, el del servicio, el de compartir, el del don, y lo poco que tenemos, lo poco que somos, si se comparte, se convierte en riqueza, porque el poder de Dios, que es el del amor, desciende sobre nuestra pobreza para transformarla.

Así que, preguntémonos, al adorar a Cristo presente realmente en la Eucaristía: ¿me dejo transformar por Él? ¿Dejo que el Señor, que se da a mi, me guíe para salir cada vez más de mi pequeño recinto, para salir y no tener miedo de dar, de compartir, de amarle a Él y a los demás?

Hermanos y hermanas: seguimiento, comunión, compartir. Oremos para que la participación en la Eucaristía nos provoque siempre: a seguir al Señor cada día, a ser instrumentos de comunión, a compartir con Él y con nuestro prójimo lo que somos. Entonces nuestra existencia será verdaderamente fecunda. Amén. (Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo, 30 de mayo de 2013 )

 "Nuestra esperanza es el Señor Jesús que reconocemos vivo y presente en nosotros y en nuestros hermanos". Papa Francisco


sábado, 17 de junio de 2017

ÚLTIMA REUNIÓN DE TARSICIOS




Última reunión de los niños Tarsicios de este curso.
Durante la misma se le impusieron las insignias a los que han hecho este año la Primera Comunión y a los que el año pasado por alguna cuestión no se les pudo imponer.
Encuentro con el Señor en la Capilla del colegio filipense
Para finalizar juegos de agua en el patio, !mucho calor! .
Mañana Eucarística y divertida.
Os esperamos a todos mañana para acompañar por las calles de nuestra ciudad Jesús Eucaristía en su magnifica Custodia
!VIVA JESUS SACRAMENTADO!
SEA POR SIEMPRE BENDITO Y ALABADO
La Agrupación de Cofradías de Baeza, a través de su vocalia de Manifestaciones Públicas informa que una vez convocado el XX Concurso de Engalanamiento de Escaparates los premios han sido los siguientes:

PRIMER PREMIO. Peype.
SEGUNDO PREMIO. Boutique Tatos.
TERCER PREMIO. Sueñabebe

Enhorabuena a los premiados y gracias a todos por vuestra participación.

Ana María Montoro Fernández.
Vocal de Manifestaciones Públicas.

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,33-37):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor." Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir "sí" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno.»

Palabra del Señor

 Reflexión del Papa Francisco

[...]Jesús dice a sus discípulos que no juren, en cuanto el juramento es signo de la inseguridad y de la falsedad con que se desarrollan las relaciones humanas.

Con esto, se instrumentaliza la autoridad de Dios para dar garantía de nuestras vicisitudes humanas.

Más bien estamos llamados a instaurar entre nosotros, en nuestras familias, en nuestras comunidades, un clima de transparencia y de confianza recíproca, de modo que podamos ser considerados sinceros sin recurrir a intervenciones superiores para ser creídos.

¡La desconfianza y la difidencia recíproca siempre amenazan la serenidad!

Que la Virgen María, mujer de la escucha dócil y de la obediencia feliz, nos ayude a acercarnos cada vez más al Evangelio, para ser cristianos ¡no "de fachada", sino de sustancia!

Y esto es posible con la gracia del Espíritu Santo, que nos permite hacer todo con amor, y así cumplir plenamente la voluntad de Dios. (Extracto de la reflexión antes del rezo del Ángelus, 12 de febrero 2017)

 "Cuando el Espíritu Santo habita en nuestros corazones, nos hace comprender que el Señor está cerca y nos cuida". Papa Francisco

viernes, 16 de junio de 2017

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,27-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.»

Palabra del Señor

 "Tenemos mucha necesidad de oración y de penitencia para implorar la gracia de la conversión y el final de las guerras en el mundo". Papa Francisco



Reflexión del Papa Francisco


[...] El adulterio era considerado una violación al derecho de propiedad del hombre sobre la mujer.

En cambio Jesús va a la raíz del mal. Así como se llega al homicidio a través de las injurias, las ofensas y los insultos, del mismo modo se llega al adulterio a través de las intenciones de posesión con respecto a una mujer diversa de la propia esposa.

El adulterio, como el robo, la corrupción y todos los demás pecados, son concebidos primero en nuestro ámbito íntimo y, una vez realizada en el corazón la elección equivocada, se ponen en práctica en el comportamiento concreto.

Y Jesús dice: el que mira a una mujer que no es la propia con ánimo de posesión, es un adúltero en su corazón. Ha comenzado el camino del adulterio.

Pensemos un poco sobre esto: los pensamientos malos que vienen en esta línea". (Extracto de la reflexión antes del rezo del Ángelus, 12 de febrero 2017)



PREGÓN EUCARÍSTICO DE BAEZA 2017

jueves, 15 de junio de 2017

CARTA PASTORAL: “ENLAZADOS EN UN PROYECTO DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL”
FESTIVIDAD DEL CORPUS CHRISTI, DÍA DE LA CARIDAD

Queridos diocesanos:
He leído con mucho interés el mensaje de mis hermanos los obispos miembros de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. Se han dirigido a sus hermanos en la fe y la humanidad, para motivarlos en su compromiso social en favor de los que sufren. Lo hacen con ocasión de celebrarse el Día de Caridad, en la festividad del Corpus Christi. Lo hacen con un título o lema que también ha despertado mi interés, y espero que, del mismo modo, también lo despierte en vosotros: “Llamados a ser comunidad”. En realidad, el compromiso con los pobres siempre está justificado por el hecho mismo de que haya pobres, de que haya desigualdades y, por tanto, de que haya excluidos en la sociedad.

Con este lema, el compromiso cristiano se sitúa en su mismo origen, el más divino y el más humano. En el divino, porque en Dios el amor es comunitario; y en el humano, porque, en razón de nuestro origen, los seres humanos somos constructores de comunidad. El compromiso con los pobres no sólo está justificado por el hecho mismo que haya pobres, de que haya desigualdades, de que haya exclusión en la sociedad. El compromiso es un modo de ser, de sentir, de vivir, en el que no cabe, naturalmente, ninguna exclusión, marginación. Es por eso, que me parece, que se nos recuerde que estamos “llamados a ser comunidad” es, no sólo sugerente, sino toda una provocación.

Se nos invita a vernos “enlazados” en el servicio en un proyecto de transformación social. Es más, nos recuerda que sólo en nuestro ser comunitario es posible encontrar salidas duraderas y estables a nuestra realidad social. Si no es así, y muchas veces sucede, estamos más preocupados en hacer las cosas a nuestro modo que en hacer las cosas en favor de la dignidad del ser humano, que es siempre el impulso de nuestro compromiso con todos los excluidos de este bien comunitario. En ocasiones sucede que el orgullo de personas y grupos sociales o políticos malogran los objetivos mejores, los más nobles, los más eficaces, por el sólo hecho de que las cosas no se hacen como yo las planteo, desde mis presupuestos ideológicos, desde mis métodos. Esos que están en la base del individualismo, del sectarismo.

“Llamados a ser comunidad” es un lema, sin embargo, que sitúa el compromiso en una sola raíz, la que no permite diferencias entre nosotros; la que surge del modo de ser de Dios. Cáritas, con muy buen criterio, habiendo entendido el gran fracaso humano y social del individualismo, nos invita a forjar nuestra convivencia en la espiritualidad de comunión. San Juan Pablo II describió en diversas ocasiones cómo era esto, y yo os ofrezco una, la que me parece más significativa y gráfica:

“Espiritualidad de la comunión significa:
• una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos que están a nuestro lado;
• capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo místico y, por tanto, como «uno que me pertenece», para saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus deseos y atender a sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad;
• capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios: un «don para mí», además de ser un don para el hermano que lo ha recibido directamente;
• saber «dar espacio» al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros (cf. Ga 6,2) y rechazando las tentaciones egoístas que continuamente nos acechan y engendran competitividad, ganas de hacer carrera, desconfianza y envidias.

No nos hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirían los instrumentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin alma, máscaras de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento. (NMI, n. 43)
Maravilloso, ¿verdad? Pues esa maravilla hecha realidad depende de nosotros, la formamos nosotros, la reflejamos y ofrecemos nosotros al participar de la Eucaristía. Es en el Pan Eucarístico, partido y repartido, como se teje la comunión, como se hace la comunidad de hermanos que miran al mundo con fraternidad y que prefieren en su corazón y su servicio a los más pobres y excluidos de la sociedad. No hay mejor modo de romper el individualismo que ser uno en el Pan que se ofrece a Dios y que de Dios se recibe, en la Iglesia, al participar en la Eucaristía. Ese pan que nos encauza en un compromiso común en favor de los pobres es el que celebramos en el Corpus Christi, día de la Caridad. “Como estaba el Pan disperso por las tierras de labor, haznos uno en esta ofrenda, haznos uno en ti Señor”.

Este es, por tanto, el compromiso que os propongo, querido jiennenses, para este Día de la Caridad: que la Eucaristía, cuerpo entregado y sangre derramada de Jesús para la vida del mundo, nos ayude cada día a descubrir que el acercarnos a la misma mesa, para comer el pan eucarístico, nos propone compartir el proyecto de Dios de lograr una vida digna y un desarrollo humano integral para todos. Desde la Eucaristía cultivemos la comunión, que nos hará cultivar la dignidad humana, cuidar de la casa común, promover el desarrollo humano integral, asumir un compromiso transformador de la realidad social en nuestros modos de pensar y vivir, trabajar por una economía de comunión y tener una espiritualidad de ojos abiertos a Dios y a los hermanos. Y a todos estos propósitos estamos obligados a darle concreción en nuestras ciudades pueblos, a través de nuestras Cáritas, en las vidas de cuantos necesiten de nosotros. Nunca olvidemos que Cáritas recibe su vocación y misión en nuestras comunidades parroquiales, que siempre son comunidades eucarísticas.

Con mi afecto y bendición.

+ Amadeo Rodríguez Magro
Obispo de Jaén

 Reflexión del Papa Francisco

Jesús menciona algunas necesidades y toca en particular, el tema de la relación negativa con los hermanos. El que maldice, dice Jesús, merece el infierno.

Si en tu corazón hay algo de negativo  hacia el hermano, hay algo que no funciona y te debes convertir, tienes que cambiar. La ira es un insulto contra el hermano, y ya es algo que se da en la línea de la muerte, lo mata...

No hay necesidad de ir a un psicólogo para saber que cuando se denigra al otro es porque uno mismo no puede crecer y necesita que el otro sea abajado, para sentirse alguien. Y esto es un mecanismo feo. Jesús con toda la sencillez dice:

"No hablen mal el uno del otro. No se denigren, no se descalifiquen".

Y esto porque después de todo estamos caminando por el mismo camino, todos vamos en ese camino que nos llevará hasta el final. De este modo, si no se va de una manera fraterna, todos terminaremos mal: el que insulta y el insultado.

Si uno no es capaz de dominar la lengua, se pierde, y los  demás, la agresividad natural, la que tuvo Caín con Abel, se repite a lo largo de la historia. No es que somos malos, somos débiles y pecadores.

Por eso resulta mucho más fácil arreglar una situación con un insulto, con una calumnia, con una difamación, que solucionarla por las buenas.

Quisiera pedir al Señor, que nos dé a todos la gracia de poner más atención a la lengua, en relación a lo que decimos de los demás. Es una pequeña penitencia pero da buenos resultados.

[...] Debemos pedirle al Señor esta gracia: adaptar nuestra vida a esta nueva Ley, que es la Ley de la mansedumbre, la Ley del amor, la Ley de la paz, y por lo menos podar un poco nuestra lengua, podar un poco los comentarios que hacemos sobre los demás y las explosiones que nos conducen al insulto o a la ira fácil.

¡Que el Señor nos conceda a todos esta gracia!. (Homilía en Santa Marta, 13 de junio de 2013)

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,20-26):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.»

Palabra del Señor

"No nos hacemos cristianos por nuestras propias fuerzas. La fe es un don de Dios que se nos da en la Iglesia y por medio de la Iglesia". Papa Francisco

miércoles, 14 de junio de 2017

Vocalia de Manifestaciones Públicas de la Agrupación de Cofradías comunica:

Que una vez reunido el Jurado para la elección del Cartel de Semana Santa 2018, compuesto por:
Da. Rocío Poza Cruz,
D. Cristóbal Tornero Cruz,
D. Andrés Medina Ruiz,
D. Manuel Domínguez  Moreno, D. Jordi Cahue Vivo,
D. Rafael Perales Francés,
D. Antonio Moreno Ruiz,
D. Francisco Javier Ruiz Marín, y
D. Francisco  Lázaro Perales, secretario de la Agrupación, en la que toma nota y da Fe.

Tras una total de 55 fotografías presentadas, resultan ganadores del Concurso cartel de Semana Santa 2018:

Ganador del concurso:
D. Pedro Salcedo Martínez
Segundo premio:
D. Pedro Salcedo Martínez.
Tercer premio:
D. Juan Carlos Álamo Álamo.

Siendo las 21 horas del día 14 de junio.2017.
Reunido el jurado compuesto por:

Da. Rocío Poza Cruz,
D. Cristóbal Tornero Cruz,
D. Andrés Medina Ruiz,
D. Jordi Cahue Vivo,
D. Manuel Domínguez Moreno,
D. Rafael Perales Francés,
D. Antonio Jesús Ruiz Martín,
D. José Delgado Muriel, y D. Francisco Lázaro Perales,
Resultan ganadores del la portada del Libro de Semana Santa, siendo Titular la Cofradía del Santo Entierro.

Tras un total de 20 fotografías presentadas resultan ganadores :
Primer Premio:
D. Francisco Cruz Cruz
Segundo premio:
D. José QueSada Sánchez
Tercer Premio:
D. Floren Fernández Parra.

Gracias a todos los participantes.

Ana María Montoro Fernández, Vocal de Manifestaciones Públicas
 Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,17-19):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los Cielos.»

Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco:

Jesús no quiere cancelar los mandamientos que el Señor dio por medio de Moisés, sino que quiere llevarlos a su plenitud. E inmediatamente después añade que este "cumplimiento" de la Ley requiere una justicia superior, una observancia más auténtica. Y de hecho dice a sus discípulos:

“Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino delos Cielos" (Mt 5.20)

¿Pero qué significa este pleno cumplimiento de la ley? ¿Y en qué consiste esta justicia superior?

El mismo Jesús nos responde con algunos ejemplos. Porque Jesús era un hombre práctico, hablaba siempre con ejemplos para hacerse entender. Comienza desde el quinto mandamiento del Decálogo:

“Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: "No matarás"; pero yo les digo que todo aquel que se enoja contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal".

Con esto, Jesús nos recuerda que ¡también las palabras pueden matar, eh? Cuando se dice que una persona tiene la lengua de serpiente, ¿qué quiere decir? Que sus palabras matan.

Por lo tanto, no sólo no se debe atentar contra la vida de los demás, sino tampoco derramar sobre él el veneno de la ira y golpearlo con la calumnia. Ni hablar mal de él porque llegamos a las habladurías:

Los chismes también pueden matar, porque matan la reputación de las personas

Es muy feo chismorrear. Al principio puede incluso parecer incluso una cosa agradable, incluso divertida, como si fuera un caramelo. Pero al final, nos llena el corazón de amargura, nos envenena también a nosotros.

Pero les digo la verdad, ¿eh? Estoy convencido de que si cada uno de nosotros hiciera el propósito de evitar los chismes, con el tiempo se convertiría en un santo

Éste es un hermoso camino. ¿Queremos llegar a ser santos, si o no?¿Queremos vivir parloteando como de costumbre, si o no? Entonces estamos de acuerdo: basta con los chismes.

A la luz de esta enseñanza, todos los mandamientos revelan su pleno significado como una exigencia de amor, y todos se reúnen en el gran mandamiento: amar a Dios con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo (Homilía en Santa Marta, 16 de febrero de 2014)
"La Iglesia resplandece cuando es misionera, acogedora, libre, fiel, pobre de medios y rica de amor.". Papa Francisco