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jueves, 11 de mayo de 2017

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (13,16-20):

CUANDO Jesús terminó de lavar los pies a sus discípulos les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: “El que compartía mi pan me ha traicionado”. Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy.
En verdad, en verdad os digo: el que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado».

Palabra del Señor

 Reflexión del Papa Francisco

El amor, pues, es el servicio concreto que damos los unos a los otros. El amor no es sólo palabras, son obras y servicio; un servicio humilde, hecho en el silencio y en lo escondido, como Jesús mismo ha dicho: "Que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha" (Mt 6,3).

Esto implica poner a disposición los dones que el Espíritu Santo nos ha donado, para que la comunidad pueda crecer...

[...] No olvidemos que lavando los pies a sus discípulos y pidiendo a ellos hacer lo mismo, Jesús nos ha invitado también a confesar mutuamente nuestras faltas y a rezar los unos por los otros para sabernos perdonar de corazón.

En este sentido, recordemos las palabras del santo obispo Agustín cuando escribía:

"No desprecie el cristiano de hacer lo mismo que hizo Cristo. Porque cuando el cuerpo se inclina hasta los pies del hermano, también en el corazón se enciende, y si ya estaba se alimenta, el sentimiento de humildad [...]  Perdonémonos mutuamente nuestras faltas y oremos juntos por nuestras culpas y así de este modo nos lavaremos los pies recíprocamente" (In Joh 58,4-5).

El amor, la caridad y el servicio, ayudar a los demás, servir a los otros. Hay tanta gente que pasa la vida así, en el servicio a los demás.

La semana pasada he recibido una carta de una persona que me decía que me agradecía por el Año de la Misericordia; me pedía orar por ella, para que pudiera estar más cerca del Señor.

La vida de esta persona era cuidar a la mamá y al hermano; la mamá en cama, anciana, lúcida pero no se podía mover y el hermano discapacitado, en una silla de ruedas. Esta persona, su vida, era servir, ayudar. ¡Y esto es amor! Cuando te olvidas de ti mismo y piensas en los demás: ¡esto es amor!

Con el lavatorio de los pies el Señor nos enseña a ser servidores, más siervos, como Él ha sido siervo por nosotros, por cada uno de nosotros.

Por lo tanto, queridos hermanos y hermanas, ser misericordiosos como el Padre significa seguir a Jesús en el camino del servicio. Gracias. (Catequesis, Audiencia General, 12 de marzo de 2016)
"El mundo nos hace preocuparnos por nosotros mismos, por tener, por el placer. El Evangelio nos abre a los demás, a compartir con los pobres" (Papa Francisco)

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