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sábado, 8 de abril de 2017

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (11,45-57):

EN aquel tiempo,muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:
«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Palabra del Señor

"Todos somos pecadores. Pero pidamos al Señor no ser hipócritas. Los hipócritas no saben lo que es el perdón, la alegría, el amor de Dios." (Papa Francisco)

 Reflexión del Papa Francisco:

Jesús fue perseguido. Querían matarlo... En la Iglesia, en efecto, están los perseguidos desde fuera y los perseguidos desde dentro. Los santos mismos han sido perseguidos.

En efecto, cuando leemos la vida de los santos nos encontramos ante muchas incomprensiones y persecuciones. Porque, siendo profetas, decían cosas que resultaban demasiado duras. De esta manera también muchos pensadores en la Iglesia fueron perseguidos.

De este modo, la historia nos testimonia que todas las personas que el Espíritu Santo elige para decir la verdad al pueblo de Dios sufren persecuciones. "Bienaventurados vosotros cuando os persigan por mi nombre".

He aquí que Jesús es precisamente el modelo, el icono: ha sufrido mucho el Señor, ha sido perseguido; y al actuar así ha asumido todas las persecuciones de su pueblo.

Pero aún hoy los cristianos son perseguidos. Y son perseguidos porque a esta sociedad mundana, a esta sociedad tranquila que no quiere problemas, dicen la verdad y anuncian a Jesucristo. De verdad hoy hay mucha persecución.

Incluso hoy en algunas partes existe la pena de muerte, existe la prisión por tener el Evangelio en casa, por enseñar el catecismo. Me decía un católico de estos países que ellos no pueden rezar juntos: ¡está prohibido! Sólo se puede rezar a solas y en secreto

. Si quieren celebrar la Eucaristía organizan una fiesta de cumpleaños, aparentan celebrar el cumpleaños y allí tienen la Eucaristía antes de la fiesta. Y si, como ha sucedido, ven llegar a la policía, enseguida ocultan todo, continúan la fiesta entre alegría y felicidad; luego, cuando los agentes se van, terminan la Eucaristía.

En efecto, esta historia de persecución, de incomprensión, continúa desde el tiempo de los profetas hasta hoy. Este, por lo demás, es también el camino del Señor, el camino de quienes siguen al Señor. Un camino que termina siempre como para el Señor, con una resurrección, pero pasando por la cruz.

Así, pues, no tengan miedo a las persecuciones, a las incomprensiones, incluso si por causa de ellas siempre se pierden muchas cosas.

Para los cristianos siempre habrá persecuciones, incomprensiones. Pero hay que afrontarlas con la certeza de que Jesús es el Señor y éste es el desafío y la cruz de nuestra fe. (Cf Papa Francisco, 4 de abril de 2014, Capilla de Santa Marta

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