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domingo, 19 de febrero de 2017

REFLEXIÓN DE DON MANUEL

DOMINGO VII DEL TIEMPO ORDINARIO “A”
 
         Queridos hermanos: Llevamos varios Domingos reflexionando el Sermón de La Montaña, en el que Jesús, nuestro Maestro, expone la Ética o Moral fundamental para sus seguidores. En la homilía sólo podemos destacar los rasgos fundamentales...
         El Domingo pasado Jesús nos invitaba a ir siempre más allá de la letra de la Ley, para vivir el espíritu  que pide progresar cada vez más en la voluntad de Dios. Hoy nos señala que estamos llamados a vivir como hijos de Dios Padre. Muy especialmente a amar como Él ama; a modelar nuestro corazón a su imagen y semejanza.
 
1.- Nos dice: “Seréis santos, porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo”. Y Jesús culmina: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”.
         ¿En que consiste la santidad, la perfección de Dios?: - Es compasivo y misericordioso, lento a la ira, lleno de paciencia y de ternura para con sus hijos.
- Es padre que reparte el sol y la lluvia sin discriminación entre aquellos que le aman, que le odian, y que le maldicen
DIOS ES AMOR.
 
2.- “Sed santos también vosotros”. Sed imágenes de Dios. Sed amor. ¿Cómo? Jesús hoy no habla en abstracto con teorías maravillosas, sino que hace concreto el amor al dirigirse al mundo de la violencia, de la injusticia, de los enfrentamientos entre hermanos. La gratuidad del amor tiene la última palabra. Lo describe con aplicaciones de la vida: Leer...Perdón, magnanimidad, no violencia, amor sin excepción, universal..
         Se nos presenta una de las revelaciones más sobresalientes del Nuevo Testamento: el amor a los enemigos. El punto límite del amor desinteresado. Algo que parece imposible, humanamente hablando, y que únicamente puede explicarse desde una dimensión opuesta a la sabiduría y cálculos humanos:
 
“Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio”.
         El cristiano, pues, no ha de poner límites, ni fronteras a la bondad, y a su capacidad de compartir, de compadecer, de comprender, de perdonar.. Y nunca pierde la esperanza; siempre espera  que su amor, don de Dios, pueda más, venza a sus enemigos , a sus armas, y los pueda cambiar en hermanos.
         Esta es la plenitud de la Ley que trae Jesús para sus discípulos, ya vivida por Él y por muchísimos cristianos, ya que el Espíritu Santo habita en vosotros.
 
         3.- Aplicación. El Concilio Vaticano II nos dice: “La Iglesia es sacramento eficaz de Cristo, signo eficaz de Jesucristo. Es el mismo Cuerpo de Cristo. El mismo Cristo prolongado y continuado a través de los siglos”.
         Ahora bien, Jesús es la manifestación plena del amor del Padre; en Cristo el amor del Padre se ha hecho realidad y acontecimiento: El Buen Samaritano.
         De la misma manera, por la fuerza de la Gracia de Dios, en Cristo y en el Espíritu, cada cristiano, la Iglesia entera esta llamada a continuar “la presencia de Dios Padre en el mundo como amor y misericordia” . Juan Pablo II en “Dives in misericordia”.
         Es, pues, este Evangelio una llamada concreta a la vida personal de cada uno y una llamada a la oración personal, diciendo con San Francisco:“Oh, Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Que donde haya odio, lleve yo tu amor. Donde haya ofensa, lleve tu perdón. Donde haya discordia, siempre armonía...”
        
         ¿Confiamos en que somos hijos del Padre celestial? ¿Amamos y perdonamos como Dios quiere?
 
         Señor, que sepamos amar y perdonar a los que no  nos aman y a los enemigos y rezar por ellos.

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