CONTACTA CON NOSOTROS

Todos los que queráis mandarnos vuestros comentarios y sugerencias podéis hacerlo a: parroquiasanpablo2011@gmail.com

sábado, 11 de febrero de 2017

 Evangelio de hoy
Lectura del santo Evangelio San Marcos (8,1-10):

POR aquellos días, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. Además, algunos han venido desde lejos».
Le replicaron sus discípulos:
«¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?».
Él les preguntó:
«¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron:
«Siete».
Mandó que la gente se sentara en el suelo y tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces; y Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también.
La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco:

[...] Jesús razona de acuerdo a la lógica de Dios, que es aquella del compartir.

¡Cuántas veces nosotros nos damos vuelta hacia otro lado con tal de no ver a los hermanos necesitados! Y esto, mirar hacia otro lado, es un modo educado de decir con guantes blancos: “arréglenselas solos”. Y esto no es de Jesús: esto es egoísmo.

Si Jesús hubiese despedido a la gente, muchas personas se habrían quedado sin comer. En cambio, aquellos pocos panes y pescados, compartidos y bendecidos por Dios, fueron suficientes para todos.

Y atención ¿eh?: no es una magia, ¡es un signo! Un signo que invita a tener fe en Dios, el Padre providente, que no nos hace faltar el pan nuestro de cada día, si nosotros sabemos compartirlo como hermanos.

El milagro de los panes preanuncia la Eucaristía. Esto se puede ver en el gesto de Jesús que recita la bendición antes de partir el pan y distribuirlo a la gente. Es el mismo gesto que hará Jesús en la Última Cena, cuando instaura el memorial perpetuo de su Sacrificio redentor.

En la Eucaristía, Jesús no da un pan, sino el pan de vida eterna, se dona a Sí mismo, ofreciéndose al Padre por amor a nosotros.

Nosotros debemos ir a la Eucaristía con aquel sentimiento de Jesús, es decir, la compasión, y con aquel deseo de Jesús, compartir.

Quien va a la Eucaristía sin tener compasión por los necesitados y sin compartir, no se encuentra bien con Jesús.

Compasión, compartir, Eucaristía. Este es el camino que Jesús nos indica en este Evangelio. Un camino que nos lleva a afrontar con fraternidad las necesidades de este mundo, pero que nos conduce más allá de este mundo, porque parte de Dios Padre y regresa a Él.

Que la Virgen María, Madre de la Divina Providencia, nos acompañe en este Camino. » (Reflexión antes del rezo del Ángelus, 3 de agosto de 2014)

"Adorar a Dios es aprender a estar con Él, ponerlo en el centro de la vida y despojarnos de nuestros ídolos escondidos". Papa Francisco

No hay comentarios:

Publicar un comentario