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domingo, 29 de enero de 2017

REFLEXIÓN DE DON MANUEL PARA HOY

DOMINGO CUARTO DEL TIEMPO ORDINARIO “A”
 
     Queridos hermanos. El Domingo pasado Jesús nos decía “El Reino de Dios está cerca”. Y debíamos pedirlo, acogerlo y hacerlo posible.“Venga a nosotros tu Reino”.
    
     1.- LAS BIENAVENTURANZAS: DECÁLOGO DE LOS CRISTIANOS.
    -Hoy Jesús nos ha regalado las Bienaventuranzas, y con ellas nos indica la concreción de los valores del Reino de Dios que quiere implantar en la tierra.
     -Las Bienaventuranzas son el Decálogo de los cristianos. El monte de Galilea, donde nos las da Jesús, es el Sinaí de la Nueva Alianza. Las ocho palabras son la realización de las diez palabras del Decálogo, dadas por Moisés al pueblo de Israel.
     -Son las expresiones admirativas con que Jesús felicitaba al pueblo que acogía y empezaba a vivir su Evangelio. Todas ellas son los rasgos de un solo rostro, el de Cristo y el de todo cristiano: Humilde, misericordioso, compasivo, limpio de corazón, justo, dador de paz…
     
     2.- UN PROGRAMA DIFICIL, PERO POSIBLE DE VIVIR.
     Es un  programa de vida difícil de cumplir por nuestra parte, pues somos débiles… Pero no estamos solos. El cristiano cuenta siempre con la presencia del Espíritu Santo en su vida; al que hemos de ser dóciles y estar muy atentos a su voz, a su inspiración.
    
     3.- DEBEMOS TENER UN ESPÍRITU POBRE.
     Para seguir las huellas de Jesús debemos tener un espíritu de pobre;  es decir, tener conciencia de nuestra propia limitación, de la propia debilidad…,de la necesidad de conversión, y ponernos con total confianza y humildad en las manos de Dios Padre: “Sólo tú tienes palabras de vida eterna”
    
     4.- NOS DESCUBREN A DIOS.
     Las Bienaventuranzas buscan mostrarnos como es en el fondo nuestro Dios y como, consecuencia, debemos ser nosotros, sus hijos. Así lo proclama hoy el salmo: “El Señor hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los encarcelados”. Dios prefiere a los pobres y humildes. Dichosos ellos. Dios es su amor.
     Este descubrimiento si tiene que afectar a toda nuestra vida moral. Dios no quiere la pobreza, la injusticia, la guerra… todo lo contrario. Pero cuando uno las padece, apuesta por ellos, lo ama viniendo en su ayuda. Por eso decía su amigo y apóstol Juan: “En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado, sino en que El nos amó primero”
      5.- LA ACTUTUD EVANGELICA.   
      Los cristianos debemos ofrecer al mundo la verdadera dicha y felicidad que nos viene del amor de Dios. En un mundo que busca la felicidad de una manera alocada, y más que felicidad parece buscar el placer, a base de comer, beber…
     ¿Seremos capaces de hacer emerger el mensaje cristiano como una llamada a la felicidad? ¿Nuestro Dios (proclamado y testificado) lo presentamos como amigo de la vida, de la alegría que da respuesta a nuestras máximas aspiraciones, que ama, hace justicia…? ¿Que acrecienta la alegría, aumenta el gozo...?
     Que nuestra presentación del mensaje cristiano no sea de tonalidades oscuras. Dios es luz radiante, y tenemos la inmensa alegría de anunciar de su parte la Buena Noticia. De gritar  y de vivir: “Dichosos los…”
     “Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón se halla inquieto hasta que no descansa en ti”
     Nuestra vida, pues, ha de ser una respuesta coherente con la experiencia de Dios. Nuestra vida ha de ser un canto a Dios en favor de los pobres, de la justicia, la paz, la limpieza del corazón, de la vida…,PUES DE NOSOTROS ES EL REINO DE DIOS.

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