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martes, 28 de junio de 2016

Del Santo Evangelio según San Mateo 8,23-27

¡No tengan miedo!: "En aquel tiempo, Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: "¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!" Él les respondió: "¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?" Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?" Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco

Cuando hay una gran agitación en el mar, el barco se cubría por las olas «¡Sálvanos, Señor, que estamos perdidos!», dicen. ¡El miedo! Incluso aquella es una tentación del diablo: tener miedo de avanzar en el camino del Señor.

Hay una tentación que dice que es "mejor quedarse aquí", donde estoy seguro. Pero esto es el Egipto de la esclavitud!. Tengo miedo de seguir adelante, tengo miedo de hacia donde me llevará el Señor.

El temor, sin embargo, no es un buen consejero. Jesús muchas veces, ha dicho: «¡No tengan miedo!». El miedo no nos ayuda.

Cuando Jesús trae la calma al agitado mar, los discípulos en la barca se llenaron de temor. Siempre, ante el pecado, delante de la nostalgia, ante el temor, debemos volver al Señor.

Mirar al Señor, contemplar al Señor. Esto nos da estupor, tan hermoso, por un nuevo encuentro con el Señor. «Señor, tengo esta tentación: quiero quedarme en esta situación de pecado; Señor, tengo la curiosidad de saber cómo son estas cosas; Señor, tengo miedo». Y ellos vieron al Señor: «¡Sálvanos, Señor, estamos perdidos!» Y llegó la sorpresa del nuevo encuentro con Jesús.

No somos ingenuos ni cristianos tibios, somos valientes, valerosos. Somos débiles, pero hay que ser valientes en nuestra debilidad. Y nuestro valor muchas veces debe expresarse en una fuga y no mirar hacia atrás, para no caer en la mala nostalgia. ¡No tener miedo y mirar siempre al Señor!". (Homilía en Santa Marta, 02 de julio de 2013)

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