HOMILIA DE LA VIGILIA PASCUAL
Queridos hermanos. ¡Aleluya!
¡Felicidades! ¡En hora buena!
¡Alabado sea Dios! Cristo ha resucitado.
¡Alabado sea Dios! Cristo ha resucitado.
Este es el día en que
actuó el Señor. Hoy no celebramos una fiesta, sino la Fiesta por excelencia, el
Día que hizo el Señor. Hoy es el cumpleaños del mundo. Desde hoy se empiezan a
contar todos los días. La Pascua es primavera, el principio de todas las
primaveras. Flores y luces, ¿veis? Es Pascua florida. Floreció Jesús y con Él
floreció la vida… Con Él florecemos todos.
Todo fue obra del
Espíritu de Dios. El sopló con fuerza sobre aquel cadáver impresionante y todo
se llenó de vida. Se levantó de la tierra el Hombre Nuevo. Hoy todas las
iglesias resplandecen con luz y flores nuevas. Es la vida que restalla. Cristo
empieza su vida en plenitud. Y Cristo vivo nos colma des su Espíritu de vida.
Recordamos las
palabras de Jesús a los suyos: “Vosotros
ahora estáis tristes, pero vuestra tristeza se volverá en gozo”. Así fue en
verdad: Llena de alegría a la Magdalena, después de la búsqueda y el llanto. A
Pedro y Juan, después de las carreras nerviosas e inútiles. A los discípulos de
Emaús, después del camino desesperanzado y amistoso. A Tomás, después de sus
dudas y su soledad. A todos los discípulos, después de sus miedos e
incredulidades.
Es una alegría, una
fuente de alegría que el Resucitado introduce en sus entrañas y ya no se
secaría más. Una alegría que nada ni nadie les podría quitar. Así el cristiano
se convertirá en testigo de alegría.
Y es que la
Resurrección de Cristo abre el camino a todo tipo de resurrección. La fuerza de
Dios que removió aquella pesada losa del sepulcro de Cristo, se ofrece a todos,
para que puedan salir de sus propios sepulcros.
Cristo resucitado
anticipa el futuro de la humanidad. También nosotros podemos resucitar desde
ahora, podemos empezar a vivir ya resucitados. Podemos abrirnos a la
Esperanza de un mundo nuevo, esperar que nuestros
mejores deseos se realicen.
A veces nos
desanimamos ante la injusticias, ante el mundo roto y dividido, también
nuestras Iglesias, ante situaciones de mal, de guerras, de hambre... y tenemos
la tentación de gritar: ¿Hasta cuando...?
La respuesta de Dios es
siempre “al tercer día”. Hay un día de muerte y un día de espera. Pero
siempre al tercer día resucitamos. La Resurrección de Cristo es un sí a la vida
y a todas nuestras más profundas aspiraciones. Un sí a la creación sin límites,
un sí de Dios a la vida humana, y un no radical a la vida entendida como
absurdo, como frustración y como sin sentido.
La Pascua es principio
de vida nueva. En el sepulcro queda el hombre viejo, con sus vendas y sudario.
Se echa al fuego toda la levadura vieja. En la Cruz queda clavada la carne
pecadora. Ahora resucitados nos revestimos de Cristo, un traje nuevo y
luminoso. El corazón de piedra se ha transformado en corazón de carne, capaz de
abrirse a todos, de amar a todos.
Pero el paso que hay
que dar sigue siendo doloroso. Cada día tenemos que estar pasando de la muerte
a la vida. Cada día hay que coger los brotes del orgullo y ponerlos a los pies;
cada día hay que despojarse de ambiciones y apegos y echarlos al fuego; cada
día hay que domesticar los instintos de la autosuficiencia e independencia;
cada día hay que controlar las ansias de placer para vivir en libertad, cada día
hay que desarrollar los propios talentos para ponerlos al servicio de la
comunidad; cada día hay que avivar el fuego del amor. Y es que la Pascua se
vive y se celebra cada día. Por ello...
Compromiso
renovador
El que celebra la
Pascua debe ser testigo de la Resurrección: Dar a entender con nuestra vida que
Cristo ha resucitado, ser portadores de la entrega y la alegría de Cristo
resucitado; amará al estilo de Cristo.
Ha de combatir las
larvas de la muerte que se encuentren por doquier...
Ha de comprometerse en
la construcción de una sociedad nueva, redimida, la ciudad de la solidaridad,
el mundo de la alegría, la esperanza y el esfuerzo creador.
No ha de vivir en un
mundo aparte, ni aislarse. Ser sal y fermento. Ser alma del mundo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario