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sábado, 27 de febrero de 2016

REFLEXIÓN DE DON MANUEL PARA EL DOMINGO


DOMINGO TERCERO DE CUARESMA CICLO C

     Queridos hermanos, estamos ya en el centro de la Cuaresma, tiempo de gracia y de conversión a Dios. Es una invitación a mirarnos por dentro, a analizar las raíces profundas de nuestra vida. No basta con una limosna de más o un rezo añadido… Se trata de conocer más y mejor a nuestro Dios, de apegarse a Él y de reconocerle como el Tesoro y lo más importante de nuestra vida…  Hoy la Palabra de Dios proclamada nos da a conocer perfectamente quién y cómo es nuestro Dios:

     A) El Dios cercano, solidario y liberador: “He visto la opresión de mi pueblo…, me he fijado en sus sufrimientos…, voy a bajar a liberarles”. Es el Dios que ve, que oye, que siente. Dios es entrañable, Dios se compadece, Dios también sufre. Y más adelante:

     - “Soy el que soy. He bajado. Yo estaré contigo”. Dios se acerca, ayuda, acompaña. Dios quiere estar al lado del hombre para acompañarlo y ayudarlo. Se hará definitivo y pleno en la Encarnación: Dios con nosotros.

     - Es el Dios que libera, que no tolera ninguna opresión ni esclavitud. He bajado para liberarle. Quiere para todos sus hijos el respeto y la dignidad que merecen, la vida  plena. 

     - La compasión de Dios no se reduce a sentimientos, es enérgica y operativa; su compasión es pasión, fuerza apasionada y liberadora… Cuando Dios se acerca, cuando Dios pasa, se rompen las cadenas, es el principio de la Pascua. Así ocurre hoy con cada uno de nosotros. Nos quiere liberar de toda esclavitud que podamos sufrir, nos quiere orientar y salvar en nuestras dificultades, en nuestra lucha, en nuestras debilidades. Reflexiona, pues.

     B) Es el Dios de la paciencia y la esperanza. Si estamos queriendo conocer a Dios, el Evangelio de hoy nos ofrece otra clave de aproximación: Dios espera coger los frutos en su huerto. Es normal. Ha plantado un árbol, una higuera y la ha cuidado con esmero. Debiera dar frutos buenos y abundantes… Y la higuera no responde a las expectativas. Entonces, el dueño, Dios, en vez de cortarla, aguanta y espera, cultiva y espera, sigue cultivando y espera. Tiene fe en el árbol. Quizá haya que cambiar el cultivo. Dios sigue esperando, un año y otro y otro. Y es que el amor espera siempre, sin límites. Como esperaba el Padre la vuelta del hijo. ¿Cuántos años esperando?

     Cristo que llama a (nuestra) tu puerta, también espera que le abramos. ¿Cuánto tiempo lleva esperando? La imagen de Cristo en la cruz puede ayudarnos a comprender: “Pero, ¿cómo te digo que me esperes, si estás para esperar, los pies clavados?”  

     Una vez decididos, una vez, en su casa, una vez sentidos amados y ¡con qué amor!, nos pide que respondamos con una conversión seria hacia Él y hacia los hermanos.   -Hacia Él, cultivando nuestra vida específica espiritual, nuestra o mejor su relación conmigo. A saber, trato con Él, amistad, relación, conocimiento, confianza: oración y sacramentos.

                    -Hacia los hermanos: Ve, yo te envío para que saques a mi pueblo… Dios quiere mediaciones, necesita de colaboradores… Te necesita a ti para realizar la obra maravillosa de liberar, de salvar al mundo. Para realizar la obra de su amor en nuestros días… Parroquia, familia,…

CONCRETANDO: Dios nos ha repartido con su Espíritu sus dones, sus carismas. Todos estamos llamados a vivir su amor… Pero cada uno en su vocación y de acuerdo con los dones recibidos. Necesitamos replantearnos la vida, hacer nuevos planteamientos…

     La Eucaristía, esta Eucaristía es el Paso de Cristo de la muerte a la vida… Y de cada uno de nosotros de este mundo al Padre. Porque no puede ser mi oportunidad definitiva. Dios, tu Dios, así lo espera.

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