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domingo, 18 de octubre de 2015

REFLEXIÓN DE ESTE DOMINGO DE NUESTRO PÁRROCO


DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO “B” DOMUND

     1.- DÍA DEL DOMUND. Queridos hermanos: Hoy es un día entrañable. Celebramos la Jornada Mundial de las Misiones: el Domund con el lema “Misioneros de la Misericordia”. Es una jornada que nos ayuda a pensar en los países y en el trabajo que realizan miles de misioneros y misioneras, cristianos de nuestra misma Iglesia. Recordamos su compromiso de fe con la justicia y la liberación integral de los pueblos del tercer mundo, y nos dejamos impactar por su valiente testimonio de entrega y de misericordia, a veces, hasta la muerte violenta, como Cristo, rico en misericordia.

     Este año proclamado Año de la Misericordia, el Domund nos invita a buscar el por qué de tanto esfuerzo y sacrificio, a buscar la raíz de la Misión de la Iglesia en el mundo. Y la respuesta es: “Jesucristo, compasivo y misericordioso”. “Misioneros de la misericordia”.              

     2.- NUESTRO MUNDO NECESITA A JESUCRISTO, Palabra, luz para todos los pueblos.  “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande…” decía el profeta.

     Y el Papa Juan Pablo II en su encíclica “Redemptoris Missio” nos decía que si miramos a nuestro mundo veremos “afianzarse en los pueblos los valores evangélicos que Jesús encarnó en su vida: paz, justicia, fraternidad, dedicación a los mas necesitados”.nº3                      Veremos también a millones de personas que buscan el sentido de su vida, de su sufrimiento, y de su muerte.

    Y en el Evangelio hay una respuesta: Jesús nos ha dicho que El “no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida por todos los hombres”. Él quiere y puede satisfacer  la más intima esperanza de la humanidad.       

Así lo explicaba una cristiana: “Hace tres años que me hice cristiana. Y desde que encontré a Jesús todo se me ha vuelto alegría. Todo. No solo la oración o la relación con la Iglesia, sino también todos los quehaceres diarios, todas las preocupaciones y hasta las penas. Todo tiene un sentido nuevo. No puedo quitarme de encima esta alegría. Me sale de dentro, tan natural…”

     Pero, ¿quién hará posible el derecho de toda persona a conocer y amar a Jesucristo y a vivir los valores del Evangelio?

     3.-TODOS LOS CRISTIANOS SOMOS MISIONEROS.

  Anunciar el Evangelio, la Buena Noticia del amor de Dios, es una tarea confiada por Jesucristo a los Apóstoles y a todos los cristianos. Y es lógico: El gozoso anuncio de su amor, al tenerlo y disfrutarlo en nuestras vidas…, debemos darlo y llevarlo: En primer lugar, aquí en nuestro ambiente, trabajando en la “Nueva Evangelización” de nuestros hermanos que se han olvidado de Él y que tiene derecho a conocerle y amarle.

     En segundo lugar, es necesario llevarlo a millones de hombres y mujeres que aún desconocen a Jesucristo y su   mensaje. Pues el conocimiento del Señor les llevará a descubrir su dignidad de hijos amados del Padre, llamados a compartir la gloria de Jesús, el Hijo de Dios.

     La Iglesia, nuestra Iglesia envía misioneros a los pueblos lejanos con el encargo de ofrecerles la Buena Noticia de la Misericordia de Dios mostrada en Jesucristo, su Hijo; los misioneros anuncian a Jesús, reúnen a los creyentes, y así se va construyendo la Iglesia que promueve los valores del Reino de Dios en todo el mundo.  No tienen miedo de dar la vida por aquellos a quienes sirven. Realizan la gran tarea de la Iglesia de Cristo.

     Nosotros los hemos de imitar, evangelizando a nuestros hermanos descristianizados; hemos de interesarnos y cooperar en la misión universal, para que hombres y mujeres de todos los pueblos tengan el derecho cumplido de conocer y amar a Jesucristo.

     4.- LA SANGRE DE CRISTO DERRAMADA POR NOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES.

     Continuemos nuestra celebración recordando las palabras escuchadas hoy en la carta a los Hebreos:“Acerquémonos con seguridad al trono de la Gracia, para alcanzar misericordia. Jesús ofrecerá al Padre su sangre por nosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados”


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