DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO “B”
1º.
VAMOS A LA OTRA ORILLA.
Jesús nos invita a
pasar con Él a la otra orilla. Estamos en una de las orillas del mar. Debemos
subir a la barca de Jesús, atravesar el mar e ir a la otra orilla. Todo un
signo de lo que debe ser nuestra vida cristiana.
¿Cuál es nuestra
orilla ahora?. Cada uno la conoce, conoce sus cosas, sus pobrezas, torpezas:
egoísmos, orgullos, cerrazones, soberbias... la mujer, el marido, el vecino,...
Quizás estemos instalados en nuestra orilla, como si fuese un castillo
inexpugnable... y no nos damos cuenta de que hay la posibilidad de otra orilla
más reconfortante, más gratificante. Jesús lo sabe y por eso nos dice, te dice:
“Vamos a la otra orilla”.No somos nosotros solos, individualmente, los que estamos instalados mal. También el mundo con sus estructuras: “Sálvese quien pueda”, “el negocio es el negocio”, “ese es tu problema”... Esta es la orilla en la que se encuentra aún nuestro mundo. Jesús nos dice a todos:
2. HAY OTRA ORILLA.
El Evangelio entero es una descripción de cómo está proyectado por Dios el hombre y el mundo. Y es Jesús mismo con su manera de vivir, quien nos describe la otra orilla. San Pablo nos decía: “Nos apremia el amor de Cristo... Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió”
Hay otra forma de
existir: “El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado,
lo nuevo ha comenzado”. Jesús está convencido de que podemos
atravesar el mar y llega al otro lado; de que podemos transformar nuestra
manera de vivir y la manera de vivir nuestra sociedad.
3º. SE LEVANTÓ UN FUERTE HURACÁN
Creer en Jesucristo,
pasar con él a la otra orilla, implicar atravesar la tormenta y la tempestad...
“Se levantó un fuerte huracán...” La Iglesia de Marcos (siglo 1º) ya
conoció esta situación. El grupo de los creyentes se hundía: las persecuciones,
las infidelidades, los miedos, el desánimo se apoderó de muchos. Ahora también
encontramos dificultades que nos parecen insuperables para atravesar el mar de
los egoísmos personales y sociales...
Quien mejor conoce
estas dificultades es Jesús. Jesús se ha dejado la piel. Quizás en este
temporal tendríamos que dejar: bolsillo, cargo, fama, comodidades, seguridades
aparente... Cuando hayamos perdido muchas de estas cosas, acudiremos a Jesús
para decirle: “¿No te importa que nos hundamos?”
4º. SILENCIO, CÁLLATE.
El final es seguro e
impresionante: “Cristo murió por todos... y resucitó por ellos”. “El viento
cesó y vino una gran calma”. Como dice Job: “El Señor cerró el mar con
una puerta... y le dijo: Hasta aquí llegarás y no pasarás”. Jesús es el
Señor de quien habla Job.
Pero, ¿quién es este?, se preguntaban aquellas gentes. Nosotros podemos
responder: Este es el Señor, que ha hecho el cielo, la tierra, el mar y cuanto
contienen.
Saldremos a la calle, casa, escuela, fábrica, oficina...: Lo diremos con hechos
y palabras. Que Cristo nos ayude con la intercesión de su Madre, la Virgen
Maria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario