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jueves, 25 de diciembre de 2014

REFLEXIÓN DE DON MANUEL


NAVIDAD DE 2.014

 

              Queridos hermanos. ¡Feliz Navidad! ¡Feliz, por lo que sucede (ha sucedido) esta noche, que llamamos Buena. Esta es, efectivamente, la NOCHE BUENA, la noche en que ocurre un suceso único, porque nada mejor puede suceder. En esta noche-día las promesas de Dios se cumplen y  las esperanzas de las personas se realizan.

 

-Noche Buena, porque el cielo nos da todo lo bueno, lo mejor.

-N. B., porque Dios mismo se ha dado a nosotros y ese don será ya definitivo. Porque Dios se hace “Enmanuel”, Dios con nosotros.

-N. B., porque en ella la naturaleza humana ha alcanzado la perfección. Dios está al alcance del hombre.

-N. B., porque en ella el cielo y la tierra se reconcilian definitivamente, porque ya resulta más fácil perdonarse, porque se abre la puerta a todos los que llaman, porque se está más cerca de los que sufren.

-En definitiva, porque el amor de Dios ha sido derramado en todos los corazones humanos y una ola de ternura, paz y alegría y de buenos deseos recorre la faz de la tierra. Porque ¡TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO QUE LE DA A SU HIJO ÚNICO!

 

              ¿Hay alguien, pues, que se pueda considerar más rico que yo? Si tengo a Dios tengo todo: “Quien a Dios tiene, nada le falta”. Dios es mío y, por tanto, todas las riquezas son mías. Así lo expresaba San Juan de la Cruz: “No me quitarás, Dios mío, lo que una vez me diste en tu Único Hijo Jesucristo, en quien me diste todo lo que quiero. Míos son los cielos y mía la tierra. Mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores. Los Ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías. Y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí”

 

              En estos entrañables días..., y en AGRADECIMIENTO al amor de Dios, todos queremos RENOVARNOS, hacer buenos propósitos de ser mejores, más humanos, más cristianos. Mirando, contemplando a ese Niño que se nos ha regalado, nos sentimos forzados a imitarle. Contemplando su Misterio de amor, descubrimos su sentido para nuestra vida:

 

                           -Nace desnudo para que tú puedas despojarte de ti mismo. Podía nacer vestido con todo su poder y gloría; pero se despoja de sus atavíos reales, de sí mismo. Quería marcarnos el camino de nuestra restauración, y la raíz más difícil de sanar es la del propio yo: un yo herido que nos arrastra a la prepotencia, al egoísmo puro...           

              -Nace pobre para que tú puedas considerarle como la única riqueza. “Siendo rico, se hizo pobre por nosotros”. Ha querido curarnos de nuestra pasión posesiva, de nuestras ansias de tener... Enseñarnos que los verdaderos tesoros no son las cosas, sino las personas..., llenarse de amor.

              -Nace pequeño para que no busquemos dominar a los demás. El Dios grande se hace pequeño, un niño indefenso, en el último rincón del mundo. Escoge el último lugar y quiere ser servidor de todos, ponerse a los pies de todos. Dios quiere estar debajo de todos, para que aprendamos a ser como Dios; es decir, a no dominar a nadie, a servir a todos, a compartir con todos, a amarlos.

              Nace débil para que no tengas miedo de acercarte a Él. Decimos que Dios es Todopoderoso; pero todo el poder y la fuerza de Dios están en el poder y la fuerza de su amor, que no se impone, sino que se entrega. Un Dios débil para compartir nuestras debilidades; para que no tengamos miedo y podamos acariciarle y besarle; para que nos acerquemos a Él con toda confianza.

              -Nace en un pesebre para que comprendamos que está a disposición de todos. No todos podían acercarse a Dios, sólo los privilegiados (Moisés...) No nació en un palacio..., sino en un pesebre, en un portal, establo de animales, para que todo el mundo pueda acudir a Él; para ponerse a disposición de todos, en especial de los pobres, enfermos y pecadores...

              -Nace por amor para que tú nunca dudes de su amor. Sólo desde el amor y para amar, ha bajado Dios del cielo a la tierra. Y el amor no tiene motivaciones, ni busca interés alguno. Nos ama porque sí. A ver si aprendemos de una vez para siempre que Dios nos ama siempre pase lo que pase… Que Dios es amor.

 

              Esta es la Buena Noticia, la gran alegría que celebramos en la Liturgia,  en la Eucaristía de esta Noche Buena, de esta Navidad. Porque Dios se ha hecho carne, puede ser también el pan y el vino que alimenta y alegra nuestro corazón, nuestro camino de cada día, nuestro amor gracioso a todos los hermanos, hasta la vida eterna.

 

              Con Jesús, con su amor... podremos caminar como María, su Madre y nuestra Madre, con plena fidelidad a los planes de Dios.

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