DOMINGO TERCERO DE
ADVIENTO
: Nos
acercamos a la Navidad, fiesta de gozo y de alegría. Ya estamos en el tercer
Domingo de Adviento, conocido como el
Domingo de la Alegría, por la cercanía del Nacimiento de Jesús, que viene
Ungido, lleno del Espíritu de Dios para h
Queridos hermanos hacer un mundo, la creación nueva.
Así lo hemos pedido en
la Oración a Dios: “... concédenos llegar a la Navidad, fiesta
de gozo y salvación, y poder celebrarla con alegría desbordante”. Y así nos
lo ha recomendado San Pablo: “Estad siempre alegres”
Pero, ¿podemos vivir hoy alegres? ¿Tenemos
derecho a estar alegres? Cuando en nuestro mundo hay tantos problemas:
Inseguridad, hambre, violencia, muertes, guerras, pisoteada la dignidad de
muchas personas... ¿Podemos ser felices cuando tantas personas lo pasan mal?
Quizá nosotros mismos.
A pesar de todo San Pablo, desde la cárcel, nos ha
repetido: “Estad alegres”. Lo que
significa que la alegría es posible siempre; y que debemos vivirla tocando con
los pies en el suelo, es decir, sin olvidarnos de los problemas que nos rodean,
sin evadirnos de ellos. Los cristianos debemos vivir y reivindicar siempre
la alegría, porque creemos y
tenemos esperanza, y nuestra fe no se cimienta artificialmente. ¿De dónde saca,
pues, el cristiano su alegría, en medio de los problemas...? ¿Dónde está su fuente?
La alegría del
cristiano es una actitud permanente que brota de su fe, de poseer en su vida al Señor. Así lo expresa la palabra de Dios
hoy: “Desbordo de gozo con el Señor y me
alegro con mi Dios, porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en
un manto de triunfo”. “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me
ha ungido”. El Espíritu del Señor es como un ungüento que penetra hasta lo
más profundo del ser; y purifica, suaviza, alimenta, alegra, ilumina, enciende,
perfuma, fortalece.
¿Hay alguien que esté
empapado totalmente de este crisma del Espíritu? ¿En quien el Espíritu repose
en plenitud? Sí, Cristo, el Ungido, el Mesías. Él es el empapado de Espíritu que
le capacita para amar sin límites, que le resucita y lo lleva al Padre; que lo
glorifica. Y es Cristo el que viene a nacer en el mundo para darnos todo.
El cristiano, por el bautismo, es aquel a quien ha llegado el óleo
del Ungido. Una sola gota del mimo puede curar todas las heridas, suavizar
todas las asperezas, fortalecer todas las debilidades, limpiar todas las
impurezas...
El Espíritu del Señor que desborda y produce sus frutos hacía
fuera: - Dar la Buena Noticia a los
que sufren, libera, conforta...
- Vendar los corazones desgarrados.
Nada son las heridas del cuerpo, comparadas con los desgarros del corazón
(soledad, insatisfacción, desengaños, desamor, desesperanzas). Hay muchos
heridos, que necesitan buenos samaritanos.
- Proclamar amnistía y libertad a los
cautivos. “Donde está el Espíritu, allí
hay libertad”. Prisioneros, hoy...
-
Proclamar el año de gracia del Señor: misericordia, perdón, benevolencia,
Nada de deudas ni castigos; sólo gracia. Cada día.
Así pues, como
cristiano, la alegría la encuentras en
tu propio corazón, donde viene a posarse el Espíritu del Señor, que lo hace
limpio, vacío de cosas, lleno de nombre de personas. Toda la gente, todo el
mundo puede estar en tu propio corazón. En él se decide el secreto de tu
alegría, porque tiene al Señor y con el a todo el mundo.
Asó ocurrió en Juan Bautista, el primer Evangelista, que anunció antes que nadie
la Buena Noticia de Jesús, Mesías-Salvador. ¿Quién eres? “Yo soy la voz que grita”. Estoy hecho para decir un mensaje. “Soy un grito de esperanza, de vida, de
alegría”. Mi única misión: Decir que el Esperado ya está aquí. Abrirle el
camino del corazón. El primero que ha captado el perfume del Ungido, y da el
grito de alerta.
Y un cristiano, ¿qué es?, ¿cuál es su nombre?, ¿cuál es su
misión? UNGIDO, ANUNCIAR A CRISTO, al que está vivo entre nosotros, en
mí... Es evangelista y testigo. Por ello, acude a la fuente que es la
Eucaristía para beber y acrecentar su vida divina hasta desbordar, para que
otros (todos) se inunden también de la vida de Dios, de su amor, de la
verdadera alegría. COMO MARÍA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario