CONTACTA CON NOSOTROS

Todos los que queráis mandarnos vuestros comentarios y sugerencias podéis hacerlo a: parroquiasanpablo2011@gmail.com

domingo, 14 de diciembre de 2014

REFLEXIÓN DE DON MANUEL

DOMINGO TERCERO DE ADVIENTO
 
: Nos acercamos a la Navidad, fiesta de gozo y de alegría. Ya estamos en el tercer Domingo de Adviento, conocido como el Domingo de la Alegría, por la cercanía del Nacimiento de Jesús, que viene Ungido, lleno del Espíritu de Dios para h
                        Queridos hermanos hacer un mundo, la creación nueva.
              Así lo hemos pedido en la Oración a Dios: “... concédenos llegar a la Navidad, fiesta de gozo y salvación, y poder celebrarla con alegría desbordante”. Y así nos lo ha recomendado San Pablo: “Estad siempre alegres”
                        Pero, ¿podemos vivir hoy alegres? ¿Tenemos derecho a estar alegres? Cuando en nuestro mundo hay tantos problemas: Inseguridad, hambre, violencia, muertes, guerras, pisoteada la dignidad de muchas personas... ¿Podemos ser felices cuando tantas personas lo pasan mal? Quizá nosotros mismos.
                        A pesar de todo San Pablo, desde la cárcel, nos ha repetido: “Estad alegres”. Lo que significa que la alegría es posible siempre; y que debemos vivirla tocando con los pies en el suelo, es decir, sin olvidarnos de los problemas que nos rodean, sin evadirnos de ellos. Los cristianos debemos vivir y reivindicar siempre la alegría, porque creemos y tenemos esperanza, y nuestra fe no se cimienta artificialmente. ¿De dónde saca, pues, el cristiano su alegría, en medio de los problemas...? ¿Dónde está su fuente?
                        La alegría del cristiano es una actitud permanente que brota de su fe, de poseer en su vida al Señor. Así lo expresa la palabra de Dios hoy: “Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios, porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo”. “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido”. El Espíritu del Señor es como un ungüento que penetra hasta lo más profundo del ser; y purifica, suaviza, alimenta, alegra, ilumina, enciende, perfuma, fortalece.
                        ¿Hay alguien que esté empapado totalmente de este crisma del Espíritu? ¿En quien el Espíritu repose en plenitud? Sí, Cristo, el Ungido, el Mesías. Él es el empapado de Espíritu que le capacita para amar sin límites, que le resucita y lo lleva al Padre; que lo glorifica. Y es Cristo el que viene a nacer en el mundo para darnos todo.
                            
                        El cristiano, por el bautismo, es aquel a quien ha llegado el óleo del Ungido. Una sola gota del mimo puede curar todas las heridas, suavizar todas las asperezas, fortalecer todas las debilidades, limpiar todas las impurezas...
                        El Espíritu del Señor que desborda y produce sus frutos hacía fuera: - Dar la Buena Noticia a los que sufren, libera, conforta...              - Vendar los corazones desgarrados. Nada son las heridas del cuerpo, comparadas con los desgarros del corazón (soledad, insatisfacción, desengaños, desamor, desesperanzas). Hay muchos heridos, que necesitan buenos samaritanos.
                              - Proclamar amnistía y libertad a los cautivos. “Donde está el Espíritu, allí hay libertad”. Prisioneros, hoy...
                              - Proclamar el año de gracia del Señor: misericordia, perdón, benevolencia, Nada de deudas ni castigos; sólo gracia. Cada día.
                        Así pues, como cristiano, la alegría la encuentras en tu propio corazón, donde viene a posarse el Espíritu del Señor, que lo hace limpio, vacío de cosas, lleno de nombre de personas. Toda la gente, todo el mundo puede estar en tu propio corazón. En él se decide el secreto de tu alegría, porque tiene al Señor y con el a todo el mundo.
                        Asó ocurrió en Juan Bautista, el primer Evangelista, que anunció antes que nadie la Buena Noticia de Jesús, Mesías-Salvador. ¿Quién eres? “Yo soy la voz que grita”. Estoy hecho para decir un mensaje. “Soy un grito de esperanza, de vida, de alegría”. Mi única misión: Decir que el Esperado ya está aquí. Abrirle el camino del corazón. El primero que ha captado el perfume del Ungido, y da el grito de alerta.
                        Y un cristiano, ¿qué es?, ¿cuál es su nombre?, ¿cuál es su misión?  UNGIDO, ANUNCIAR A CRISTO, al que está vivo entre nosotros, en mí... Es evangelista y testigo. Por ello, acude a la fuente que es la Eucaristía para beber y acrecentar su vida divina hasta desbordar, para que otros (todos) se inunden también de la vida de Dios, de su amor, de la verdadera alegría. COMO MARÍA.



No hay comentarios:

Publicar un comentario