“JESÚS SE PUSO A CAMINAR CON ELLOS” (LC. 24,15)
Un saludo
afectuoso a todos aquellos cuya vida y actividad están relacionadas con la
carretera: camioneros, taxistas, conductores de autobuses, de autocares, de
ambulancias, guardia civil, policía de tráfico; y como no, a la Hermandad de
San Cristóbal de Baeza, y a todas las personas que pasáis gran parte de vuestro
tiempo al volante. Que la paz y la bendición del Señor os acompañe siempre
Este año el
lema elegido por la Iglesia para la
Jornada de la Responsabilidad en el Tráfico en la Fiesta de San Cristóbal, lo
ha tomado del evangelio de san Lucas, y hace referencia al camino que Jesús
Resucitado hizo con dos de sus discípulos cuando iban hacia Emaús,
desesperanzados y llenos de dudas y de tristeza por la muerte de su amigo
Jesús. Dice el texto: “Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se
acercó y se puso a caminar con ellos…”
Os invito a
que todos nos veamos reflejados en este episodio del camino de Emaús, pues
todos pasamos parte de la vida en el camino; vosotros, más en la carretera.
Como los dos discípulos de Emaús, en el camino de ida, podemos pasar por
momentos de desánimo, de tristeza, de honda preocupación, de falta de esperanza
de huida, o de mal humor, que se manifiesta en nuestro comportamiento, a veces
agresivo, otras, competitivo y, en la mayoría, indiferente.
En esa
situación necesitamos encontrarnos con alguien a quien contar nuestras penas y
preocupaciones. Necesitamos a alguien que nos escuche y nos diga palabras de
aliento; a alguien que de sentido a nuestras lágrimas y nuestros fracasos.
Necesitamos al Amigo Jesús, que nos dijo “Yo estaré con vosotros hasta el fin
del mundo”. Ya San Juan de Ávila nos invitaba a acogerlo diciéndonos:“Trátalo
bien, que es Hijo de buena Madre”.
Por ello el
Papa Francisco nos invita “a cada cristiano” en cualquier lugar o situación en
que se encuentre a renovar su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a
tomar la decisión de dejarse encontrar con Él y de intentarlo cada día sin
descanso, porque “nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor”.
Él es el amigo que nunca falla.
Ahora bien
hacer el camino con Jesús nos lleva también a aceptar a otros como hermanos.
Por eso, cuando nos ponemos al volante, debemos respetar a los demás
conductores y tratar a los demás como yo quiero que me respeten y me traten.
Mejor aún, como el Señor me trata a mí. No puedo olvidar las normas de cortesía
y de caridad para con el prójimo. San Pablo nos explicaba cómo debe ser ese
amor, también para la carretera: “El amor es paciente, es benigno; el amor no
tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se
irrita; no lleva cuenta del mal… Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta” (1Cor. 13, 4-7).
Dejémonos acompañar por el Señor como amigo y maestro,
en nuestro camino; escuchemos su palabra, acojamos su don. Cambiarán nuestra
vida y nuestro comportamiento con cuántos nos encontremos en el camino. Y que
siempre tengamos muy presentes en nuestro caminar la intercesión de la buena
Madre María y del buen amigo de Jesús, San Cristóbal.
D. Manuel Peláez Juárez, párroco de San Pablo.
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