SAN ISIDRO, PATRONO DE
LOS AGRICULTORES
Ilmo.
Sr. Alcalde, Excelentísimas autoridades, Hermano Mayor y Junta de Gobierno de
la Hermandad de San Isidro. Queridos devotos, amigos agricultores y vecinos de
Baeza. Queridos hermanos todos. Celebramos a San Isidro, proclamado por el Papa
bueno y elevado a los altares, Juan XXIII, en el año 1.960, Patrono de los
labradores y ganaderos.
Y lo
celebramos en este tiempo de primavera, de
Pascua de Resurrección y también de crisis económica, cuando todos nos
preguntamos que debemos hacer para abrir caminos nuevos, para nosotros, nuestra
sociedad y nuestro mundo. Creo que
celebrar a San Isidro, recordar su vida testimonial, hoy, nos puede ser muy
útil para ver donde poner los acentos de nuestra vida.
El
Concilio Vaticano II nos decía: “Las
Fiestas de los Santos proclaman las maravillas
de Cristo en sus servidores, y proponen ejemplos oportunos a la
imitación de los fieles”.
Ante
la figura de San Isidro, la actitud correcta es la de sentirnos protagonistas,
llegando a la conclusión: También yo puedo hacer y vivir lo que él hizo y
vivió, ser un hombre o una mujer de Dios.
Hemos
de tratar de vivir con seriedad el doble precepto evangélico del amor a Dios y
al prójimo como lo hizo San Isidro; y hemos de tratar de vivirlos hasta las
últimas consecuencias.
Razones: Y esto por ser consecuentes. En primer lugar, porque hemos sido
creados a “imagen y semejanza de Dios”,
que es amor… Y en segundo lugar, porque en Cristo se nos ha dado a los
cristianos un ser nuevo, una personalidad nueva, una savia nueva, que se va
gestando y desarrollando a medida que vamos actuando según el Espíritu de
Cristo, de tal manera que lleguemos a reproducirlo en nosotros.
Tanto en Jesucristo, como en su discípulo Isidro, vemos dos actitudes
básicas:
A)
UN AMOR TOTAL A DIOS PADRE. No se trata de cumplir. Con los seres queridos no
se limita uno a cumplir. Cumplir con una persona significa muchas veces
quitársela de encima.
Lo único que vale es el amor que salta todas las
vallas y rompe todas las barreras, hasta llegar a la plenitud de la donación
gratuita. Nunca se puede decir basta en el amor; y tampoco cabe la mediocridad.
B)
UNA RENUNCIA: Este amor total, este enamoramiento de Dios, de quien procede
todo bien, nos llevará a la actitud de renuncia. Renuncia a una vida (mala
vida), centrada en uno mismo. Se trata de salir de uno, para darse como Cristo,
sin condicionar nuestra entrega. Se trata de renunciar a todo lo que nos
esclaviza y nos cierra sobre nosotros
para salir de nuestra pequeñez y encontrarnos amando a Dios y a nuestros
hermanos. Se trata, pues, de romper con todo lo que pueda impedirnos entrar
en la profundidad del amor y en el gozo
del amor.
C)
UN ESTILO: Y este camino de amor con un estilo, el de Cristo. A medida que
avancemos por este camino, hemos de ir sintiendo el gozo y la alegría del amor.
Ello nos mantendrá siempre en vilo. Por ello se trata más de una actitud que de
obras sueltas. Es toda la vida la que es heroica, santa; es todo el ser el que
es santo. ¿Por qué hemos de poner límites donde no los hay?
En
un mundo como el nuestro, preocupado excesivamente por la técnica y el progreso
material, San Isidro nos propone unos valores más profundos, humanos y
cristianos a la vez: la oración, la paz interior, la
profundidad de la contemplación, la entrega y generosidad a los demás.
San
Isidro, maestro y patrono nos ofrece UNAS CLAVES siempre permanentes para
caminar aspirando siempre a la meta: La Cruz, el libro y el arado; o lo que es
lo mismo: Dios y su amor en nuestra vida: la cultura, que eleva nuestra
dignidad, y el trabajo, que crea y redime cuando se realiza con amor y como
servicio.
Porque
creemos e intentamos vivir estos valores, encarnados en San Isidro, hoy hacemos
fiesta en su honor, celebrando la obra de Dios en nuestra historia y pidiendo
por intercesión de San Isidro, que un día lleguemos a la meta: la Pascua
eterna.
Al
celebrar hoy la Eucaristía, anticipamos lo que un día se nos revelará en
plenitud, pues en ella Jesús nos pasa de la muerte a la vida.
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