DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO “A” HAMBRE
Queridos hermanos celebramos este Domingo, segundo del mes de Febrero,
como ya es habitual, la Jornada Nacional de Manos Unidas, Campaña contra el
hambre, nº 55 con el lema: UN MUNDO NUEVO, PROYECTO COMÚN. Se quiere subrayar
que el hambre como problema mundial requiere igualmente de una solución mundial
y de una alianza muy sólida de todos, tanto los países desarrollados como los
que están en desarrollo
En el
cartel de este año, aparecen numerosas siluetas relativas a la educación, la
sanidad, el trabajo, la igualdad, el comercio justo, la paz, el voluntariado,
la justicia… y otras formando un planeta que construimos entre todos, con una
imagen central que expresa crecimiento en fraternidad y en paz. Tanto el cartel
como el lema nos quieren transmitir que todos estamos involucrados en este
nuevo proyecto de sociedad.
Hacia
ese proyecto fraterno avanzamos en Manos Unidas desde sus orígenes, hace más de
cincuenta años, y para hacerlo posible hacen falta cambios tanto individuales
como estructurales. Podemos avanzar hacia él, humanizando nuestras relaciones,
desterrando la “lógica del interés” y cultivando la “lógica del don”,
promoviendo a cultura del “cuidado del otro” frente a la insensibilidad ante el
sufrimiento, adoptando estilos de vida más austeros, comprometiéndonos ante las
necesidades que observamos o implicándonos en los trabajos de aquellas personas
que ayudan a hacer presentes en nuestra sociedad los valores del evangelio.
El
Papa Francisco en su reciente exhortación apostólica Evangelii gaudium nos
habla de los cambios sociales que necesitamos. Clama contra una “economía de la
exclusión”, que “considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo
que se puede usar y luego tirar” y en la que “los excluidos no son explotados,
sino desechos, sobrantes”. Igualmente denuncia una “economía sin un rostro y
sin un objetivo verdaderamente humano”, así como el “consumismo desenfrenado
unido a la iniquidad”.
“Ya no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del
mercado. El crecimiento en equidad exige algo más que el crecimiento económico,
aunque lo supone; requiere decisiones, programas, mecanismos y procesos,
específicamente orientados a una mejor distribución del ingreso, a una creación
de fuentes de trabajo, a una promoción integral de los pobres que supere el
mero asistencialismo”
¿No
será que los esfuerzos que nacen solo de los hombres acaban fracasados por
nuestra fragilidad y pecados? Solo la luz que viene de lo alto, testimoniada
por el profeta Isaías, es capaz de iluminar nuestros corazones en el camino de
la paz y del verdadero desarrollo de los pueblos. Los fieles cristianos somos
sal y luz, testigos de la caridad de Cristo, y estamos llamados a llevar esa
luz y sabiduría en el trabajo, con todos los hombres, por un mundo mejor.
Por
eso Manos Unidas, expresión de la caridad de Cristo, quiere seguir dando
respuesta a todas las necesidades de los hombres. Su apoyo llega a comunidades
humanas muy desfavorecidas en más de cincuenta
países, y este ingente trabajo es posible gracias a tantas personas como la
apoyan de distintas maneras, con voluntariado y con contribuciones económicas.
Los que
colaboramos desde aquí, junto con quienes lo hacen allí, en el sur, atendiendo
a la buena marcha de los proyectos (entre ellos los misioneros) y las
comunidades destinatarias, unidos, formamos una hermosa imagen de ese “mundo
nuevo” al que aspiramos.
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