SOLEMNIDAD DE TODOS
LOS SANTOS
Hoy celebramos la Solemnidad de
todos los Santos con esta pregunta: ¿Qué son y que suponen los Santos para
nuestra vida?
LOS
SANTOS NOS AYUDAN EN NUESTRO CAMINO
Y nosotros podemos estar
orgullosos de pertenecer a una familia, la Iglesia de Jesús, que ha sabido dar
a la humanidad personas tan llenas de valores. Y sentirnos estimulados a
imitarles en la vida y animados a pedirles su ayuda, porque son los mejores
intercesores ante Dios.
· EN LOS SANTOS HONRAMOS
A DIOS. Los santos son los que mejor han
acogido en su vida el proyecto de Dios y lo han intentado cumplir
radicalmente... En ellos nos muestra Dios su presencia en la historia de la
humanidad que a veces aparece tan pobre. Vale la pena celebrar a estos Santos y
dar gracias a Dios por ellos.
· EL MEJOR FRUTO DE LA
PASCUA DE CRISTO. Los Santos son los
mejores discípulos en la escuela de Cristo. Son el mayor éxito de Cristo Jesús,
Maestro. Han sabido escuchar su Palabra y ponerla en práctica. Se han tomado en
serio las bienaventuranzas y el amor ... que Cristo propuso a sus seguidores.
Por ello, recordar y honrar a los Santos, empezando por María, la Virgen Madre,
es honrar al mismo Cristo, que es la Cabeza de ese cuerpo, la Iglesia, que
desde hace veinte siglos esta siendo signo de la presencia de Cristo.
· UN DON DEL ESPÍRITU A
LA IGLESIA. El Espíritu de Dios, al que
llamamos “Santo”, esta comunicando a la Iglesia y, por ella a toda la
humanidad, su luz, su gracia, su amor, en esos Santos que llenan la historia.
Unas veces es el Espíritu de la verdad y de la sabiduría quien suscita en su
Iglesia hombres y mujeres llenos del saber de Dios, que consideramos “doctores
y doctoras” de la Iglesia. Otras, es el
Espíritu de amor quien mueve a los Santos a dedicarse por entero a los pobres y
enfermos. O el Espíritu de la fortaleza, quien les da fuerza en el testimonio
del martirio en los momentos de persecución...
El
Espíritu sigue animando a su Iglesia. Sus frutos se ven en esas personas y en
sus obras que ellos, muchas veces con admirable herencia de instituciones, han
puesto en marcha.
· ORGULLO PARA LA
COMUNIDAD ECLESIAL. La Iglesia puede con
razón estar orgullosa de los Santos. No han sido personas de otro planeta,
héroes, sino creyentes que desde la vida monacal o en medio del mundo han
vivido el Evangelio de Jesús y lo han traducido en obras.
Empezando
por la Virgen Maria de Nazaret... Luego, unos han sido papas y obispos, otros
en la vida religiosa; otros muchos la vida matrimonial, con diversas
profesiones. Muchos han sido mártires, siendo coherentes con su fe… Algunos
hicieron milagros extraordinarios. Otros fundaron familias religiosas o dejaron
escritas obras admirables. La mayoría han pasado a la historia por la amable
entrega a los demás y la sencillez de su vida cristiana. Campeones de medallas de oro, plata y bronce
por sus valores humanos y cristianos.
· INVITACIÓN A LA
CONFIANZA EN LA HUMANIDAD. En unos momentos en que podemos caer en el
pesimismo, porque los valores de la fe se van perdiendo, porque los valores de
la familia y las vocaciones al sacerdocio o religiosa no tuvieran demasiado
futuro, mirar y celebrar a los Santos nos puede hacer recuperar la esperanza y
la confianza. Los Santos no son teorías: son ejemplos vivos de muchísimas
personas que sí han sabido vivir según Dios.
Esas
personas de todos los tiempos, también del nuestro, nos lanzan un reto a
nosotros y nos invitan a seguir el mismo camino de honradez y de coherencia en
nuestra vida de cristianos.
*SIGUE
HABIENDO SANTOS. Nuestros Beatos Mártires,
Santos de familias, Maximiliano Kolbe, Teresa de Calcuta, Juan Pablo II…
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