HOMILIA: HOY ES
DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA
Estamos afrontando un momento
crucial, un nuevo camino, que tiene unos rasgos muy complejos para llevar a
cabo la labor de la Iglesia en nuestra sociedad y para disponer de los recursos
económicos suficientes.
En este día, la Iglesia nos quiere llamar la atención personal y
comunitaria con el lema elegido para este año: “LA IGLESIA CONTRIBUYE A CREAR UNA SOCIEDAD MEJOR”
Sí, la Iglesia, todos y cada uno de
los cristianos estamos llamados a ser la luz y la sal que ilumine y dé sentido
a este mundo, a destruir el mundo viejo, herido por el pecado y por el mal.
Cristo, a través de nuestras vidas, está renovando este mundo, sembrando en el
corazón del hombre el Amor. Y su Iglesia es el instrumento de Dios para
realizar entre los hombres la renovación y la construcción del cielo nuevo y de
la tierra nueva que todos deseamos.
Pero, en concreto, ¿qué hace
la Iglesia?:
- Todos los días:
Anuncia la Palabra de Dios. Todos los días Obispos, sacerdotes, profesores,
catequistas... dedican sus horas al trabajo de proclamar la Buena Noticia del
amor de Dios... “Pues no solo de pan vive el hombre...”
- Todos los días:
Santifica mediante los sacramentos a quienes acuden a ella; abre los templos,
celebra la Eucaristía y la Penitencia, la unión de los matrimonios en el amor
de Dios, consagra la vida de los sacerdotes y religiosos y celebra la Unción de
enfermos y lleva el Viático a casa de los impedidos.
- Todos los días
abre su amor (su corazón) al necesitado de cultura, de lugares, de promoción
social al necesitado de bienes y a los pecadores. En definitiva, realiza y
anticipa un mundo nuevo, el Cielo nuevo y la Tierra nueva, que Jesucristo
culminará con su venida gloriosa al final de los tiempos.
En este día de la Iglesia Diocesana,
es una buena ocasión para reflexionar y preguntarnos sobre el Misterio de la
Iglesia y tomar conciencia de nuestra identidad y de nuestra misión en ella.
Debemos preguntarnos qué es
la Iglesia y que no es:
- No es como un
como un supermercado, donde se compra lo que interesa y a un precio. Dios, en
su Hijo Jesucristo, da gratis y no podemos comprarlo ni comprarle.
- No es el
sacerdote que me cae simpático... y me atiende, o antipático y no me escucha...
- No es el lugar
donde encaro mi misa o funeral, o donde reside mi Imagen preferida...; en
definitiva donde me sirven a mi capricho, con muchos derechos y pocas
obligaciones.
- Es la comunidad
de los creyentes en Cristo Jesús, nuestro Dios y Señor. Comunidad de personas
que se comunican entre sí, porque tienen y viven una misma fe; que se siente
solidaria de los hermanos, que avanza hacia un mundo nuevo, en el camino de la
unidad.
- Una comunidad
que tiene como fin el mismo que Cristo: salvar a los hombres, a todo hombre.
Sacramento de salvación en y para el mundo. “Vosotros
sed como el Hijo del Hombre, que no ha venido al mundo a servir y no a ser
servido”.
- Y esa Iglesia
de Cristo somos nosotros, todos los bautizados. Es, por tanto, nuestra y
nuestra su tarea y actividad; y nuestras sus necesidades.
- De acuerdo con
esto, el Evangelio de hoy nos hace una buena llamada a la generosidad: las
cualidades regaladas por Dios a cada uno, son para ponerlas a fructificar, para
el bien común, para la construcción del Reino.
- Se nos pide,
exige: una comunicación cristiana de bienes permanente, procurando con ella los
servicios de promoción, ayuda y subvención de todas las realidades internas de
la Diócesis: Seminario, Instituto Diocesano de estudios pastorales, curia,
delegaciones, administración, obras de templos y parroquias más necesitadas.
- Se nos pide
también la disponibilidad de nuestra persona y de nuestro tiempo para las
tareas de apostolado en nuestra parroquia, en nuestro arciprestazgo y en
nuestra Diócesis.
- VINCULACIÓN CON
LA EUCARISTÍA.
- La Eucaristía es y produce la Comunión; y la comunión es así mismo participación y tiene su expresión visible en la comunicación cristiana de bienes y de servicios. Por ello, la Eucaristía que ahora celebramos realiza la comunión y nos exige la comunicación de nuestros bienes.
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