El Pecado es sobre todo des-amor
Es siempre un desorden (nos separa del fin para el que hemos sido creados); es siempre una desobediencia (a la legítima autoridad de nuestro Padre Amoroso); es siempre un menosprecio de la Pasión y Muerte de Cristo, que sufre para purificarnos y levantarnos. Pero, sobre todo, es desamor, ingratitud, pobreza de corazón, falta de correspondencia amorosa al Amor que Dios constantemente nos demuestra. Pero Dios es siempre fiel, no nos abandona y, a pesar de los pesares, ha dispuesto los medios para alcanzar su perdón y vivir su misma Vida: la Confesión, el sacramento de la Penitencia y de la alegría. "Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia (el perdón)" (Romanos, 5, 20). Nunca somos tan grandes como cuando nos ponemos de rodillas.
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